Mi propio reloj mental hizo que abriera los ojos de una forma lenta, moví mis piernas inconscientemente y pude sentir el leve dolor en la entrepierna. En lugar de hacer una mueca de dolor, una sonrisa se dibujó en mi rostro, esa era la prueba que lo que había ocurrido no había sido un sueño. Giré con la esperanza de encontrarme con Alfonso dormido, o al menos sentado en un pequeño sofá de cuero en una de las esquinas, pero estaba totalmente sola en la habitación. Tal vez estaba en algún otro lado del departamento, o quizás en el baño. Me levanté sin cubrirme con nada, me encontraba sola y por lo visto mi vestido se hallaba roto y desaparecido.
Caminé hacia un gran espejo tallado el contorno en madera que había a uno de los lados. Quedé boquiabierta cuando me vi fijamente en el espejo, no porque presentaba alguna clase de herida o cosa por el estilo, sino que me hallaba... diferente, pero una diferencia... bella. Había chupones sobre toda la piel de mi cuerpo, eran rastros de Alfonso, mis labios estaba ligeramente rojos e hinchados e incluso mi cuerpo parecía haber dado un cambio radical al de una mujer. Ahora lo era, ahora era una mujer en todos los aspectos que podía haberme imaginado. Y esa sensación era tan agradable y poderosa.
Hubiera seguido mi examen corporal si es que Alfonso no se hubiera aparecido detrás mío, pude ver su reflejo matador en el espejo; giré y mis ojos se encontraron con los de él. Se hallaba sin la camisa, con un pantalón suelto; pero su mirada solo fue tan solo por unos segundos. Alfonso dejó de ver mis ojos para ver el resto de mi cuerpo, una sonrisa en sus labios y la lujuria ardiente que llenó la atmosfera me hizo recordar el detalle de mi desnudez. Mis mejillas se pusieron rojas como un tomate y solté un pequeño grito, corrí hacia la cama en donde estaban las sabanas pero casi estáticamente la voz de Alfonso me dejó parada en mi sitio.
—¿Por qué te molestas en taparte? —dijo con diversión en la voz. —Si ya te he visto y te conozco toda.
Mi mente comenzó a dar vueltas, ahora sufría una mutación a tener la piel tan roja como un tomate.
—Tal vez porque tengo pudor. —contesté con dificultad.
Pude oír su risa sarcástica, no tenía el valor necesario para mirarle al rostro, además me hallaba de espaldas. Escuché sus pasos acercarse hacia donde yo estaba, di un salto al sentir sus brazos envueltos en mi cintura y sus labios entre mi hombro y oído izquierdo, tenía una respiración lenta. Su tacto seguía siendo tan electrizante que no pude evitar arquearme hacia donde él estaba. Volví a oírlo reír.
—El pudor no es necesario conmigo.
Dudé unos segundos antes de contestar.
—¿Y porque no es necesario? —pregunté.
—Creo que ya te lo he demostrado, pero si quieres... —me pegó más a él. —Te lo vuelto a demostrar
Iba a ceder, me faltaba tan poco para ceder cuando mi propio subconsciente me hizo retornar a la realidad de las otras personas que me conocían; dejé durante unos microsegundos a Alfonso para darme cuenta que mi madre estaba esperándome en casa y que Ginny y Charlie, debían estar realmente enojados a la vez que preocupados. Me despegué rápidamente y cogí la sabana para envolverme.
—Ey, ¿qué pasa? —exclamó.
—¡Mi mamá! —respondí.
Pude ver en sus ojos la sorpresa, él también había parecido olvidarse que nosotros teníamos una vida aparte después del momento siguiente del sexo.
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DULCE & ALFONSO (TRENDY)
FanfictionTítulo Original: Yo, drogada de amor. Él, borracho de odio. (No re-subir) Autora: Nicky_Black (Fanfic.es) Historia Original: https://www.fanfic.es/viewstory.php?sid=19913&index=1 °°° Historia adaptada a D&P.