24. Lágrimas de placer o...

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Lágrimas de placer o... ¿De dolor?

Me había costado un gran esfuerzo librarme de Ginny pero finalmente ella accedió ya que le puse como excusa alguna visita aburrida en la biblioteca

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Me había costado un gran esfuerzo librarme de Ginny pero finalmente ella accedió ya que le puse como excusa alguna visita aburrida en la biblioteca. Tenía cierto conocimiento que los chicos pertenecientes al equipo de natación habían salido una hora antes de la salida para ir a entrenar, por lo que en esos momentos debían estar cambiándose para dirigirse a sus casas o posiblemente, recién saliendo de la piscina. No iba a ir de frente. Sería demasiado vergonzoso después de todos los comentarios que circulaban por los pasillos pero tenía que hablar con Alfonso, quizás no por lo del admirador secreto sino que una parte de mí realmente lo deseaba.

Había tantas cosas en mi cabeza, tantos motivos por los cuales él me había hecho esas cosas... pero sobre todo una parte mental al igual que física temblaban al recordar el día en que él y yo... hicimos el amor. Pasaron unos minutos hasta que casi todos los nadadores habían salido de la piscina para dirigirse directamente al aparcamiento, sabía que Alfonso seguía ahí ya que no lo había visto salir. Suspiré tomando fuerzas. ¿Cómo se suponía que iba a iniciar la conversación? Uffff, supongo que eso vendría de mi propia mente en aquel preciso momento.

Caminé hacia los vestidores rogando al cielo que Alfonso no se hallara desnudo o algo por el estilo, dios me estaba volviendo realmente paranoica con todo esto. El ambiente de los cambiadores y regadores se veía silencioso y solitario, dos chicos pasaron por mi lado ya vestidos solamente con el cabello mojado, me dedicaron una mirada fugaz para luego intercambiar miradas... por lo visto me habían reconocido. Esperé a que se fuesen para seguir con mi búsqueda.

Me levanté en puntillas para tener una vista amplia del resto de cambiadores hasta que finalmente lo encontré, se hallaba de espaldas y probablemente no lo hubiera reconocido si no fuera por sus cabellos oscuros completamente reconocibles. Nunca antes había visto un chico con cabellos tan negros como los de él.

Caminé silenciosamente adquiriendo una mejor visión de él. Se hallaba con sus vaqueros, pero todavía no se habia puesto el jersey. Temblé, un deseo reprimido de querer pasar mis manos por su pecho. ¡DULCE, CONTROLATE! ¿Acaso me había despertado esa mañana excitada o qué?

Antes de que pudiera acercarme más fue cuando Alfonso finalmente se giró hacia mí. Sus ojos verdes parecieron hallarse sorprendidos por tan solo un segundo y luego retomaron su emoción normal de completamente desinterés e indiferencia. Permanecimos varios segundos sin poder pronunciar palabra alguna, nuestro ultimo 'encuentro' se había producido en mi casa, y no había sido del todo agradable. Levanté los ojos para encontrarme con los suyos de un color verde, pero me topé con la sorpresa que no miraba mi rostro, sino mi pecho. Lo hubiera tomado de una forma lasciva sino fuera que se me había olvidado por completo el hecho que de mi cuello colgaba el collar que mi 'admirador secreto' me había obsequiado.

—Tenemos que hablar. —musité en voz baja.

Él no contestó pero me miró fijamente a los ojos de una manera que no sabía como descifrar.

—¿Qué es lo que quieres hablar?

—Hay que terminar con esto. —dije con cierta precipitación.

—Y según tú, ¿qué es lo que debemos terminar? Por qué, hasta donde yo sepa, no comenzamos nada.

Tenía ganas de estrangularlo por sus palabras de doble sentido.

—Una vez te pregunté porque eras así conmigo, ahora vengo por esa pregunta y por otra más.

Pareció sorprendido ante la seriedad con la que yo le trataba, justo como le había dejado en claro ese día que fue a mi casa, yo ya no sería una presa fácil.

—Qué te hace pensar que responderé esa pregunta. —contraatacó.

—Es lo mínimo que merezco después de la forma en la que me trataste y humillaste en frente de todos. ¿O acaso se te olvida?

Su rostro se endureció realmente, pero no de molestia ante mi pregunta, sino algo parecido a lo que era no querer recordar un error pasado que te pertenecía. ¿Se sentía culpable? tenía que sentirse así. Desvió la mirada hacia un lado respondiéndome con un silencio realmente desesperadamente, simplemente exploté.

—¡Eres... eres un patán!

Sonrió sarcásticamente volviendo sus ojos sobre mí.

—Yo no te obligué a que vengas acá.

—¡Debes contestarme esas preguntas! ¿Qué te cuesta? Acaso... ¿de verdad me odias demasiado?

—No te odio. —respondió.

Pude notar que decía la verdad.

—¿Entonces?. —presioné.

Él parecía no saber que decir.

—Se me hacia divertido... no significó nada

—¿En serio? Por favor... de verdad piensas que me trague eso.

—Es lo único que te puedo decir. —habló serio y frío. —Solo diversión.

Sentí un ardor por la frustración. No podía seguir soportando todo ese pequeño drama montado, no estaba dispuesta a darme por rendida. Había venido por respuestas.

—Lo que pasó entre nosotros. —murmuré en voz baja para luego volverla un poco precipitada y exasperada. —¡Solo diversión!

Me sentí humillada, casi en todas las formas en la que una chica podía ser humillada. Guardé el deseo de darle una cachetada. Me di vuelta para alejarme pero antes de que pudiera alejarme por completo sentí su mano sujetando mi brazo, con rapidez y fuerza de una manera delicada, me pegó a él. Sus ojos verdes tenían otra vez ese fuego devastador, mis ojos se hallaban humedecidos con lagrimas que no se decidían a salir.

—Por primera vez en tu vida dime la verdad. —pedí temblorosamente.

—Esta es la verdad.

Me empujó contra una de las paredes para atrapar mis labios con los suyos. El beso me tomo de sorpresa, este terminó por rendirme. Pasó sus manos recorriendo mi cintura y mis caderas pero sin dejar de besarme mientras que yo exploraba sus hombros y pecho. ¿Cómo habia pasado de ser una conversación normal a un encuentro 'xxx'? Su lengua invadió mi boca con furor y sin piedad alguna, y yo le recibí más que complacida. Más rápido de lo que pensaba, mi blusa se hallaba abierta y Alfonso recorría la piel desnuda, deseoso y temblante. Ahogué un gemido.

La ropa fue desapareciendo poco a poco...

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Grité su nombre cuando llegamos por tercera vez seguida, al clímax. Seguíamos apoyados en la pared con la única diferencia que mis piernas estaban alrededor de sus caderas dándole completo acceso a mi cuerpo y que ahora, ambos nos hallábamos desnudos y sudorosos. No existía Charlie, ni Ginny ni nada más que nosotros dos. La única prenda que él no había arrancado apasionadamente de mi cuerpo era aquel hermoso collar.

Alfonso saboreaba cada parte de mi cuerpo mientras me penetraba y yo hacía lo mismo con lo de él, incluso con lo limitada de mi posición. ¿Qué se supone que era esto? Un ataque de lujuria, ¿un deseo reprimido? Otra vez grité ante una de sus embestidas.

Quizás pasaron varios minutos hasta que finalmente me dejara poner otra vez mis pies en el suelo, yo era sostenida por sus fuertes brazos ya que apenas lograba mantenerme en pie después de nuestro encuentro. Suspiré su aroma varonil mezclado con un sudor placentero, él hizo lo mismo. Nos mantuvimos en un casi abrazo y nuestro labios a micro centímetros, nuestros ojos en una sola mirada que parecía inquebrantable, no había idea en mi mente y sus ojos tenían un aspecto consternado para luego pasar su dedo pulgar por mi mejilla.

Ahí fue cuando me di cuenta, yo estaba llorando...

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Ay! ¿No sé si emocionarme o llorar? 😭 Con eso de que es algo bipolar este hombre!

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"Te quiero"

DULCE & ALFONSO (TRENDY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora