«La noche era oscura, sin luna en el firmamento y sin estrellas titilando. Pretendió capturar alguna imagen entre las sombras, con el último atisbo de luz que se extinguía de alguna antorcha. Allí había algo, nada que sus ojos le permitieran apreciar, sin embargo, sus demás sentidos lo percibían: tenía el olor del fuego, se sentía como el filo del acero desmembrando la carne, se escuchaba como el odio y su sabor era el de la sangre.
¿Qué eres?¿Por qué estás aquí? No obtuvo contestación, mas sentía que conocía las respuestas. Las sensaciones se hicieron más intensas y pronto el dolor comenzó a hacerse insoportable. De pronto el fuego que se ahogaba sobre la antorcha, se intensificó y ya no era solo una llama, sino dos, que dejaron de danzar para convertirse en dos ojos como flamas que se le acercaban amenazantes».
Deroveth despertó con una sensación distinta, algo que había olvidado en lo profundo de su ser, una emoción que había sido aleccionada para relegar: el temor. Tenía el cuerpo sudado, pese a las bajas temperaturas que prevalecían incluso al interior de su tienda. Miró en derredor las pieles de animal y los dientes de dragón que decoraban la choza. Tenía la impresión de que había alguien más despierto a esas horas de la madrugada. Creyó escuchar ruidos afuera, así que se levantó con sigilo y cogió la lanza que descansaba a su vera. Acercó el rostro al recubrimiento de cuero y pieles que formaban la choza, poniendo atención al exterior.
El aire estaba muy frío, la nieve del suelo fresca y blanda —había dejado de nevar hacía poco—. Por el cerrado cielo no se colaba luz alguna, sin embargo, afuera las antorchas iluminaban las barracas donde dormían docenas de guerreros.
Deroveth, como hija del Khul, había sido criada como una cäzadora , nombre que recibían las altas guerreras de los Rah-Dah. Como cäzadora e hija del líder de las tribus, tenía la gran responsabilidad de guiar e instruir a los nuevos guerreros antes de integrar las filas de su padre. Así pues, se hallaba en las alturas del monte Rekdem, el pico más alto después del Crisol y el punto limítrofe entre los dominios del Khul y el Norte-Blanco, la región más inexplorada de toda Thyera. Allí habitaban los Nordrens, gigantes bestias humanoides de más de tres varas de alto, muy hostiles y peligrosas. De entre todas las criaturas que se podían hallar más al norte del Rekdem, los Nordrens eran las que más riesgo representaban: aún para una experta como ella y la tropa de leales, y fieros guerreros que comandaba.
A esas horas de la noche solo había cuatro guerreros montando guardia, el resto ya dormía en las barracas. Se había quedado en la cima solo con un cuarto de su batallón, pues la misión era más que nada de reconocimiento. No podrían ser los guardias tan cerca de su tienda, era la principal regla, jamás acercarse a diez varas de la tienda de la hija del Khul. De pronto oyó ruidos en el cielo, miró hacia arriba y logró divisar una mancha blanca surcando la negrura. Aferró la lanza con fuerza, preparándose para arrojarla en cualquier momento, no obstante, un destello blanquecino la cegó por un intervalo de tres pestañeos, luego escuchó una voz que tardó un momento en reconocer.
—Igratëh. Deroveth Arzhg —oyó decir a su espalda, en la lengua salvaje de los Rah-Dah—. Tiempo sin verte Rasante viento del Este. Sigues tan atractiva y lozana como hará diez inviernos.
—Debo suponer que no has venido aquí solo para agasajarme. ¿No es así, Agneth? —La cäzadora se volteó y amenazó con la lanza la garganta de la hechicera, deteniéndola a menos de un palmo de distancia.
—No, claro que no —respondió, clavándole la mirada y tocando con el índice la afilada lanza—. Vine a advertirte, no tenía a quien recurrir.
—¿Advertirme? ¿De qué se trata? —Ya había retirado la amenazante punta y puso atención a la hechicera.
—¿Vas a hacerme pasar a tu tienda? O ¿prefieres esperar a que nos congelemos aquí afuera? —Agneth cruzó los brazos en una mueca fingida de entumecimiento.
ESTÁS LEYENDO
De oscuridad y fuego -La hija del Norte-
FantasyPRESENTACIÓN: Lidias es la princesa del reino de Farthias, que por causa de una conspiración es inculpada del asesinato a su padre. Para salvar su vida y encontrar la verdad, decide escapar de su hogar en el palacio. Durante el exilio un quie...