• Capítulo II • Una patrulla de guapas

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Por fin es última hora y afortunadamente este condenado día terminará después de la clase de Biología, mi favorita.

A la gente le parece raro que me guste Biología, porque es un real tostón a la hora de estudiar, pero bueno, el que vale vale y el que no a letras. Como Cleo.

Hoy estamos dando el sistema nervioso. Oh sí, sé que te interesa muchísimo.

El timbre de la última hora despierta a más de uno y hace que todos nos apresuremos en recoger nuestras mierdas y largarnos de allí.

Con todo mi arte suelto la mitad de las hojas del carpesano, lo que me da la genial oportunidad de tener que quedarme en el sitio mientras todos salen y me dedican miradas de lástima. Unos trece siglos después de que el último haya salido del aula, al fin cierro mi mochila y me dirijo a la puerta.

Tengo la extraña sensación de que el día no ha acabado tan mal, es decir, tengo que hablar con mis padres aún, pero puede que salve el culo y todo.

Y entonces llega la vida a joderme la sensación de alivio, esta vez en forma de unas botas militares de suela bien dura que me aplastan el pie.

Durante unos momentos de desorientación por el dolor busco a quien me ha propinado el pisotón por todos lados menos donde está: delante mía, con su cara a la altura de mi pecho, una chica de mi clase de la cual no conozco ni el nombre me mira con el celo fruncido.

Tiene los ojos grises y una expresión tormentosa que me hace cagarme del miedo, además de una melena despeinada y un look de gótica de los barrios bajos que me advierten de que me van a rajar sin remedio.

—Au —pronuncio el mejor discurso de mi vida, una buena forma de despedirme de esta.

—Interesante —gruñe la chica, antes de levantar su pie del mío—. Largo. Nos vemos pronto.

—Mañana en clase, ¿no? —parece que hoy estoy inspirado para hacer y decir gilipolleces.

Ella se da la vuelta con una expresión injusta de cabreo y yo giro para el otro lado solo para no encontrármela.

♥⭐💎♥⭐💎♥⭐💎♥⭐💎♥

Acabo de llegar a casa y, la verdad, no podría estar más acojonado.

Aparco el coche, cruzo el jardín, abro la puerta y pronuncio:

—Buenos días.

Mi padre, que acaba de llegar, está poniendo la mesa para los tres, ya que mamá come fuera. Lo que no quiere decir que no "lo hayan hablado" de antemano.

—Vaya, si es el desaparecido —comenta, pero no de buen rollito— ¿Se puede saber qué se te pasaba por la cabeza anoche? ¿Para esto te damos confianza? ¡Estábamos preocupadísimos! ¡Por poco llamamos a la policía, ¿lo entiendes?!

Me quedo callado, con la cabeza gacha y tragando la saliva como si me fuese a ayudar a aclararme.

—Es que... bebí un poco —eso era mejor que la verdad, sin duda—. Solo fue una copa, pero no quería arriesgarme a coger el coche. Iba a llamar pero no tenía batería, así que fui con Cleo a casa y lo pusimos a cargar, pero me dormí y me he enterado de todo está mañana. Por suerte el sábado cuando fui a ver esa peli con ella me dejé allí las cosas y por eso no he tenido que volver por casa...

Él hace una de esas pausas para tranquilizarse, consiguiendo que me ponga de los nervios.

—Bueno, está mal que bebieses, pero al menos no hiciste ninguna tontería. Aunque podrías haber usado el móvil de Cleo para llamarnos...

EL CLUB DE LAS GUAPAS [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora