—¿Por qué Eld no me lo dijo? —murmuro finalmente, intentando relajarme para no darle un puñetazo nada fructífero a la pared o ponerme a llorar como un bebé— ¿Por qué él me hace esto...?
Ah, tengo los ojos demasiado húmedos...
—No creo que lo hiciera a malas, ya sabes cómo es —asegura Lyn— Aunque claramente está mal... Pero igualmente, no pienses en eso, ¿vale? Piensa que en menos de una hora podrías estar saliendo con Christian Deller —pronuncia su nombre como si fuese un producto de teletienda, pero ni siquiera imaginarme eso me alegra.
¿Por qué siento que voy a llorar? ¿Será que soy estúpido? Igual solo es la emoción...
—Tienes toda la razón —hablo solo para dejar de hablar cosas raras conmigo mismo.
—Entonces... ¿cuídate? —lo dice en tono de pregunta, algo nerviosa, así que me esfuerzo en sonreírle cómo si todo fuese bien— Y no le sonrías así, que lo vas a asustar —me aconseja guiñándome el ojo.
—Gracias por los ánimos, eh —resoplo, pero ella solo se encoge de hombros.
—Aquí nos separamos —ella se despide llevándose dos dedos al costado de la frente y separándolos en un gesto alegre.
—Nos vemos... —digo sacudiendo una mano en señal de despedida y apresurándome a llegar a mi casa para que no me echen la bronca.
♥⭐💎♥⭐💎♥⭐💎♥⭐💎♥
Las cuatro y media.
Estoy sentado en una silla, frente al móvil, que está sobre el escritorio como si tal cosa. Miro el aparato como si fuese una pistola, no, un lanzagranadas.
Aún no he hablado con Chris, ni con Eld. Me digo a mí mismo que no quería despertar a Chris de la siesta y que prefiero castigar a Eld haciéndole el vacío, pero la verdad es que estoy asustado.
Estoy a punto de chillar cuando el móvil se pone a vibrar: Chris me está llamando. Me uno a la videollamada tratando de apartar de mi cabeza las palabras de Lyn: "...podrías estar saliendo con Christian Deller".
Su cara siempre me ha puesto nervioso, pero hoy, más.
—Hola, Jules —sonríe de lado— No te veo muy descansado.
—No ves nada —replico—, ni que mi wifi fuera de la NASA.
Él se ríe por lo bajo de una forma sinceramente adorable y que grita por todos lados que está nervioso, incluso que le gusto. Tal vez he sido un estúpido y ni siquiera me he dado cuenta en todo este tiempo de esa clase de señales. Pero bueno, seguro que yo también las lanzaba y él nunca se percató, así que no es solo culpa mía, supongo.
—Bueno... ¿cómo quieres que nos repartamos las diapositivas? —pregunta él, recordándome por qué puedo disfrutar de los cuatro pixeles de su carita que mi Internet me deja ver.
Y recordándome también que, con solo una frase, podría acabar siendo su novio. Sería tan fácil... sé que no se iba a negar. Pero, por algún motivo, no digo nada más que:
—Al modo rápido —sugiero.
Él me mira extrañado:
—¿Qué es eso? —realmente se ve adorable cuando frunce así el ceño.
Algo me impide decirle que lo quiero, que sé lo de las cartas o cualquier otra cosa. Y no es solo la vergüenza. Es más como que... pensaba que cuando llegara este momento estaría potando arcoíris y no pensando en cómo he descubierto que Chris no me va a poner ninguna orden de alejamiento si le digo que lo quiero. No creía que le diría a alguien que lo he amado durante cuatro años mientras recuerdo que voy a extrañar acariciar el cabello de otro chico a pesar de que nunca logré hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
EL CLUB DE LAS GUAPAS [COMPLETA]
Genç Kurgu¿Sonaría muy ridículo si digo que pasé desde los doce años -fecha en la cual descubrí que era gay y acepté que tenía sentimientos estúpidos masivos por el que fue mi mejor amigo- hasta los dieciséis creyendo que Christian Deller sería mi primer y ún...