• Capítulo III • El amo de la secta

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Ayuda, que alguien me explique por qué voy a entrar de cabeza en una secta y a ser asesinado. Ah, y si eso que me saque de aquí.

Sí, la cosa se pone creepy.

Entonces, para mi fortuna o mi desgracia, se escuchan pasos al otro lado de la puerta, acercándose por el pasillo y una llave se introduce en la cerradura de la sala. Laia y Shen se miran la una a la otra preocupadas:

-¿Crees que nos va a matar mucho? -pregunta esta última en un susurro.

Ah, parece que aún no se ha dado cuenta de que el único fallecido aquí voy a ser yo...

La puerta se abre y desvela que el intruso es nada más y nada menos que Eld, lo cual solo reafirma mis teorías sobre la secta, el mercado negro y los asesinatos, no necesariamente en ese orden.

Parece que a Eld le gusta eso de ser actriz 360, porque su cara al ver la escena es de WTF, probablemente todavía más incrédula que la mía.

Después de parpadear como si se estuviese quitando la cocaína del ojo un par de veces, abre la boca, la cierra y entonces la vuelve a abrir para hablar:

-¿Se puede saber qué estáis haciendo? -pregunta dirigiéndose a las chicas- Ya conocéis la norma: nada de usar el cuarto del club para sexo.

-¿Eres imbécil? -pregunta Laia cabreada- ¿Es que no ves las razones por las que ni de coña esto sería un trío?

-Vale, vale, tranquila... -su tono calmado y esa actitud como de querer hacerlo todo perfecto y mantener contentos a los demás es un poco frustrante, sobretodo cuando su secta te ha esposado a una silla- Era brometa, que tú enseguida te pones de mal humor...

-No es nada de lo que parece, en realidad -dice Shen- Solo estábamos charlando.

-Ya, claro... -comento sarcásticamente, pero Laia me da un bofetón con el dorso de la mano en la boca que me quita las ganas de decir algo que no sea "au".

-¡Laia! -gritan Eld y Shen cabreados.

-Lo siento -ella baja la cabeza- Ha sido un acto reflejo.

Eld niega lentamente con la cabeza y se acerca a mi silla. Sin ningún reparo por mi espacio personal se inclina sobre mí de la forma más incómoda posible.

Tardo un poco en comprender lo que está haciendo, porque en un principio estoy demasiado ocupado con mis teorías conspiranoicas. Finalmente un chasquido me hace darme cuenta de que soy libre y Eld se aparta de mi con las esposas rotas en la mano y una gran sonrisa de suficiencia en la cara.

-¡Eld, PUTO BRUTO! -chilla Laia- Te has cargado mis esposas, ASQUEROSO.

-Asquerosos tus fetiches, amiga -se defiende él.

-¿Vas a ser tú el que llame putones a los demás? -replica Laia.

-Como si fuese el más putón -Eld mira de uno en uno a cada uno de los presentes, luego suspira y decide cambiar de tema, construyendo una nueva sonrisa aún más deslumbrante que las anteriores- ¡En fin! -exclama tirando las esposas hacia atrás con alegría- De todas formas, me alegro de que estés aquí. Ahora tenemos tiempo para explicarte todo.

Intuyo que esas palabras se dirigen a mí, aunque en el transcurso Laia le ha dado una patada y él ha terminado arrastrándose por el suelo hasta la otra punta de la sala, donde se ha levantado y ha tomado asiento.

Después de una pausa en la que sólo se dedica a mirarme demasiado intensamente, Eld se pone a chillar:

-¡Estoy taaan emocionado! ¡Los nuevos miembros me devuelven las ganas de vivir y me recuerdan por qué estoy aquí! ¡EL SENTIDO DE MI VIDA! -ayúdenme, es un psicópata. ¿Por qué no paro de meterme en problemas?- Aunque seguro que tienes muchas dudas -continua bastante más calmado- Hoy estamos aquí para resolvértelas. Te recomiendo que cierres los ojos y te relajes para una mejor experiencia -él levanta los pulgares de las dos manos, al parecer sin darse cuenta de lo mal que ha sonado eso.

EL CLUB DE LAS GUAPAS [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora