• Capítulo XXIX • La fiesta, cuarta parte

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—Vamos, Cam, no seas aburridoooo —dice Karan— ¡Lyn te ha pedido que te diviertas! ¿Es que no puedes obedecer y quitar esa cara de muerto?

—Esoooo —Eld se une a las quejas— Aquí nos estamos esforzando porque sea una noche digna de el Club de las... oh, hola, Julian —se interrumpe al notar que me he acercado, tirando de una muy confundida y algo molesta Cleo.

—¡Cleo! —Karan saluda a mi amiga animada, pero Cameron se tira hacia atrás en su asiento, con el rostro enrojecido, como si quisiese desaparecer de la Tierra. Lo cual, por otro lado, solo confirma mis sospechas...

—Hey... —Cleo le dedica una sonrisa simpática que no va para nada con el tirón brusco con el que se libra de mi agarre— ¿Se puede saber qué te pasa, Julie, por Dios? Estás tan raro hoy...

Resoplo y decido no perder el tiempo con palabras, así que cojo a Cam del cuello, lo hago levantarse y le desabrocho un poco el traje... lo cierto es que esta situación es más malinterpretable de lo que yo creía, y mi sonrojo al percatarme no ayuda demasiado.

—E-Escucha... aunque me siento halagado... y-yo... —el chico se pone nervioso y trata de apartarse, pero en cuanto su cicatriz queda expuesta Cleo suelta un gritito ahogado de comprensión y toma las riendas:

—¡Eres tú! —exclama— Mira, esto te va a sonar raro pero nos conocimos hace dos semanas en la fiesta de cumpleaños de Marianne, o Marie, bueno y yo querría... —de pronto parece un poco avergonzada—... devolverte una cazadora que me dejaste.

—¿N-No me odias? —pregunta él, como si aquello fuese un hecho inaudito.

—Bueno, no sé por qué iba a hacerlo, en primer lugar —Cleo alza una ceja intrigada.

—Prometí que te buscaría —explica él—, pero nunca lo hice.

—Ya, eso... —ella ríe nerviosa— Yo también acabé bebiendo y... puede que se me olvidara un poco tu cara... así que no te encontré aunque quisiera. Pero no pasa nada, cosas del alcohol, ¿no?

—Yo... yo no bebo —admite él.

Cleo se queda congelada con la boca entreabierta, confundida, sí, pero sobre todo dolida. Sé que esto le importaba y, aunque no sé hasta donde piensa o pensaba llevarlo, la noticia igualmente la golpea fuerte.

—Así que no querías buscarme —ella sonríe un poco, una sonrisa triste.

Cameron se muestra exaltado al escucharla y le toma las manos, supongo que por instinto, pues enseguida parece avergonzado, pero aún así las deja allí.

—No, tampoco es eso —aclara— Cleo, he pensado en ti cada día desde esa fiesta. Quería de veras intentar algo, pero...

—¿Pero? —inquiere ella al ver que Cam se ha cortado.

—Bueno, puede que estuviese asustado. De hecho, LO ESTABA, je —su risa suena irónica, pero leo en la expresión de Cleo que le da ternura... debe ser lindo el amor correspondido, aunque parece que esos dos tontitos aún no se han dado cuenta de lo que tienen— Por eso actué tan misterioso y no te di ninguna forma de encontrarme...

—Ah, ¿así que no era para seducirme? —ambos ríen por la broma de Cleo, pero ella respira hondo y vuelve a adoptar un aire algo más serio— Pero, ¿qué te asustaba tanto? Quiero entenderlo...

—En primer lugar, no sabía si de vedad buscabas algo serio o solo... bueno, sexo. Me parecía que había algo de conexión, pero nunca he sido bueno con las... insinuaciones. No digo que esté mal si querías... o quieres sexo, solo no es para mí —Cameron toma aire, profundamente— Lo que quiero decir es que no me interesa el sexo.

EL CLUB DE LAS GUAPAS [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora