• Capítulo XIV • No se puede ganar siempre

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Es jueves a última hora y por primera vez en mucho tiempo estoy emocionado de algo. No es como si no quisiese admitirlo, pero el Club de las Guapas me hace feliz; todos sus miembros son estupendosos y siento que haré amigos muy queridos.

Julian Baltimore teniendo amigos... impresionante.

Aunque eso no cambia que ahora mismo esté sentado en un rincón de la cantina del instituto, comiendo solo y tratando de parecer más ocupado y menos pringado.

Hasta que un suave carraspeo me hace dar un respingo y levantar la cabeza, emocionándome al pensar que se trata de Eld... y he de decir que es un poco decepcionante que solo sea Sam.

—No creía que fueses del tipo que comería conmigo —admito al ver que se está sentando delante de mí, con su tupper de pisto alineado astralmente con mi ensalada.

—Es que no lo soy —se encoge de hombros, como si todo tuviera sentido— Pero, ente tú y yo: das un poco de pena.

—Gracias —murmuro dedicándome a continuar con la comida.

Termino antes que él y recojo las cosas mientras él continúa comiendo, en silencio y sin acelerarse. Trato de disimular mi impaciencia, pero finalmente me doy cuenta de que no aguantaré sentado mucho más tiempo.

—Voy a comprar unas chuches —anuncio.

No recibo protesta así que me acerco a la barra y pido unas cintas con picapica, un chicle y algunas gominolas con sabor a fruta.

Y no puedo estar más sorprendido al girarme y ver que no hay ni rastro de Sam. Apreto los puños, pongo los ojos en blanco y resoplo.

Como no voy a poder hacer nada respecto al maleducado de Sam, prefiero coger mis cosas y dirigirme los más rápido posible a la reunión del Club.

Una vez llego al departamento de Artes Plásticas encuentro a todos los miembros sentados por la sala, en todos lados (mesa, suelo, estanterías) menos en las sillas.

La pintoresca escena de Laia sentada a lo indio en la mesa con Eld y Karan haciéndole cada uno una trenza a un lado de la cabeza me hace reír al instante, pero la falta de Lyn es como un puñetazo. Laia con tres trenzas sería incluso mejor.

Al verme, todos (excepto Sam) sonríen en mayor o menor medida, incluyendo la obvia emoción de Eld y la sonrisita medio reprimida de Laia.

Antes de que pueda abrir la boca para saludar, Eld exclama una potente orden relacionada con ceremonias de iniciación y todos se ponen en marcha.

En el extremo más alejado de la mesa agrupan todas las sillas menos una, que colocan en la otra parte, delante de mí. Ellos se amontonan en la parte alejada y Shen me indica que me siente en la silla aislada, lo cual hago alzando las cejas en una expresión algo confundida que los hace reír.

Noto mi móvil vibrando en mi bolsillo y no puedo resistir la tentación de mirar, lo cual probablemente no ha sido la mejor idea porque bueno... es nada más y nada menos que Chris y un seco (aunque para mí emocionante) «Hoy (?)»

Suspiro, pero en realidad tengo clara la respuesta:
«No puedo»

Tras la cual silencio definitivamente el móvil.

—¿Podrías concentrarte? —pide Shen intentando sonar estricta a pesar de que no puede dejar de ser adorable.

—Sí, lo siento —intento ocultar una mueca divertida ante esa situación, con todos aguantándose la risa para hacer de esto un "asunto serio".

Shen se estira grotescamente para alcanzar una carpeta, azotando la mesa con ella cuando finalmente consigue cogerla.

—Como presidente del honoroso, maravilloso y fabuloso Club de las Guapas, propongo la unión de Julian Baltimore al Club —anuncia Eld— La se... la vicepresidenta, Shen, os pasará las papeletas para votar.

EL CLUB DE LAS GUAPAS [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora