• Capítulo IV • Amigos

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Cleo prepara todo para que hagamos su redada de chapas: saca la mesa del rincón para que quepamos los dos, enciende el portátil, pone dos sillas (la de ruedas para ella, la incómoda para mí) y extiende delante nuestro una fila con las cinco chapas.

—Esto estaba en su cazadora —dice, como si yo fuese tonto y no me hubiese enterado— Por suerte para ti, ya sé de dónde vienen. Más o menos.

Cleo me señala la primera, una chapa redonda de tamaño medio con el fondo de color rosa pastel y, sobre él, un arcoíris que inicia en una nube y termina en otra.

—Esa chapa es de una tienda de detalles, donde puedes comprar el producto estándart o modificarlo para que sea único y especial para ti... o otra persona —explica Cleo—. Este es de los modificados, porque si te fijas ves que falta un color del arcoíris, como si fuese la bandera gay y el original... —me muestra la página web— tiene los siete. Creo que puede ser un regalo, tal vez de un niño o de un amigo (o ex) algo infantil, porque vaya, de normal no te diseñas y compras un detalle tan caro a ti mismo y además no se parece en nada a las otras chapas.

—O sea que es la bandera gay; entonces tal vez...

—Puede ser del colectivo LGTB y que aún así le gusten las chicas —me corta Cleo— o incluso puede que quien se lo regalara fuese LGTB y él no, o ser un detalle entre ellos, quién sabe. Tengo claro que hubo química, Julie.

—Vale, vale —levanto las manos realmente temiendo por mi vida, aunque en realidad no me refería a eso, pero bueno...

—La segunda chapa —ella continúa presentando su análisis, esta vez refiriéndose a una chapa de color naranja, algo más grande que la otra y con el dibujo de una guitarra eléctrica en ella— la daban de regalo en un concierto del año pasado de los Re:Grana, así que supongo que le debe gustar ese grupo y también el rock.

—En realidad eso está bien, no creo que muchos de los asistentes a la fiesta escuchen rock —la animo—, sino más bien reggaeton, trap y como mucho algo de pop.

—Te equivocas, Marie invitó a gente desde tercero hasta segundo de bachillerato, pero después de que te fueses unos fumetas universitarios se unieron. El tipo de gente que se cree cool por escuchar música como esa, así que aunque mi Romeo sea fan de verdad su identidad se camuflaría entre la de ellos.

—O sea, que puede que te liases con un fumeta universitario —comento impresionado.

—Primero, no nos liamos, solo charlábamos. Segundo, si era universitario no era de los enormes (a juzgar por la talla de la chaqueta) y no todos eran fumetas —rectifica ella sornojada.

—Si por mí mejor que no salgas con un traficante —me encojo de hombros— No quiero acabar en comisaría, mucho menos por tu culpa.

—Alaaaa —Cleo se hace la indignada— Bueno, déjalo que vamos a llegar a lo más interesante: estas tres chapas.

Las miro, viendo por qué Cleo las ha metido en el mismo grupo: todas ellas tienen la misma inscripción, "Club Sans", con una imagen de fondo ligeramente diferente para cada una de ellas.

—Todas son chapas de un club de música de la ciudad, así que ya sabemos dónde encontrar a mi Romeo.

—Bueno, eso es relativo —trato de ponerle los pies en la tierra, no por nada, si no porque no quiero que se la pegue al darse cuenta— ¿Pretendes que montemos guardia en el edificio del club todos los días o algo así? ¿E ir preguntando a todos los que entren si reconocen esa cazadora?

—Tío, eres mazo borde. Si me dejases PUTO EXPLICARME sabrías que el Club se reúne todos los jueves a partir de las 16:00, hasta las 18:30. Así que solo tenemos que ir este jueves y buscarle.

EL CLUB DE LAS GUAPAS [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora