• Capítulo XXVI • La fiesta, primera parte

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Si tuviese que enumerar las peores cosas que Cleo me ha obligado a hacer nunca, seguramente todas la actividades de hoy figurarían en la lista.

Y es que, con la excusa de despertarme a base de adrenalina, mi supuesta mejor amiga (o, mejor dicho, peor enemiga) me ha obligado a cosas tales como robar Conguitos de un quiosco en batín, cambiarme en uno de esos baños públicos en cubículo mientras daba golpes para asustarme y, de paso, avergonzarme, e incluso a perseguirla por toda su casa para conseguir comida mientras veíamos una peli antigua de terror.

Aunque, para ser justos, debo decir que ahora estoy un poco más despierto... lo cual no sé hasta qué punto es bueno.

En primer lugar, empiezo a preguntarme qué diablos hago aquí; y con aquí me refiero a sentado en el asiento del copiloto de la furoneta del abuelo de Cleo, con ella al lado vestida con un vestido azul y, como siempre, maquillada con una tonelada de highlighter que de alguna forma la hace ver aún más hermosa, a punto de entrar en una fiesta organizada por un niña de catorce años rica y presumida a la que le tengo cierta inquina a pesar de no conocerla muy bien vestido con un traje que me hace sentir del siglo XVIII y no en el buen sentido, suponiendo que esto pueda tener un "buen sentido".

—Te veo muy nervioso, Julie... Solo es una fiesta de nada —Cleo se burla de mí fingiendo consolarme, apoyando la mano en mi hombro.

—Qué graciosa eres, ¿eh? —resoplo algo molesto, aunque estoy sonriendo un poco.

Cleo me da un golpecito con la palma en la rodilla y se baja del coche, así que yo debo seguirla. Noto las tripas revueltas, más aún a medida que nos acercamos a la entrada de la casa Green. 

—Vale, esta es una fiesta sin mamarrachos, así que nada de Jay... ni Chris... podremos tener la fiesta en paz... —murmura Cleo, aunque más para sí misma que para mí.

Me rehúso a decir que a mí nunca me parece mal tener a Chris cerca, por mucho que pasen cosas terribles y acabe avergonzado y con ganas de llorar, pues sé que ella igualmente no me escucharía. Además, lleva demasiado tiempo cargando con mi inmortal drama amoroso y siento que debo dejarla disfrutar de esta noche lejos del suyo.

Por otro lado, saber que no va a haber ninguno de los usuales mamarrachos me desconcierta un poco, porque sería una fiesta muy vacía sin ellos, pero un vistazo a los invitados nada más Cleo me arrastra al salón me hace recordar que Liv no ha limitado su lista de invitados a nuestro curso, evidentemente. Además de el Club de las Guapas al completo y los hermanos de la anfitriona, la fiesta cuenta con el 90% de los alumnos de tercero y cuarto, un grupo de seis o siete chicas vestidas con uniformes de animadoras de una escuela pija y emparejadas cada una con su rubio jugador de rugby personal, algunos tipos más mayores que deben ser amigos de Adán... e incluso con Sally y Marie, a las que se les ve bastante incómodas del brazo de unos chicos de tercero, que deben de ser los acompañantes sustitutos de sus ligues mamarrachos.

Evidentemente, el salón capaz de contener a todas estas personas es de un tamaño desorbitado, con grandes ventanales abiertos para disipar el olor a sudor, una zona de catering separada de la de asientos por una pista de baile inmensa y que cuenta con unas escalinatas que llevan a un pasillo con varias puertas, que seguramente dan a habitaciones privadas para... ciertas cosas que se hacen a solas después de varias horas de fiesta adolescente.

Las puertas se cierran después de que una pareja que debe ser de tercero entre en la sala, probablemente los últimos en la lista de invitados, y solo después de eso la anfitriona hace su entrada, vestida con un vestido recargado, tan hermoso que, si no fuese crema sino blanco, podría ser el de una novia.

—Bienvenidos a mi fiesta de presentación, como ya sabréis yo soy Olivia Lewis, aunque vosotros, amigos —en ese momento, esboza la sonrisa más falsa, brillante y prepotente que he visto nunca... tres Récord Guinness en uno, así se hace—, podéis llamarme Liv. Sé que muchos aquí no estáis familiarizados con este tipo de eventos, por eso seguiréis mis directrices para que esta fiesta sea tan per-fec-ta~ como yo la planeé. En primer lugar, me complace dar paso al Baile de Entrada, un vals por parejas amenizado por mis queridos Chom, Pin y Al... no os preocupéis si no se os da muy bien la danza, podéis hacer como yo...

EL CLUB DE LAS GUAPAS [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora