Z E R O

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Septiembre de 2010...

El día de hoy era mi primer día de escuela, había salido más temprano de lo normal de mi casa ya que no quería llegar tarde al primer día, pensé que sería el único con esa mentalidad pero cuando tomé al transporte público noté que ya había otro estudiante, le sonreí en cuanto noté que llevábamos el mismo uniforme, el chico giró su rostro mirando hacia la ventana, claramente me había visto porque hicimos contacto visual. Ignoré su amargura para ir hasta la parte de atrás y sentarme.

En cuanto bajamos, el chico amargado se acomodó su suéter para caminar con rapidez, era más bajo que yo por lo que cinco pasos suyos era tres míos, pensé en acercarme a él y preguntarle por los salones pero él dio un giro hacía un camino que no era para la escuela ¿Estaba planeando saltarse el primer día de clases? Para la mayoría de personas el primer día puede resultar aburrido y típico pero es el más importante, conoces a tus compañeros y maestros, ningún estudiante debería saltarse el primer día de clases. Decidí ir detrás de él, vi que entraba en una tienda de conveniencia, decidí entrar y observarlo desde unos pasillos de distancia, se había comprado un ramen y después de pagar se había sentado a comer, entonces no planeaba saltarse el primer día, solamente no había desayunado, compré unos dulces y me dirigí a la caja a pagar, noté como el chico me volteaba a ver, en cuanto me gire el miro rápidamente sus palillos.

Ya sabía su rutina, solo me había tardado dos semanas en saber que era lo que hacía, martes y jueves llegaba temprano y desayunaba algo rápido en la tienda (seguramente no le gustaba la comida de nuestra cafeteria), lunes a miércoles y viernes llegaba directo a la escuela y se iba a su salón, también había descubierto que este era su último año escolar. En cuanto eran los descansos entre clases el iba al mismo lugar en donde se sentaba completamente solo, agarraba un cuaderno y escribía, no sé que escribe pero todos los días hacía eso ¿Sería su diario?

Nueve años después...

No era su diario, era su cuaderno de música, un cuaderno que tenía lleno de bellas y poderosas canciones, si yo fuera cantante me hubiera gustado que él escribiera una canción para mi.

Hoy en este gran escenario me tocaba darle su premio por la mejor canción, le sonreí mientras le entregaba su premio, esta vez el sonreía ampliamente en respuesta.

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M A S K | TaeGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora