Capítulo 25: Un golpe en la memoria

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Verónica miró a su hijo sintiéndose acorralada, quería hablar, quería decir las cosas de una buena vez, pero a la vez no quería, en primer lugar no quería hacerlo frente a Johnatan en segundo lugar no quería darle demasiada información a Natasha. 

—Nadie dijo que la odiaba— dice luego de un suspiro.

—Es lo único que demuestras— le responde Natasha desde la vereda a lo que Verónica hace una pequeña risa.

—Ni siquiera podrás asimilarlo— le dice en voz baja a Natasha de tal forma que Johnatan no pudiera escucharla, luego de decir eso entra a su casa dejando solos a Johnatan y a Natasha.

—¿Qué te dijo?— le pregunta Johnatan una vez cerca de las rejas.

—No importa, no le entendí— se encoge de hombros. 

—Cambiando de tema— comienza una nueva conversación —sé que aún estás enojada pero quería invitarte a un partido de basketball que tendremos el lunes— dice un poco nervioso de recibir un rechazo rotundo de ella —no será en el colegio, es en un polivalente cerca de ahí— se lleva la mano derecha hacia su nuca. 

—Estaré allí— acepta con naturalidad 

—¿Estarás allí?— se emociona con una gran sonrisa

—Sí, pero eso no significa que no siga molesta— dice con sus ojos entrecerrados.

—Lo sé— se quedan unos segundos en silencio —bueno, que duermas bien— sonríe 

—Igualmente— dice antes de seguir su curso hacia su casa.

Ni bien entra a la casa saca el celular del bolsillo del saco, abre el chat de Dylan y comienza  a escribir

Natasha: Mañana a las 14:00 nos vamos a encontrar con Bruno y Lisa en la plaza de siempre para avanzar con el proyecto, si puedes ir avísame — 

Dudó unos segundos  antes de enviar el mensaje, no quería alentarlo a nada luego de a confesión pero a al vez debía hacerlo por el proyecto. 

Dylan: ¡Sí! Allí estaré:) —

Luego le envió la información de donde encontrarse a Bruno también. Quedó unos segundos mirando el chat de Bruno, luego pensó en el sueño y cuando Bruno se recostó sobre su hombro, por más que no estaba frente a un espejo se dio cuenta de que estaba con sus mejillas coloradas, se llevó las manos junto con el celular en la cara, como si tuviera verguenza del sentimiento que tenía cuando pensaba en ello, deja de pensar deja de pensar se repitió para poder calmarse.

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—¿Qué me pongo?— dice Natasha sacándo toda su ropa de la cómoda y tirándola sobre su cama. Se había despertado temprano siendo que era fin de semana.

Cuando se puso a pensar en que debía de ver a Bruno comenzó a sentirse ansiosa inundándose de pensamientos que terminaba diciendo en voz alta, y dudas de cómo ir.

—Esto no, esto tampoco— sigue tirando y tirando ropa, no sabía por qué pero sentía que no tenía qué ponerse —esto puede ser...— mira el buzo que sostenía examinándolo de arriba a abajo, era un buzo que cae de un hombro, color chocolate —puede ir con eso— volteó hacia su cama viendo la calza de cuero negro que tiene un listón del mismo color para atar en la cintura —con un buen abrigo iría bien con el frío— se siguió hablando, cuando pensaba en la reunión terminaba siempre pensando en Bruno y olvidándose de los otros dos que también iban a ir.

Luego de tanto elegir ordenó la ropa, eran las 12:37 tenía bastante tiempo para arreglarse, tomó la ropa que había elegido y la dejó bien extendida sobre la cama mientras ella iba a bañarse.
Luego de puesta la ropa fue al espejo de su baño y se quedó mirando por varios segundos, casi siempre iba sin maquillaje al colegio, de vez en cuando se delineaba los ojos pero no pasaba de eso, ya en ese momento frente al espejo sintió la necesidad de intentar verse mejor...

Sirio y CanopusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora