Capítulo 3: En mi casa (parte dos)

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-Se puede saber ¿por qué dijiste eso?- los dos caminan hacia sus respectivos hogares, luego de una larga caminata sin decirse una sola palabra Natasha decide romper el hielo con esta pregunta

-¿Lo que?- le responde Johnatan fingiendo no saber de que habla -dije tantas cosas hoy- murmura

-No te hagas el gracioso, lo que le dijiste a Brandon- prosigue con un poco más de enojo 

-Simplemente lo dije, no es para tanto- intenta quitarse la culpa

-¿no es para tanto?- frunce el seño -me dejaste en ridículo-

-y aún así ¿cómo pudiste invitarlo a tu casa? TU CASA!- exclama

- creo que es la mejor opción si quiero terminar ese trabajo lo antes posible- 

-Nat tú vives sola- le dice con pausa para que entienda a qué se refiere- no hay nadie más que tú en tu casa-

-¿Y?- le dice aún enojada -como si fuera a pasar algo- se cruza de brazos

-yo no confío en ese idiota- Johnatan comienza a caminar más rápido dejándola atrás 

-se llama Bruno, y es tan bobo que es más probable que yo abuse de él a que él abuse de mí sí es a lo que te refieres- Johnatan la queda mirando con asombro y enojo

-¿Te estás escuchando?-

-¿Estás celoso?- suelta sin quererlo 

-¿Celoso? ¿Por qué estaría celoso? No soy tu novio- niega con la cabeza

-Claramente no lo eres pero sabes que existen celos entre los amigos- le explica nerviosa al darse cuenta de lo que dijo

-no estoy celoso, y nunca estaría celoso por algo que se trate de tí- todo ese transcurso de tiempo yendo a sus casas parecía que estuvieran en una guerra fría, ya que por más que se estaban peleando ninguno levantó la voz, hasta ahora...

-¡¿SABES QUÉ?!- grita Natasha, ya estaba cansada de esa pelea estúpida en especial por lo que acababa de decir, sintió que ella no era importante para él, por más que lo estuviera diciendo por enojo ella se sintió herida, aunque siente todo por él y trata todos los días con dificultad  de ocultarlo aún así en ese momento sintió que ella no era  nadie para él -PUEDES IRTE SOLO A TU CASA A PARTIR DE HOY- ella comenzó a caminar mucho más rápido que él, estaba enojada, muy enojada, su corazón ardía pero esta vez de tristeza, como si algo se hubiera roto, no quería que él la viera de esa manera, alterada, llorando descontroladamente por eso es que aguanto sus lágrimas hasta llegar a su hogar, dónde nadie la espera... 

Johnatan quedó sorprendido por tal reacción de Natasha, se dio cuenta de la estupidez que había dicho siendo ahora difícil de reparar su relación con ella, el enojo hacía que dijera cosas sin pensar, que dañara sin quererlo, o quizás una parte de él sí quería dañarla...
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Natasha ya estaba lista para ir al colegio, cuando fue a correr su cortina beige se acordó lo que pasó ayer, Johnatan no parecía el mismo. Sabiendo ella que tiene razón, no quita todo lo que ha dicho y por eso no levanta la cortina, y simplemente decide irse sola.

Johnatan estaba listo esperando a que ella corriera su cortina, estuvo un buen rato parado frente a la ventana, no encontrando respuesta, a lo que decidió también irse solo al colegio. 

Las clases fueron pasando una tras otra, los recreos eran incómodos ya que ellos pasaban la mayoría de estos hablando sobre varias cosas, pero esta vez ni se miraron, ¿qué tendrían para decirse? una esperando una disculpa y otro que aún no quiere darla. 

En medio de la tercera clase, la cuál es matemática, tocan la puerta del salón de Natasha

-pase- dice el profesor, cuando se abre la puerta un chico de cabello color caramelo estaba ahí, era Bruno y otra chica castaña lo acompañaba 

Sirio y CanopusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora