No podía ver muy bien, la oscuridad hacía que tropezara con varias ramas situadas en el suelo, aún así ella caminaba en linea recta pues algo le decía que debía ir hacia adelante. Tenía un vestido rosado, estaba descalza y aunque sabía que tenía más edad la altura le hacía pensar que estaba en el cuerpo de una niña, y efectivamente era así la conciencia de Natasha de 17 años estaba en el cuerpo de ella misma a los 7 años. El bosque estaba helado a pesar de que era verano, ella seguía caminando aunque no sabía hacia donde iba, a su alrededor estaba lleno de árboles muy altos hasta que frente a sus ojos encontró un lugar iluminado. Era una parte del bosque que se encontraba descampado, sin árboles, y con una luz la cual no se sabía su procedencia, pues era de noche. Natasha siguió caminando hacia allí entendiendo la indirecta, no sabía que la esperaba, quizás más peligro del que estaba, pero para poder salir sentía que debía enfrentarlo; una vez allí se dio cuenta de que en el centro se encontraba una especie de caja rectangular de color negro casi podría decirse que era un ataúd. Se acercó con miedo hacia ella, su cuerpo temblaba por el frío, cuando miró hacia adentro se llevó una sorpresa, no había nada. Sentía que algo debía de estar allí dentro, algo no estaba bien, comenzó a ver alrededor de ella, sentía miedo mientras su cabeza giraba mirando todos los rincones del lugar hasta que de repente se encontró con la figura de una niña parada detrás de ella. Esa niña tenías más o menos su misma edad, rubia, delgada, despeinada, llevaba un vestido blanco muy desarreglado y sucio, Natasha se quedó sin aliento al verla, no sabía como reaccionar ¿salir corriendo? ¿quedarse parada? era como si su cerebro hiciera cortocircuito lo único que apenas podía hacer bien era respirar.
-¿quien eres?- pregunta con mucho miedo, la niña no se movía era como si no pudiera pasar hacia la luz
-está vacío- su voz era muy extraña Natasha no podía distinguir si era la de un niño o una niña -¿aún no me recuerdas?- se nota la decepción en la voz de aquella niña
-¿qué es lo que tengo que recordar?- sin quererlo comienzan a caer lágrimas de los ojos de Natasha de un momento a otro volvía a sentir aquello que le hace sentir tan mal, desesperación -siempre me dijeron que tenía que recordar ¡pero no sé qué es!- grita con todas sus fuerzas, ni ella misma entiende por qué cambió su estado de animo al escuchar que debía recordar algo. Por varios segundos quedó todo en silencio, Natasha no daba un paso, la niña tampoco, el ataúd seguía vacío así como parte de la infancia de nuestra protagonista.
-si no me recuerdas- Natasha traga saliva -ese ataúd seguirá vacío y no sabrás por qué te culpas de ello-
En el preciso momento en que la misteriosa niña deja de hablar Natasha abre sus ojos despertando nuevamente con lágrimas. Estaba del lado de la ventana, la luz del amanecer entraba por este avisándole que no faltaba mucho para que sonara el despertador, suspira y decide dar la vuelta para mirar la hora, pues el despertador estaba en la mesita de luz del otro lado de la cama. Pero cuando se da la vuelta se encuentra con algo que ni en sus sueños creía que iba a encontrar.
-¿Bruno?- dice en voz baja, el rostro de Bruno estaba muy cerca al de ella, su corazón había comenzado a latir descontroladamente rápido, aún así intento calmarse sin resultado, pensando que aún estaba soñando lo sigue mirando por unos segundos hasta que decide "despertar". Lleva su mano hacía la mejilla de Bruno para cerciorarse de que era un sueño, en un movimiento lento por fin toca su rostro con una caricia a lo que Bruno enseguida abre sus ojos, la mirada de los dos se encuentran sin entender la situación, con un sentimiento inexplicable que los dominaba, no solo su corazón estaba en problemas, un nudo en la garganta les había aparecido a cada uno, como si ese bello sentimiento a su vez fuera uno muy triste, hasta que Natasha abre aún más sus ojos entendiendo que no era un sueño, algo estaba mal
-¡¿qué rayos haces en mi cama?!- grita muy sorprendida, tanto así que levantó su pierna hasta el abdomen de Bruno y de una gran patada lo tiró de la cama, llevándose Bruno un gran golpe al comenzar el día
ESTÁS LEYENDO
Sirio y Canopus
RomanceDesde que Natasha y Bruno se conocieron comenzaron a experimentar sentimientos extraños, amor, tristeza, nostalgia, acompañado de sueños muy parecidos. Sus personalidades cambian completamente cuando están juntos, si bien ninguno lo pregunta en voz...