Cuando Bruno giró la cara para mirarla se dio cuenta de la posición en la que estaban, sus rostros estaban demasiado cerca, tanto así que si uno de los dos se abalanzaba unos pocos centímetros hacia el otro, podrían rozar sus labios o más...
El corazón de Bruno se aceleraba cada vez más, su timidez se manifestaba a través de lo colorado que estaba su rostro pero solo llegaría hasta ahí, lentamente bajo su mirada hacia los labios de Natasha quedándose mirando sus labios por unos segundos. El corazón de Natasha también palpitaba rápido su mirada estaba fija en los ojos de Bruno y por eso se dio cuenta de lo que estaba mirando éste, el hecho de mirara sus labios la ponía muy nerviosa, no sabía qué hacer, ni que pensar, sólo podía ver al chico que le gustaba como la miraba de otra manera.
El ambiente estaba tenso, inconscientemente Bruno comenzó a acercarse a Natasha sin dejar de mirar sus labios, los ojos de ella se abrieron al ver lo que estaba por pasar y gracias a sus nervios se levantó del sillón.
—Voy al baño— avisa nerviosa y se fue corriendo hacía allí.
Bruno se quedó en la misma posición, luego de unos segundos abrió sus ojos y su boca sorprendiéndose de lo que iba a hacer, se sentó bien y tomó el vaso de jugo que estaba sobre la mesa, ¡¿Qué estaba por hacer?! pensó exaltado, la temperatura de su cuerpo había aumentado y de un golpe se tomó todo el jugo de aquel vaso.
Natasha entró rápidamente al baño, cuando cerró la puerta llevó sus manos hacia su cara, luego de unos segundos las quitó.
—¿Qué estaba pasando?— se pregunta en voz baja mientras camina hacia el interior del baño —¡¿Iba a besarme?!— se queda mirando al espejo y nota que aún estaba colorada, no, no puede ser que haya querido besarme piensa frunciendo el ceño —o sí, ¿que pasa si en realidad sí quería hacerlo?— abre sus ojos por pensar en eso —o no— estaba muy confundida, ¡agh esto me va a volver loca! pensó mientras se desordenaba el cabello.
Bruno seguía sentado en el sillón, estaba nervioso sin saber que decirle o qué hacer cuando ella bajara, ¿Le pido disculpas? ¿No digo nada? ¡¿Qué hago?! pensaba sin encontrar las respuestas, ni siquiera sabía bien qué es lo que él quería menos iba a percibir lo que quería Natasha, en especial cuando de repente se paró y se fue. De pronto suena su celular...
—Hola Ma— dice Bruno al contestar la llamada.
—Hola ¿Dónde estas?— le pregunta Emma, Bruno frunce el ceño y mira la hora en su celular.
—¡Ya es tarde!— dice sorprendido por la hora que marcaba eran las 20:58, si bien no era tarde si lo era para no estar en su casa.
—Me pareció raro que no vinieras directo luego de la biblioteca por eso te llamé.
—Ya vuelvo a casa— le avisa.
—Ok, adiós— le saluda y corta la llamada.
Bruno toma su abrigo que estaba sobre el sillón y comienza a caminar hacia la puerta, en ese momento bajaba Natasha por las escaleras, luego de haber evaluado lo que había pasado en el baño, bajaba con valor.
—¿Te vas?— pero ese valor se veía interrumpido, Bruno se detiene y la mira desde abajo, con solo verla los nervios volvían y su cara estaba un poco colorada.
—Sí— baja la mirada para dejar de sentirse así y camina hacia la puerta para cambiarse los zapatos —mi madre me llamó y me tengo que ir— evitaba mirarla pues no sabía si ella había entendido lo que él quería hacer y si lo hizo no sabía si lo había tomado de mala manera, sus inseguridades le decían que huyera de allí.
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Sirio y Canopus
RomanceDesde que Natasha y Bruno se conocieron comenzaron a experimentar sentimientos extraños, amor, tristeza, nostalgia, acompañado de sueños muy parecidos. Sus personalidades cambian completamente cuando están juntos, si bien ninguno lo pregunta en voz...