Capítulo 8: El destino que camina

512 39 16
                                    

Su corazón se aceleraba con cada paso que daba, la habitación estaba llena de personas vestidas de negro, mujeres y hombres, todos serios, nada había salido bien. El destino de sus pasos se encontraba en el centro del lugar, el chico se estremecía con sólo ver el ataúd allí ¿Por qué se acercaba? ¿Quién estaba allí dentro? Aunque quería saber la respuesta a la vez le provocaba terror caer en la realidad. Ninguno al rededor le prestaba atención a él, quien estaba a dos pasos de tener respuestas, un suspiro hizo que examinara a las personas, pero no podía verle las caras, cada una de ellas estaban borrosas. Quitando la importancia a ello, baja lentamente la mirada y ve la realidad allí postrada, el cuerpo de la hermosa chica que tanto conocía, con sus ojos cerrados, sus manos una encima de la otra, un vestido rosa de encaje, muy delicado, el cabello muy bien ordenado al rededor de su cuerpo, no respiraba, pero parecía más viva que los que estaban allí. Era la única que podía verle la cara, Natasha era su debilidad y era quién estaba muerta, en ese instante que la vio comenzó a negar con la cabeza, sus lágrimas caían sin parar, no es Natasha, Natasha no ha muerto, fue lo que no dejaba de pensar, y a raíz de ello el lugar comenzó a oscurecerse acompañado de un terrible dolor que invadió su cabeza y como instinto cerró sus ojos y apretó su cabeza con sus manos para quitar ese dolor. Una vez aliviado abrió los ojos lentamente pero el escenario había cambiado completamente, esta vez no habían sólo personas mayores, se veían niños entre ellos, pero todos aún vestían de negro. Bajó su mirada y vio sus manos pequeñas, el también era un niño, ¿Por qué? la historia cada vez era más extraña, difícil de entender, pero el ataúd seguía allí. Otra vez tenía miedo de verla, la verdad era muy difícil de asimilar, pero para cuando sus ojos se encontraron con la persona sin vida, se llevó una gran sorpresa. No era Natasha, era una niña, de unos 6 o 7 años, cabello rubio muy bien ordenado, aunque la pose era la misma que tenía Natasha el vestido era diferente, un vestido blanco también delicado pero no de encaje. Ese momento era peor que el anterior, no conoce a esa niña, no entiende por qué es un niño, tratando de que alguien le preste atención para preguntar siente un fuerte dolor en su pecho, todos lo ignoraban, todos tenían caras borrosas, todos eran desconocidos para Johnatan.

Johnatan se despierta de inmediato, quedó sentado en la cama, con lágrimas en sus mejillas y sin entender aquel sueño que era muy real. Miró hacia su ventana y salió enseguida de la cama rumbo a ella, levantó su cortina azul y pudo verificar que Natasha aún no había despertado. ¿Qué hora era? Las 6:13 am.

-¿Qué haces despierto tan temprano? Tienes clases a las 8:00 no a las 7:00- le pregunta irónica la madre de Johnatan

-Es que tuve una pesadilla- responde un poco agitado pero sin despegar la mirada de la casa de Natasha

-lo supuse por tus gritos- menciona

-¿Grité?- se confunde Johnatan bajando la cortina y prestándole atención a su madre

-sí gritabas mucho, para cuando llegue ya estabas levantado mirando la casa de esa chica- termina con mala cara

-se llama Natasha- le recuerda -¿Por qué te cae mal? Es una buena chica

La madre de Johnatan, llamada Verónica, quedó varios segundos sin responder, su cara cambia totalmente cuando se trata de Natasha, aunque es muy pronto para saber el por qué.

-no es nada, sólo instinto de madre- se da la vuelta para irse de la habitación, pero no lo hace -¿Vas a seguir durmiendo o irás a practicar?- ante la pregunta Johnatan mira en dirección a su ventana para decidir

-iré a practicar- determina.

-----

Ya era la hora para ir al colegio y Natasha como de costumbre estaba en la ventana de su habitación, mirando la ventana de Johnatan pero luego de unos segundos se dio cuenta de que él no estaba allí

Sirio y CanopusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora