Capítulo 17: La fiebre y el enojo

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-¿Bruno? ¿Bruno?- al seguir sin respuesta decidió actuar, los paraguas estaban tirados en el suelo por lo que ahora eran los dos los mojados, pero nada se comparaba con lo empapado que estaba él.

Pasó una mano de Bruno por su hombro, y pasó una mano de ella por la cintura de Bruno para sostenerlo, luego de contar hasta 3 en su mente tomó impulso y se levantó, comenzó a caminar con dificultad ya que le pesaba, ella pensaba que él estaba inconsciente pero no era así, si bien no había respondido al llamado de Natasha, él estaba moviendo los pies lentamente para ayudarla a llevarlo aunque Natasha no lo había notado. Cuando entró a la casa ni siquiera se le cruzó por la mente cambiarse los zapatos, la ropa empapada de Bruno estaba mojando todo el suelo de la casa aún así Natasha siguió adelante, no sabía qué había pasado lo único en lo que pensaba era en dónde recostar a Bruno, tenía la intención de llevarlo a su cuarto pero como pensaba que estaba inconsciente decidió llevarlo al sillón del living, al llegar ahí, con la poca fuerza que le quedaba lo recostó 

-¿Bruno? ¿me puedes escuchar?- le decía mientras le tocaba las mejillas, tenía los ojos cerrados y tampoco decía nada -¿y ahora que hago?- comienza a caminar de lado, en ese preciso momento Bruno estornuda -¡la ropa!- dice en vos alta, se había dado cuenta que debía de cambiarle rápidamente la ropa para que entrara en calor, además de que debía de secarse, pero... ¿cómo lo haría? tenía que cambiarle toda la ropa y Bruno estaba inconsciente, eso solo significaba que debía hacerlo ella; lo hago no lo hago lo hago no lo hago pensaba caminando de un lado a otro hasta que nuevamente Bruno estornudó pero  4 veces lo hago se decide, lentamente se acerca a Bruno quién parecía estar desmayado, titubeando acerca sus manos a la parte se abajo del canguro que tenía puesto, es decir que iba a comenzar a quitarlo desde el abdomen hacia arriba, cuando comenzó a subirlo Bruno la toma del brazo para detenerla 

-¿qué haces?- dice en voz baja pues la garganta le dolía, al mismo tiempo Natasha quita sus manos y da un paso hacia atrás, se había asustado por 

-¡carajo me asustaste!- se lleva la mano al pecho tratando de calmarse -¿por qué no me respondiste cuando te estaba llamando?- le reclama un poco enojada 

-no tenía fuerzas para hablar- sigue hablando en voz baja, Natasha se agacha y queda a la altura de Bruno 

-¿qué pasó? ¿cómo es que estas tan mojado?- Bruno miraba el techo -¿pasó algo?- en eso baja la mirada encontrándose con el rostro preocupado de Natasha 

-la esperé- aunque seguía hablando en voz baja esta vez se notaba la angustia cuando hablaba -¿por qué no vino? ¿por qué no escribió?- la tristeza de Bruno se demostraba en sus expresiones, su cabello seguía largando gotas de agua hacia el rostro de Bruno, Natasha no sabía si había comenzado a llorar o también eran gotas de la lluvia 

-¿estás hablando de Caroline?- lo último que sabía era que se iba a encontrar con ella 

-no apareció, y le escribí- trata de sentarse a lo que Natasha lo ayuda -tenía frío y aún así la esperé- Bruno no le explicaba bien que era lo que había pasado pero Natasha comenzaba a entender -sé que está enojada pero- comienza a temblar nuevamente -pero no tenía que hacer esto- y es allí que Natasha pudo distinguir una lágrima de Bruno, éste comenzó a estornudar sin parar a lo que Natasha se puso razonable, lo primero que debía hacer era hacerlo entrar en calor 

-debes de cambiarte- le ordena 

-¿que?- sus mejillas estaban cada vez  más rojas, Natasha acerca su mano y le toca la frente

-tienes fiebre- se preocupa -ven, debo llevarte a tu cuarto- se agacha, toma el brazo de Bruno y se lo pone encima de su hombro -ahora ayúdame a levantarte- asiente con la cabeza, logra levantarlo y comienzan a caminar lentamente hacia las escaleras, una vez allí comenzaron a subirlas  lentamente también 

Sirio y CanopusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora