Dos días después.
Estoy en el aeropuerto, con mi valija en mano, en un mar de lágrimas, porque si hay algo que odio son las despedidas.
Camila también lloraba. La abracé muy fuerte, sabiendo que la iba a extrañar mucho.
- Espero volvernos a ver - se acercó Aaliyah. - Fue linda la convivencia contigo - reímos y nos abrazamos.
- Te voy a extrañar mucho, Tina - se acercó Shawn. - Perdóname si en algún momento te hice enojar - lo miré con ternura - Pero quiero que sepas que te quiero mucho.
- Y yo a ti - susurré.
Se alejó de mí y le dio paso a Nathen.
Él me abrazó por la cintura y yo enrolé mis brazos en su cuello.
- No llores, cariño - me susurró - Yo te voy a esperar. Estaré aquí, esperándote.
- Te quiero - lo miré y le acaricié la mejilla.
Él se acercó y me besó la nariz. Sonreí con ternura.
Se separó de mí y observé a cada uno.
- Bueno, es hora de marcharme - dije con tristeza y sonreí débilmente.
Ellos me abrazaron por última vez y caminé hasta la puerta de embarque. Le mostré mi pasaje al de seguridad y antes de entrar me giré.
- Otra cosa - dije, y ellos me observaron. - Cuando los vuelva a ver, espero que hayan aprendido a besarse - señalé a Shawn y a Camila.
Ambos se pusieron rojos al instante. Y ahora puedo irme feliz.
Embarqué y me ubiqué en mi asiento. Suspiré y traté de despejarme, no quería llorar todo el viaje. Agarré mi libro y me puse a leer.
(**)
Me desperté con el anuncio de una azafata.
Ya habíamos llegado a Buenos Aires.
Recogí mis cosas y descendí del avión, bostecé, muriendo de sueño y sintiéndome triste. Comencé a extrañar mucho Canadá. Con mi maleta en mano, caminé hasta la puerta de arribos.
Al salir, vi a mucha gente esperando a sus seres queridos. En mi caso, mi padre no sabía que estaba aquí. Hasta en eso, me olvidé.
Suspiré cansada y me compré un café. Al salir del aeropuerto, tomé un taxi hasta mi casa.
Cambié el chip de mi móvil y lo encendí.
Cuando finalmente tuve cobertura, decidí enviarle un mensaje a Shawn para informarle que ya había llegado. Volví a bostezar y bloqueé el móvil.
Apoyé mi cabeza en la ventana del auto, observando la ciudad. Odiaba esta horrible sensación.
Al llegar a mi hogar, bajé del taxi y el conductor abrió el maletero para sacar mi maleta. Se despidió y se fue.
Me quedé observando mi casa hasta que decidí entrar.
Qué estúpida fui, no llevaba la llave. Rodé los ojos y toqué el timbre.
Esperaba que estuviera mi padre, porque si no, estaría aquí todo el día.
Volví a tocar el timbre y nadie respondió. ¿Y ahora qué hago? Saqué mi móvil. No quedaba otra opción que llamarlo.
Escuché la puerta abrirse y despegué la vista de mi móvil.
- ¿Hija? - Se notaba que recién despertaba.
- Hola, pa - sonreí.
Él se avalanzó hacia mí y me abrazó.
- ¿Por qué no avisaste que llegabas? Te iba a buscar al aeropuerto - dijo él. Sus ojos estaban húmedos. Le sonreí con ternura.
- Quise darte una sorpresa - alcé los hombros. Él rió.
- Pasa, pasa - me dijo él. - Estás bronceada - observó. Fuimos a la cocina.
- Sí, me llevaron a una playa - sonreí. Él asintió.
Buscó algo en el microondas y me extendió un plato.
- Compré churros - dijo él.
- Gracias - sonreí.
Se me hacía raro hablar español después de una semana en Canadá. Me había acostumbrado al inglés.
Tomé unos mates con mi papá y hablamos de mi semana en la casa de Shawn, le conté que me nombró su mejor amiga delante de todos sus amigos y familiares.
- ¿Y cómo es ese tal Nathen? - sonó curioso. Sentí una pizca de celos en su voz.
- Es agradable, juega al hockey en un equipo conocido de Canadá. Y es lindo - dije y mordí el churro.
- ¿Lindo? - él alzó una ceja.
- Sí - dije.
Luego de esa charla, me fui a dormir.

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Conociéndote ~ SM
Fanfiction¿Alguna vez has soñado con conocer a tu artista favorito? Eso es lo que le sucedió a Martina; ella adoraba a Shawn Mendes y, como el sueño de toda fanática, lo conoció. Pero todo dio un giro inesperado. Hay cosas que valen la pena esperar, cosas que...