Después de esa sesión de fotos, fuimos por el helado que Shawn me había prometido. Pasamos un rato agradable juntos y luego regresamos al hotel.
—Gracias por el helado —dije cuando estábamos en el pasillo de nuestras habitaciones.
—No hay de qué —sonrió.
—Oye... —mordí mi labio inferior—. Lamento mi comportamiento en la sesión. Fui una estúpida —él me observó con el ceño fruncido.
—Retracto lo que has dicho —pasó su mano por su cabello—. Tina, estabas nerviosa y tenías miedo. Es lo más normal del mundo. Tienes derecho a haberte sentido de esa manera. Yo no te voy a juzgar, nadie lo hará. Incluso yo me puse nervioso estando en paños menores frente a esas personas —trago saliva—. Además, las fotos salieron geniales —sonrió—. Tranquila, lo peor ya pasó, ya estamos aquí a salvo —sonreí—. ¿Nos veremos en un ratito para almorzar? —asentí—. Genial.
Él entró a su habitación y yo a la mía.
Estaba agotada. Lo único que quería hacer era acostarme boca abajo en esa cama y dormirme cien años.
—¿Pero qué rayos? —me pregunté al ver pétalos de rosas por toda la habitación. Caminé confundida hasta la recámara, donde había globos colgando y otros flotando en el techo. Estaba a punto de llamar a recepción para que me dieran una explicación de por qué mi habitación estaba decorada de esta manera.
—¡Feliz San Valentín, muñeca! —oí a mis espaldas y di un brinco del susto. ¿Por qué todos tienen la maldita costumbre de asustarme?
Me di media vuelta y vi a Nathen con un ramo de rosas rojas. Sonreí levemente y me acerqué a él. Sin más, lo abracé con todas mis fuerzas y lo besé.
—Son muy bonitas —dije al recibir el ramo de rosas—. Gracias. —Besé su mejilla—. ¿Cómo supiste que estaba aquí? —pregunté curiosa.
—Se dice el pecado, no el pecador —y nos reímos—. Quería darte una sorpresa —mordió su labio.
—Y vaya sorpresa me llevé —besé la comisura de sus labios—. En serio, Nathen, agradezco muchísimo todo lo que has hecho por mí.
—Eres mi novia. ¿Qué no haría por ti? —confesó, y esas ganas de comerle la boca no faltaron.
Llamaron a la puerta y ambos, agarrados de las manos, nos dirigimos hacia la entrada. Al abrir, estaban Camila y Shawn hablando.
—Hey, hola —dije, y ellos me observaron.
—¡Nathen! —exclamó Camila. Shawn, al notarlo, cambió su expresión—. ¿Cómo has estado?
Ambos se saludaron. Yo miraba la reacción de Shawn, sin entender nada.
—Hey, Shawn —dijo Nathen, saludándolo.
—¿Cómo estás, Nathen? Tanto tiempo sin verte —dijo Shawn.
—Lo mismo digo —respondió Nathen.
—¿Nos acompañan a almorzar? —preguntó Camila, y nosotros asentimos.
Fuimos a un restaurante no muy lejos del hotel. Pedimos una mesa y nos sentamos a hacer nuestro pedido.
Los tres charlaban animadamente, mientras yo solo escuchaba su conversación, sin opinar sobre nada. De vez en cuando, hacía un gesto.
Después de almorzar, nos dirigimos al hotel, que como dije, no quedaba muy lejos, así que fuimos caminando. Camz iba a mi lado, y los chicos unos centímetros atrás.
—¿Vamos al salón de belleza esta tarde? —preguntó ella.
—Me parece una excelente idea —sonreí.
—Vaya sorpresa la de Nathen —movió las cejas.
—Sí, la verdad que sí —nos reímos—. ¿Qué tal tú y Shawn? —pregunté.
—Estoy sin palabras —dijo, notando un ligero brillo en sus ojos, lo que me hizo sonreír con ternura—. Hoy al llegar al hotel, él no estaba, pero decoró la habitación con muchas de mis flores favoritas —se mordió el labio inferior—. Esta noche, me dijo que me tiene una sorpresa.
—Ay, amiga, estoy súper contenta por ustedes —la abracé—. Se merecen una vida eterna ustedes dos.
—Lo mismo pienso de ti y Nathen —mis mejillas se ruborizaron.
—Gracias, Camz.
Habíamos quedado en ir al salón de belleza a las cinco de la tarde, así que al llegar a nuestro cuarto, Nathen se quedó viendo una serie conmigo hasta que caí dormida.
Al despertarme, él ya no estaba en la habitación. Revisé la hora y faltaba poco para ir al salón de belleza con Camila, así que decidí darme una ducha y, cuando ya estaba lista, fui a esperarla en el lobby del hotel.
Cuando ella llegó, fuimos hasta la camioneta que nos llevaría al salón de belleza, donde Mila había programado una cita para ambas.
Extrañaba pasar momentos con ella; es tan carismática, sencilla y dulce. Es la persona más espontánea que conocí en mi vida.
Ella me contaba que dentro de unas semanas empezaba su gira de promoción por su álbum, el cual había sacado hace unas semanas atrás.
Pasé una hermosa tarde con ella.
Al llegar a mi habitación, Nathen no estaba, pero había dejado una carta.
Te espero en el lobby, a las 21 hs
Sonreí y fui a arreglarme.
Me maquillé y me puse un vestido blanco, con la parte de abajo adornada con plumas.
Ya estaba lista. No sé si es demasiado o demasiado poco, pero me da igual. Suspiré y salí de la habitación.
Caminé hacia el ascensor y apreté el botón para subir.
Sentí una presencia a mi lado y miré de reojo.
—¿Tienes una cita, Tina? —sonreí.
—Sí, así es —respondí, observándolo. Llevaba una camisa negra con tres botones desabrochados en la parte superior; fue lo primero que noté—. Te ves bien.
Él me miró y sonrió. —Tú también, Tina. Estás hermosa —llegó el ascensor y entré.
—Yo espero el siguiente —dijo él. Asentí, un poco confundida. ¿Por qué esperar el siguiente? ¿Acaso ya le avergüenzo?
—Adiós, Mendes —dije.
—Adiós, Hurley —respondió.
Y las puertas del ascensor se cerraron.

ESTÁS LEYENDO
Conociéndote ~ SM
Fiksi Penggemar¿Alguna vez has soñado con conocer a tu artista favorito? Eso es lo que le sucedió a Martina; ella adoraba a Shawn Mendes y, como el sueño de toda fanática, lo conoció. Pero todo dio un giro inesperado. Hay cosas que valen la pena esperar, cosas que...