Me encontraba en el aeropuerto, con una maleta a mi lado y una mochila en mi espalda. Estaba súper nerviosa, hace tiempo que no me subía a un avión, y además, con muchas horas de viaje por delante.
Mi papá estaba a mi lado, acompañándome para hacer el check-in. Eran las seis de la mañana y me moría de sueño, aunque los nervios no me dejaban dormir. Habré dormido tres horas, a lo sumo. Me quedé hasta tarde terminando de prepararlo todo, y revisé unas trescientas veces el clima de Canadá. ¿Pueden creer que me estoy yendo a Canadá? Porque yo no. Mordí mis uñas nerviosa.
Después de hacer el check-in, mi papá me acompañó hasta la puerta de embarque. Lo abracé tan fuerte, estaba aterrada y no sé por qué.
- Te llamaré cuando aterrice - él asintió - Cuídate ¿sí? Te amo - le dije, y mis lágrimas empezaron a salir, aunque estaba feliz porque me iba a Canadá a ver a Shawn y a Camila. Me costaba despedirme de mi papá.
- Te amo más, hija - me dijo él, abrazándome - Diviértete mucho - asentí.
Rompimos el abrazo y caminé hasta la entrada. Coloqué el boleto en aquel aparato, y cuando hizo el sonido avancé con lentitud hasta estar adentro. Miré hacia atrás y mi papá estaba ahí, parado con sus ojos rojos, despidiéndose de mí con su mano. "Te amo", susurró. Levanté mi mano y susurré un "yo más" sin más, aunque me costara. Me adentré, caminé por el pasillo asustada, nerviosa, feliz por viajar y triste por dejar solo a mi papá.
Ya cuando entré en el avión, busqué mi asiento y coloqué mi mochila en una de las butacas. Me senté y puse mi móvil en modo avión. Luego de unos largos minutos, el avión empezó su destino, a Canadá.
Quince horas en un avión. El culo ya se me había hecho cuadrado. Se me habían dormido las piernas y me empezó a doler la cabeza fatal. Bueno, ya empezamos mal.
Agarré mi mochila y bajé del avión en busca de mi maleta. Antes de salir, encendí mi móvil y luego de buscar internet, le mandé un mensaje a mi papá diciendo que ya había llegado, luego una foto mía toda fea. Luego llamé a Camila, pero la muy pendeja no contestaba.
Camz, ya llegué :)
✓
Cami???
✓- Genial - Susurré. Ni siquiera llevo aquí una hora y ya me encuentro perdida.
Salí del lugar y comencé a caminar, observando a la gente, pero ninguna de ellas era Camila. Empecé a morderme las uñas nerviosa. ¿Y si me secuestran? El pánico comenzó a apoderarse de mí. Saqué el móvil y busqué entre los contactos a Shawn, luego observé a las personas que estaban ahí.
Si nadie viene a buscarme, no me quedará otra opción que llamarlo. Pensé.
Un hombre llamó mucho mi atención. Sostenía un cartel al revés. Bloqueé el móvil y comencé a acercarme hacia él con lentitud.
Como ya mencioné, el cartel estaba al revés, así que incliné la cabeza mientras avanzaba para leer el nombre.
«Martina Elizabeth Hurley».
Me enderecé y salté de la felicidad, avanzando hacia el hombre calvo, pero una persona se interpuso en mi camino y mis torpes pies tropezaron con su maleta, que cayó a los pies del hombre calvo.
Él se asustó y retrocedió unos pasos. - Señorita, ¿se encuentra bien? - Dijo ayudándome a levantarme.
- Sí - Dije mientras me acomodaba el cabello - Soy Martina, un gusto - señalé el nombre en el cartel. El hombre revisó una hoja que llevaba detrás del cartel. - ¿Necesita ver mi documento? - Fruncí el ceño.
- No se preocupe - Sonrió - acompáñeme señorita - Me sentí como una súper estrella en ese momento.
Tomó mi maleta y mi mochila, y comenzó a guiarme hacia la salida. ¿Los canadienses son tan amables? Quiero veinte de ellos.
No caminamos mucho, me llevó hasta un estacionamiento y se detuvo detrás de una camioneta negra. Abrió el maletero y metió mis cosas.
- Puedes entrar al vehículo, señorita - Me dijo él. Y con una sonrisa le agradecí.
Fui hasta la puerta trasera y la abrí.
- ¡Buuuuu! - Pegué un grito tan alto que todo el aeropuerto lo escuchó. Asustada, me agarré el pecho intentando calmar mi pulso.
Miré a la persona y era nada más y nada menos que Camila Cabello. Chillé al verla.
- ¡Camz! - Dije y me lancé sobre ella - Debería estar enojada contigo - Hice una mueca de ofendida - Te llamé mil veces y no contestabas, PENSÉ QUE ME IBAN A SECUESTRAR.
Ella se rió - Lo siento, es que ando sin cobertura - pasó un mechón detrás de su oreja. - Cuéntame, ¿cómo estuvo el viaje? - Hice una mueca.
- Mi trasero está del tamaño de un bloque de Minecraft - Dio una sonora carcajada.
- Bueno, me alegro - Dijo ella y me dio un golpecito divertido - mira lo que te traje - Dijo, y me dio una bebida caliente de Starbucks.
- Te amooo - Dije y la abracé.
- Okey, tengo dos horas. Quedé con Shawn para comprar las últimas cosas para su fiesta.
- Está bien, no te preocupes - tomé un sorbo de mi capuchino.
- Tranquila, Aaliyah está ayudándonos - Me atraganté. - ¿Estás bien? - Me miró preocupada.
- ¿Involucraste a Aaliyah? - Ella asintió - ¿Estás loca? -Dije.
- Bueno, no podía hacer esto sola. Si no, Shawn empezaría a sospechar. Además, me estoy quedando en su casa.
- Entiendo - Dije.
- Bueno, bajate - Me dijo. Y la miré sin entender. Miré por la ventanilla y estábamos en el hotel. ¿En qué momento?...
Bajamos y fuimos hasta la recepción. Cami me ayudó con el hotel, porque yo no tenía ni idea.
- ¡Muy buenas! - dijo una mujer de unos cuarenta y pico. - ¿En qué puedo ayudarlas?
- La chica tiene una reserva - Habló Camila.
- ¿Nombre de quién? - Dijo ella.
- Martina Elizabeth Hurley - Habló ella de nuevo. La observé sorprendida.
- Oh, sí - Dijo ella y nos miró. Hicimos el papeleo y luego me dio la tarjeta. Cam me acompañó hasta mi habitación.
Subimos en el ascensor al piso seis, habitación 108. Era muy bonita.
Cuando apenas entras hay un pasillo. La primera puerta es el baño. Te topas con un mini salón y a unos metros, estaba la habitación, una cama de dos plazas, con un gran balcón con vista a la ciudad.
Charlamos un rato con Cami y luego ella se marchó.
Pedí servicio a la habitación y luego me dormí.
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Conociéndote ~ SM
Fanfiction¿Alguna vez has soñado con conocer a tu artista favorito? Eso es lo que le sucedió a Martina; ella adoraba a Shawn Mendes y, como el sueño de toda fanática, lo conoció. Pero todo dio un giro inesperado. Hay cosas que valen la pena esperar, cosas que...