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-Me habías asustado cuando no te vi a mi lado esta mañana -habló Nathen.

-Lo lamento, quería ver a Aaliyah -dije mientras me quitaba la chaqueta.

-Lo sé, me lo dijo Kimberly -no podía mirarlo. Me costaba mucho verle a los ojos después de lo que hice con Shawn.

-¿Madison? -pregunté mientras me arreglaba el cabello.

-¿Por qué cambias de tema? -Relamí mis labios.

-¿Qué? -reí, intentando ocultar mi nerviosismo- Solo pregunté por tu hermana.

Veía de reojo cómo se acercaba a mí y me agarraba de la cintura, comenzando a darme besos en el cuello.

-No, Nathen, no quiero -dije alejándome de él.

-¿Por qué? -preguntó él. Aunque no lo estaba viendo, sabía que me miraba con el ceño fruncido.

-No tengo ganas -dije.

-No lo entiendo, siempre te gustaba que te mimara -suspiró-. ¿Qué pasó en la casa de Shawn Mendes? -preguntó, y esa pregunta me inquietaba-. Martina.

Cerré los ojos y lo observé.

-¿Qué estás insinuando? -dije.

-Nada, solo... -Lo interrumpí.

-Nathen -pausé. No sabía qué decirle, no tenía la menor idea-. Nada, déjalo.

-Amor, lo lamento. No quiero ponerte de malhumor -se acercó y me abrazó-. Te amo -dijo.

-Y yo a ti.

En la noche cenamos y luego nos fuimos a dormir.

Al otro día, ambos nos despertamos temprano y desayunamos juntos.

Su madre me dio una taza de café con hot cakes.

Nathen y yo estábamos callados, no decíamos nada. Tomábamos nuestro desayuno en silencio, sin ningún tema de conversación.

-Buenos días -dijo Alice, apareciendo en el comedor.

-Hola -sonreí.

-¿Qué cuentan? -preguntó ella.

-Yo, nada interesante -tomé un sorbo de mi café.

-Hola chicos -apareció Madison en su pijama.

-Hola Madi -sonreí.

Su madre les trajo el desayuno a ambas, y empezaron a sacar temas de conversación.

La madre de Nathen recogió los restos del desayuno y los llevó a la cocina.

-Yo me cambiaré para ir a entrenar -dijo Nathen, levantándose de su asiento y yendo a su habitación.

Por mi parte, ayudé a mi suegra a lavar los trastes.

-¿Te parece que mañana vayamos a comprar libros de bodas? -dijo la madre de Nathen muy ansiosa. Sonreí levemente, aunque por dentro quería desaparecer.

-Me parece una buena idea -ella me abrazó.

-Te apreciamos mucho, Martina. Eres la esposa ideal de Nathen -tomó mi mano-. Serás la novia más hermosa de todas. Haremos una boda perfecta y única, como a ti te guste -besó mis nudillos.

-Muchas gracias, pero no hace falta hacer una gran ceremonia -dije.

-¿Cómo que no? Por supuesto que habrá. Ambos se merecen lo mejor. ¿Dónde te gustaría hacerlo? -dijo ella-. Podríamos hacer el civil aquí y en Argentina por iglesia. Aunque debemos hacer unos papeleos, de eso me encargo yo -su rostro reflejaba lo ansiosa y feliz que estaba. No podía decepcionarlos. No, les rompería el corazón.

Conociéndote ~ SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora