-Cada día estás más guapo -dije, cogiéndole del rostro para verlo mejor.
Shawn sonrió complacido.
-Para qué decir que no, si sí -respondió él, hinchado de orgullo por los halagos.
Existía gente con buena autoestima y luego estaba Shawn, con su autoestima y amor propio volando con fuerza por la estratosfera. Y para ayudarlo, todos éramos sus fan número uno.
-Pero no tan guapo como tú -me besó.
-¿Vamos? -pregunté. Él asintió, agarró mi mano y salimos de aquella cabaña.
Fuimos a un centro comercial y entramos a ver ropa.
Empecé a mirar los percheros y vi una chaqueta que me gustó mucho.
-¿Te gusta? -preguntó él a mis espaldas.
-Es bonita -volví a dejarla en su lugar.
Él la volvió a tomar y la llevó a la caja.
-¿Qué haces? -pregunté.
-Pues, complaciéndote -dijo él, mirándome por encima de sus gafas.
-Bueno, lo agradezco, pero no quiero que me complazcas -le miré seriamente.
-Pero yo sí quiero hacerlo -insistió él.
-Shawn -cerré la boca-. Peter... yo puedo pagármelo.
-Claro que sí, Elizabeth, pero yo quiero complacerte -repitió.
Rodé los ojos e indignada, me senté en aquel sofá.
Después de unos minutos, él llevaba la bolsa de la compra.
-Ni siquiera la voy a usar -bufé.
-Algún día, lo harás -dijo él, divertido.
Volvió a agarrar mi mano y empezamos a caminar de nuevo.
Sostener la mano de Shawn era como sujetar una mariposa o un latido, como tener algo completo y vivo en la mano.
-Gracias -dije, y él sonrió de lado.
-No hay de qué.
Fuimos a almorzar a un restaurante cerca de la playa. El mesero nos guió hasta una mesa vacía para dos personas y nos dejó la carta.
-Me gusta tu vestido -dijo él, mientras miraba la carta.
-Muchas gracias -le observé-. Me gustan tus lentes -y él me sonrió divertido-. ¿Vino blanco? -él asintió.
-¿Camarones? -asentí.
Almorzamos entre risas y, por un segundo, nos olvidamos de los demás. Con Shawn, te olvidas de todo, incluso de tus propios problemas, y te hace volar tan alto en un lugar donde eres feliz.
Después de almorzar, fuimos a visitar sitios turísticos de aquí, y él no dejaba de sacarme fotos. Por la tarde, caminamos descalzos por la orilla del mar, contemplando el atardecer.
-Esto es bellísimo -dije embobada, mirando el sol esconderse detrás de las olas.
-Y tú aquí lo haces ver aún más bello -dijo Shawn, y me sonrojé.
-Tú también haces que sea bonito -él sonrió y apretó mi mano.
-¿Quieres que vayamos a una fiesta? -preguntó él.
-Eso suena genial -contesté.
Fuimos a la cabaña y empezamos a prepararnos. Shawn me dejó ducharme primero y, cuando salí, me cambié, me sequé el pelo y me lo planché.
Él salió del baño en boxers y se cambió. Me resultaba difícil maquillarme cuando mi vista se desviaba hacia él vistiéndose.
-Deja de acosarme -dijo él de espaldas, y me sobresalté.
-Es que estás tan guapo -confesé, y él soltó una carcajada.
Cuando él estuvo listo, se sentó a mi lado y me observó maquillándome.
-¿Por qué te pones todas esas cosas? -preguntó confundido- Eres bella sin todo eso -me miró con el ceño fruncido.
-Hombres -dije-. ¿Cuándo entenderán los hombres que nosotras, las mujeres, no nos arreglamos por ellos, sino para estar bien con nosotras mismas? -coloqué gloss.
-Y me parece perfecto, pero a lo que voy es que no lo necesitas, ya eres preciosa -acarició mi cabello. Sonreí-. ¿Vamos? -dijo él.
-Vamos -contesté.
Fuimos a cenar en "Island of Hawaii" y luego de aquella velada, fuimos a una discoteca.
Mostramos nuestras identificaciones y nos dejaron pasar.
Con Shawn fuimos a la barra y nos pedimos algo de beber, un tequila y un daiquiri.
Empezó a sonar toda clase de música y ambos nos divertíamos.
Tomamos mucho, bailamos mucho. Ambos estábamos disfrutándolo.
A las seis de la mañana, salimos de aquella discoteca y caminábamos rumbo a nuestra cabaña.
-Qué loco -dije, y él me observó-. Vimos el sol esconderse y ahora lo vemos salir -sonreí.
-Fue una buena noche -dijo él.
-Así es -afirmé.
-Aun queda el after party -dijo él, y sonreí.
-¿Y cuál es tu after party? -pregunté alzando una ceja.
Se acercó a mí y me susurró:
-Estar abrazado a tu lado, en la misma cama -sin más, tomó mi mano y corrimos hasta la cabaña. Empecé a reírme de lo desesperados que estábamos por llegar.
Abrió la puerta y entramos deprisa.
Me quité los tacones y caminé hasta la cocina, observándolo.
-¿Ahora qué? -pregunté. Él, sin contestar, se acercó a mí, me levantó y me colocó sobre la isla, enrollando mis piernas en su cadera, y empezamos a besarnos ferozmente.
-Complacernos -dijo él.
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Conociéndote ~ SM
Fanfic¿Alguna vez has soñado con conocer a tu artista favorito? Eso es lo que le sucedió a Martina; ella adoraba a Shawn Mendes y, como el sueño de toda fanática, lo conoció. Pero todo dio un giro inesperado. Hay cosas que valen la pena esperar, cosas que...