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Shawn me despertó a las siete de la mañana para que lo llevara al gimnasio. ¡A las siete de la mañana!

—¿Y no quieres correr por el barrio? —se rió.

—No, Tina, ayer me prometiste llevarme al gimnasio —bufé.

—Está bien, ahí me levanto —él no se molestó, y lo observé— ¿me darías privacidad?

—Ah, sí, lo siento —se disculpó y salió de la habitación—. ¡Haré el desayuno! —gritó.

—Está bien —dije.

—¡Aaliyah, levántate! —gritó Shawn.

—¡Deja de gritar! —chillé, corrí las cobijas y me levanté.

—¡Tina, tú también, levántate! —bufó.

—¡Dejen de gritar, par de tontos! —se oyó a Aaliyah, de lejos.

Entré al baño riéndome, me di una corta ducha y luego me vestí.

Bajé las escaleras y estaban Aaliyah y Shawn hablando animadamente.

—Holis —dije y los saludé.

—Buenos días, Mar —me sonrió Aaliyah.

—Buenos días, Aaliy —fui hasta la nevera y agarré el pote de dulce de leche.

—Hey, Mar, no tienes donuts —hizo puchero—. Tú, sin donuts, no eres tú —nos reímos.

—No te preocupes, me haré unas tostadas con dulce de leche —sonreí.

Me extendió la taza con té y desayunamos tranquilos.

Luego, Shawn me ayudó a lavar los trastes y salimos de la casa.

—Okey, aquí cerca hay un gimnasio que literalmente es gigante —dije mientras manejaba—. Y a unos metros, hay un gran shopping, pero es bastante tranquilo. No hay mucha gente, menos a esta hora y día de semana.

—Cool —dijo él—. ¿Ustedes qué harán?

—Nosotras iremos al spa —lo observé unos segundos—. Tranquilo, aquí no te reconocerán. Bueno, puede ser que sí, pero no tendrás unas quinientas fans alrededor tuyo. Esta zona es muy tranquila, además, vienen muchas personas famosas, así que para la gente es normal ver celebridades.

—Eso es bueno —se rió.

—Nosotras estaremos en el piso de arriba, en el salón de belleza.

—Está bien —sonrió.

Estacioné un momento para que Shawn bajara.

—Oye, pero... ¿estas personas hablan inglés? —preguntó.

Me quedé callada pensando en lo que dijo.

—Bajaré contigo a fijarme. Aaliyah, ¿te quedas aquí?

—Sí, tranquilos, ustedes vayan —dijo y se pasó al copiloto.

Apagué el auto y acompañé a Shawn al gimnasio. Literalmente, este lugar era enorme. Apenas entras, está la recepción.

—Hola, buenos días —dijo la muchacha al vernos.

—Hola, ¿qué tal? —sonreí.

—¿Son clientes de aquí? —preguntó ella.

—Yo sí, él no —señalé a Shawn—. Él quiere anotarse, pero solo unos días. Vino de vacaciones aquí y no estará por mucho tiempo.

—¿Quién va al gimnasio en vacaciones? —bromeó.

—Créeme que él lo hace —reímos. Shawn se encontraba callado sin entender nada, vio unos bancos y se sentó con el móvil.

—Okey, mira. Puede hacerse socio, paga una vez y puede venir cuando guste, una vez al día, mañana, tarde o noche, tres horas. Son cuotas mensuales de mil doscientos, pero la inscripción sería de dos mil setecientos. Es mucho mejor que pagar mil seiscientos todos los días.

—Sí, la verdad que sí —dije pensativa—. Oye, ¿hablan inglés?

—¡Claro! Tenemos personal trainers capacitados para los extranjeros —sonrió.

—Eso es bueno. ¿Hay que llenar algún formulario?

—Así es —me dio una hoja para rellenar—. Tiene que rellenar con los datos personales y luego haríamos el pago. ¿Él habla en inglés? —preguntó.

—Sí —contesté.

—En ese caso, serían dos plantillas que debería rellenar, una en inglés y otra en español —asentí—. Luego se hace el pago y listo, hoy mismo puede comenzar.

—Estupendo —le di mi tarjeta de crédito para pagar la primera cuota. Después de unos minutos, me devolvió la tarjeta y la guardé. Llamé a Shawn y él se acercó curioso.

—¿Qué pasó? —dijo él.

—Tienes que rellenar estos papeles y hoy mismo empiezas —asintió y rellenamos las hojas.

Él firmó y ya estaba todo listo.

—Voy a llamar al personal trainer, un segundo —dijo ella.

—¿No hay que pagar? —preguntó él confundido.

—Ya está —sonreí.

—Tina... —dijo él, y escondí una sonrisa. Detesta que pague.

Lo abracé y estuvimos abrazados hasta que la chica volvió con un hombre. Se presentó y me despedí de Shawn.

—Ya sabes dónde encontrarme —le dije a Shawn.

—En el centro comercial, planta alta, salón de belleza —sonreí.

—Así es —él me dio un beso en la frente y salí del gimnasio.

Aparqué el auto dentro del centro comercial y fuimos al salón de belleza, tenía una cita programada. Empezamos a hacernos cosas en el pelo y en la cara. Aaliyah es una chica increíble, es buena onda, carismática y espontánea. Vale oro.

—Aquí faltaría Camila —hizo puchero.

—Sí, ya la extraño mucho.

—Yo igual —suspiró—. Estoy muy contenta de que la hayan llamado para ser protagonista de aquella película.

—Ganará el Oscar, te lo aseguro —sonreímos.

—Muchachas, hay un chico que quiere verlas —dijo la mujer—. ¿Hago que entre?

—¿Chico alto, medio robusto? —pregunté.

—Sí, con rostro precioso —me reí—. Habla inglés.

—Sí, déjelo pasar.

Dejaron pasar a Shawn y se sentó frente a nosotras.

—¿Por qué estás tan mojado? —le preguntó su hermana.

—Pues, había un vestidor con duchas con bastante privacidad —dijo él—. Así que me di una ducha.

—¿Fuiste equipado? —me reí.

—En mi bolso, siempre llevo lo necesario —dijo mostrando su mini bolso deportivo—. ¿Qué se están haciendo? —preguntó curioso.

—Aaliy, un tratamiento facial, y yo manicura —sonreí.

—Yo también quiero —dijo él como un niño pequeño. En ese momento, mi corazón se derritió de amor.

Vino otra chica, la cual atendió a Shawn, quien miraba curioso el tratamiento que le estaba haciendo.

Observé con ternura a Mendes, notó mi mirada en él. —Te quiero —susurró.

Yo te quiero mucho más, muchísimo más.








Conociéndote ~ SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora