-100-

99 16 0
                                    

La Chara de Reapertale no había parado de sonreír desde hace un buen tiempo. Todo iba perfecto, estaba delante del esqueleto de bufanda roja y se había asegurado que nadie pudiera venir a interponer esa "visita" por su parte.

Geno levantó su mano izquierda, estando preparado para atacar a la contraria en cualquier momento. Controlaba su respiración, no debía alterarse justo ahora, lo mejor en una (posible) batalla era estar tranquilo y neutral, los nervios podían jugar muy en su contra.

-¿Quién demonios eres?- volvió a preguntar el esqueleto, mirándola con seriedad.

-Bueno Geno, veo que tu memoria no es muy grande, pero así será más divertido, ¿no?- su sonrisa aumentó aún más, casi como si su boca fuera a partirse-. Hace mucho tiempo, también vivía aquí, pero pasaron cosas que realmente no te interesarían, y... digamos que Sans compartió un poco de su poder conmigo.

Señaló su hoz con la cabeza, haciendo que Geno tragara en seco. Por alguna razón empezó a sentir miedo ante esa revelación.

-¿Cómo que... compartió?

-Está bien, digamos que aproveché la oportunidad para hacerme más fuerte, y ese huesos flojos lo logró. Prácticamente somos iguales, por lo que te causamos el mismo efecto- Chara se acercó despacio, posando levemente la punta de sus dedos en la barbilla ajena, el cuál estuvo completamente quieto para poder luchar en caso de ataque-. Eres inmune a nuestro poder. ¿Cómo podemos matar a alguien vivo? Jajaja.

Volvió a alejarse a paso lento, dando la espalda a Geno.

-¿Solo has venido a hablar?- su ojo empezó a tornarse rojo y azul, sentía cerca el peligro.

-Hace mucho tiempo, Sans me encerró en un lugar donde no pudiera salir después de que muriera Toriel, la diosa de la vida. Durante muchísimo tiempo estuve encerrada, sin nadie a mi alrededor con quien conversar, pero logré salir y empezar un pequeño juego. Por desgracia, el huesos flojos logró recuperar lo que yo destruí, y me lo lleva ocultando durante mucho tiempo, pero por fin lo logré, encontré la línea temporal perfecta. Así que, querido amigo...





































-¿Qué tal si volvemos a empezar el juego, Geno?

Otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora