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El sonido de aquellos grilletes resonando por el oscuro vacío era lo que oía la mayoría del tiempo. Ese insoportable ruido que ya deseaba dejar de oír de una vez por todas. No debería haber acabado así, sin haber acabado su trabajo.

-Maldito seas Sans... estaba tan cerca. Dos segundos más y ese "buenazo" de Asgore estaría compartiendo polvo con Toriel- la Chara de vestido negro soltó un gruñido de enfado, mirando a lo que se suponía que era el suelo-. Me vengué, pero aún no he terminado.

-Vaya vaya, veo que hay un sujeto bastante... peculiar- la humana miró a su alrededor levemente asustada, intentando localizar al dueño de esa extraña voz-. Hum... Creo que podrías ser de bastante ayuda en mi... interesante proyecto.

-¿Quién eres?- una silueta enfrente suya la alertó, entrecerrando los ojos-. ¿Cómo has venido hasta aquí?

-Esa no es la pregunta correcta, si no más bien, ¿para qué?

-Explicate.

-No he podido evitar encontrar este extraño... lugar, y encontrarte a ti, pero creo que ha sido una buena inversión de tiempo. Dime, ¿qué te parece si hacemos un pequeño trato?

-¿Por qué debería tan siquiera pensarlo?

-Muy, muy fácil. Yo te daré poder, y tú me darás resultados.

-¿Poder? ¡Ja! Me cuesta creerlo.

-Oh, ¿enserio?

Un ligero pitido inundó el lugar, como una especie de sonido de... escritura Wingdings.

Sus grilletes inmediatamente dejaron de atarla, cayendo pesadamente al suelo. Primero miro la perplejidad, pero enseguida Chara sonrió locamente, mirando a la sombra.

-Volvamos a hablar de ese "trato".

Otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora