Reaper era muy propenso a distraerse en las reuniones que tenía con los otros dioses en las grandes reuniones que convocaba Asgore, ganándose el regaño de este mismo o de Undyne, pero todos los dioses sonreían con comprensión al saber los motivos de esas distracciones.
Reaper se quedaba embobado mirando la mesa, o mejor dicho debajo de ella, sujetado entre sus manos una de las figuras de papel que le había dado Geno cuando aprendió a hacer lo que llamaba Origami.
Todos reían enternecidos al ver a ese despistado y enamorado Reaper.
Incluso Gaster sonreía.