Cuando estaba el dios en su trabajo cosechando almas, solía tararear una pequeña canción que le había enseñado el de bufanda, una canción que, a pesar de tener un ritmo lento y casi triste, estaba lleno de alegría, ya que hablaba de las cosas buenas que hay en la vida.
Y, cada vez que Reaper cantaba esa canción, se acordaba de Geno.