capítulo 40

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Alaia Losh.

Luego que Zac Harrison me informara de la reunión, lo primero que se me pasó por la mente es que lo vería, tal cosa me generaba alegría pero también estaba evaluando todas las posibilidades de lo que sucedería cuando lo viera.
De algo si estaba segura, era que haríamos de cuenta que nada había pasado, ya que por la manera en que venía redactado el mensaje lo había dejado aclaro, éramos solo dos socios con una relación profesional.

Salgo de mi cama para luego caminar en dirección al baño para darme una ducha y arreglarme para la ir a la empresa. Hoy tendría que conocer a los inversionistas así que opte por colocarme un vestido de color negro con blanco acompañado de unos tacones blancos, también decidí hacer un breve recogido ha mi corto cabello para lucir los pendientes largos que me había puesto.

Luego de que ya estaba lista voy directo a la cocina en busca de Reichel. Ella se encontraba cocinando huevos con tocino.

-Buenos Días nana-me acerco a ella y la abrazo.

-buenos Días cariño-habla con una sonrisa en su rostro-por que tan Bonita.

-tu con tus agradables halagos.

Me acerco a la sartén donde se encontraba el tocino y tomo un pedazo.

--Alaia Losh no te metas con mi comida-habla señalándome con una espátula.

-sabes cuanto te amo- me como finalmente el tocino.

-ya calla y siéntate te servire el desayuno- hago caso.

Ella se acerca para dejar el plato de comida al frente mío.

-no se que haría sin ti-dejo una cuchara del alimento en mi boca.

-con que te alimentaste cuando andaba por fuera- coloca sus manos en su cintura.

-pues ya sabes comida rápido e instantánea- digo con un poco de sarcasmo.

-hija tienes que comer bien, necesitarás cocinar cuando no esté- habla seria.

-luego me enseñarás algún truco de cocina, que pueda adquirir de forma rápida- sigo comiendo-lo poco que cocine mientras que no estabas, no quedaba también pero tenía un gran sabor.

-tu aprendiendo de cocina es como yo aprender de números-habla sincera-pues tal parece que era comestible, por que estas bien-dice en broma.

‐-ya lo dijiste somos grandiosas-dejo la losa en el lava platos- tu misma sabes que nunca me dejaría morir de hambre ni mucho menos de otra cosa.

-eso es muy cierto-dice con una sonrisa en su rostro-deja eso ahí yo lo arreglo.

-puedo hacerlo.

-y si te dijera que vas tarde.

-como crees...-volteo a ver el reloj de la cocina que marcaba las 7:00am-está bien, gracias Reich. Pero yo lavaremos los platos de lo que queda de semana-ella solo asiente.

En realidad no iba tarde solo acostumbraba a llegar algunos minutos antes.

Suelto los platos para dejarlos nuevamente donde estaban y salgo de la cocina para ir a lavar mis dientes.

Luego voy directo a la salida y mientras el recorrido tomo mi abrigo.

-!!Adiós Reichel!!- grito.

-Hasta luego Al, ¡tenga cuidado!.

Cierro la puerta principal para ir de camino a mi camioneta, tenía que llegar lo más pronto a la empresa ya que tenía que preparar la reunión de la mano de Elizabeth y eso me llevaria un buen rato.

Losh Harrison & AsociadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora