Zac Harrison.
Estaba sentado en una de las sillas de la sala de espera, solo rogaba que todo saliera bien para Alaia.
A lo lejos veo Alaia caminar hacia mi, se veía increíble ese vestido fue la mejor opción que Clarita pido elegir realmente le sentaba muy bien.
Se sienta a mi lado, noté que su estaba concentrada en algo de la sala, no se en realidad que era, estaría pensado en todo lo que estaba sucedido, no se que hablaron en esa habitación.
-¿cómo te fue?- la miro inquietante, coloco un mechón de su cabello en su oreja.
-me fue bien de hecho se puede decir que muy bien- me voltea a ver y una sonrisa aparece en su rostro -hable con mis hermanas y parece ser que pudimos arreglar nuestras diferencias- habla tranquila.
-es lo mejor que pudieron hacer- digo, ella asiente.
- Tambien Ester admitió que consumió alcohol y esa noche probó las drogas por primera vez, eso me preocupa, luego dijo que parece que le ofrecieron una bebida y no se acuerda de nada de lo que paso esa noche- nos quedamos en silencio.
-entiendo que estés preocupada pero podremos buscar ayuda, mañana temprano llamaré para informarnos sobre algunos programas de rehabilitación en los mejores hospitales del país. Ella estará mejor- admite.
-Zac ya me has ayudado bastante, además lo primero que haremos es hablar con ella, kate y yo. Luego veremos que hacer. Por este momento solo esperaré a que se recupere- habla y lo único que hago es asentir.
-Alaia...-Soy interrumpido por el tono de mi teléfono.
-disculpa debo contestar-ella asiente.
Me levanto y me alejo un poco de Alaia. Contesto y
era mi madre.-buen Día madre.
-buen día cariño, te estamos esperando con tu padre y Helen Ross para almorzar- su voz era suave.
-madre estoy un poco ocupado llegaré un poco tarde.
-esta bien pero no te demores, te amo hijo.
-yo también madre-cuelgo, guardo el teléfono en mi bolsillo.
Camino hacia la cafetería le llevaría un café a Alaia. Una joven de aparentemente 20 años, era delgada su tez era Blanca y su cabello rojizo me atiende con una sonrisa en su rostro.
-buenas Tardes guapo- su tono era coqueto.
ignoró de la forma en la que me llamo.
-buenas tarde por favor meda dos americanos- digo serio.
-con mucho gusto guapo ya te los doy- guiña su ojo, la miro de una forma cortante.
-no es necesario el cumplido, gracias, pero ya lo tengo más que claro- digo cortante.
Normalmente no hubiera reaccionado así lo más seguro es que la hubiera coqueteado para solo obtener una noche de placer con ella y nada más. Pero sucedió lo contrario.
Ella camina hacia la cafetera para prepararlos. A lo lejos venía Alaia caminando lentamente me quedo observando la se veía hermosa que me estaba volviendo loco, una sonrisa se asoma en mi rostro cuando la veo acercarse a mi.
-te iba llevar un café-mi voz era suave.
-gracias- ella sonríe, y yo asiento.
-guapo mira tus americanos- la mesera interrumpe.
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Losh Harrison & Asociados
Teen FictionAlaia Losh una joven empresaria exitosa. Hija menor de una de las familias más importantes, poderosas y millonarias de Nueva York. Desde muy joven su padre la formó para tomar la presidencia de la compañía Losh (ESI), luego de que tomara la presi...