Ma Sweet Boy- #KOOKMIN- #M-PREG

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¿Estaba nervioso?

Claro que no. Su pie se movía solo porque había adquirido vida propia, no era su culpa en absoluto. Que no le quedaran uñas tampoco era algo que había querido. Lo mismo con sus labios completamente enrojecidos, simplemente los había mordido porque quería darles algo de color. Temblaba porque tenía frío, es decir, era verano, pero había mucho viento esa mañana.

Suspiró y casi golpea su cabeza contra la mesa frente a él. ¿A quién quería engañar? Estaba jodidamente nervioso.

- Deja de moverte- soltó su padre- Pareces un gusano al que le han echado sal.

- Eso es horrible- murmuró repentinamente ajeno al nerviosismo que sentía- ¿Cómo alguien puede hacerlos sufrir así?

- Tu madre hacía eso cuando pequeña- dijo con un atisbo de calidez en su voz- Estaba un poco mal de la cabeza.

- No sabía que era una asesina.

- No lo era- soltó muy concentrado en el contrato en sus manos- les echaba agua después, en un vago intento de redimirse.

- Pero se....

- Sí, morían ahogados.

- Entonces sí era una asesina.

- No lo hacía con malicia. Eso es lo que cuenta.

La mirada interrogante en el rostro del rubio era tan graciosa que si el hombre no supiera controlar bien sus emociones, ya estaría riendo para ese momento.

Aunque Jimin no estaba precisamente sorprendido por lo que le habían contado, sino por lo dulce que sonaban las palabras de Han.

Hacía tiempo que no lo escuchaba hablar así.

- Como sea.... se están tardando, tal vez se hayan arrepentido. ¿Nos vamos?- dijo poniéndose de pie.

- Jimin, no hagas una escena ahora- tan solo con mirarlo logró que se sentara de nuevo- Ya deben estar por llegar, solo...

No pudo terminar la oración cuando un joven de más o menos un metro ochenta entró a la oficina. Tenía el cabello gris, ojos marrones, nariz perfecta y unos finos labios rosados. Eso sin mencionar lo bien que se veía en esos pantalones de mezclilla y camisa blanca. Aunque tuviera una expresión inevitablemente intimidante, seguía viéndose muy bien. Hasta seductor, diría.

Debía admitir que era bastante atractivo.

No.

Muy, pero muy atractivo.

¿Ese era Jungkook? Con una cara y cuerpo así, quién no se metería en su cama a diario. Todo tenía sentido en ese momento.

Incluso él se sentía tentado.

- Buenos días- saludó con un semblante tranquilo mientras caminaba hacia ellos- Es un gusto Señor Park- dijo estrechando la mano de su padre.

- El gusto es mío- sonrió formalmente.

Era extraño verlo sonreír. Jamás lo hacía.

- Usted debe ser Jimin- dijo volteando en su dirección.

Sintió el escrutinio silencioso que el hermoso joven le dio. Podía asegurar que le vio hasta el alma en tan solo ese pequeño análisis.

- Hola qué tal...- soltó (para su suerte) sin titubear.

El muchacho lo miró a los ojos, tomó su mano y contrario a lo que Jimin pensó que haría (o sea, estrechar su mano), el muchacho besó delicadamente el dorso de su mano, sin cambiar en ningún momento la expresión seria de su rostro.