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No habían hablado.

Tres días con exactitud.

Solo "Hola" y "Adiós", tal vez.

Tenía suerte de que Jungkook fuera a trabajar, y que ahora se quedara allí un poco más de tiempo. Así no tenía que verlo todo el maldito día. Debía admitir que Jeon había sido quien mas intentos de acercarse o de hablar había tenido, sin embargo, él había sido más rápido y lo esquivó perfectamente en cada uno de ellos. Y es que realmente no quería intercambiar palabra con él. En especial porque se sentía extraño al tan solo tenerlo cerca.

¡Era simplemente frustrante!

Suspiró mientras golpeaba con sus pies una de las tantas almohadas de su habitación. Se sentía molesto, en realidad. No entendía qué le pasaba ni mucho menos el porqué quería hacer tantas cosas que no debía con Jungkook.

No podía estar....

Rió.

Imposible.

Eso no iba a suceder ni en un millón de años~. Lo había establecido desde el primer día en que lo vio. No podía fallarle a sus convicciones de una manera tan drástica y repentina. Si iba a enamorarse, definitivamente no sería de Jeon.

Besarse era un simple acto de debilidad que cualquier ser humano estaba destinado a cometer. Y no podía culparse, el castaño lo provocaba con cada centímetro de su existencia y el sentirse atraído por él, no era en lo más mínimo una novedad.

- Idiota, idiota, idiota....¡Idiota!- bufó molesto consigo mismo.

Los consejos de Yoongi y Seokjin, por otro lado, hacían que dudase todavía más de sí y de su forma de actuar. No podía permitirse algo así. No cuando sabía que, si es que aquella remota posibilidad, llegara a cobrar vida en algún momento, saldría herido.

Mutilado y hasta muerto.

Lo sabía porque él era alguien de sentimientos. No de pasiones ni besos sin amor de por medio.

Simplemente no podía ni debía dejarse llevar.

Todavía le quedaban un par de semanas para iniciar la preparatoria, o mejor dicho, las tutorías personales que tendría. No sabía quién sería su profesor personal esta vez, pero esperaba que no fuera tan aburrido como los otros cien ancianos que habían pasado por su hogar a darle clases.

Suspiró.

Se puso de pie a punto de ir hacia la cocina del apartamento en busca de refugio en su preciada comida chatarra, cuando su celular vibró. Lo tomó en manos y contestó sin mirar de quién se trataba.

La voz que oyó lo hizo sonreír.

- ¿Cómo está mi pequeño rayo de sol, eh?- habló el contrario haciendo que su pecho se elevara de felicidad.

- Hyung~....- sonrió.

Luego aquella mueca se desvaneció.

- ¿Lo sabes...?- murmuró.

- ¿Que estás comprometido? Todo el mundo lo sabe, pequeño.

- ¿Hay algo que dirás al respecto?- bufó sentándose en el mueble más cercano.

- Claro que sí. En primer, lugar, me gustaría saber por qué no me contaste sobre esto antes.

- Eres capaz de venir y secuestrarme. Papá no lo creyó adecuado, además...

- Tienes toda la razón- rió- Conozco a mi tío, pero jamás pensé que te haría algo así. Lo siento, Min.

El rubio sonrió.

Ma Sweet Boy- #KOOKMIN- #M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora