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"Mírame con la estrella polar a mis pies

Vuelvo a casa perdida otra vez

Porque no sé dejar de adorarte.

Piensa en mí cada vez que me miras así

Y se me cosen los labios a ti

Y la luna me pinta los ojos."

La Oreja de Van Gogh - La niña que llora en tus fiestas.

***

Lo que más odiaba Gar eran las batallas en espacios pequeños y públicos. A penas había sitio para la lucha y al mínimo movimiento erróneo el edificio podía caer, además de que siempre había civiles de por medio, gente inocente que solo buscaba pasar un buen rato o a lo mejor tenían quehaceres y simplemente acababan heridos o peor por estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

Y aquello era lo que estaba ocurriendo en aquel preciso momento. 

Se encontraban en un club de Fillmore Street, la misión en un principio había sido conseguir información de primera mano ya que desde principios de verano, unos antiguos alumnos de Deathstroke habían estado aterrorizando la ciudad y habían estado intentando hacerse con el poder de las zonas y edificios que les interesaban; aunque no solo se trataban de un grupo de adolescentes entrenados por un brutal asesino jugando a ser mafiosos, sino que se trataban de tres adolescentes entrenados para acabar con todo y con todos que jugaban a ser mafiosos y además resultaban ser meta-humanos

La lucha estaba siendo un caos, la gente gritaba e intentaba ponerse a cubierto en el pequeño club, a penas había luz y si era sincero llevaban las de perder ya que solamente estaban Jason, Rose y él, aunque fuera una lucha igualada en número, ellos tenían una prioridad antes que luchar y era proteger a los inocentes mientras que los meta-humanos no veían más allá de la violencia y la victoria. 

Jason se encontraba luchando contra un adolescente que más bien parecía una montaña o un gorila. Tenía cabellos rojos y largos y unos colmillos comparables a los de él mismo cuando se empezaba a transformar en tigre.

Rose estaba detrás de él, intentando conseguir atacar con alguna de sus katanas contra lo que parecía ser una bruja de cabellos rosados y sonrisa pícara. 

Él por su lado se había encargado de romper cada una de las armas de tecnología avanzada con las que un enano insolente, que el cambia forma estaba seguro que no era ni un meta-humano, lo estaba atacando.

Y entonces, la vió

A penas era visible por la tenue luz del club, pero no tenía dudas, allí estaba Rachel, la chica con la que había estado hablando hacía ya varios días, no obstante, más de una vez se había encontrado pensando en ella sin razón alguna. Su cabello morado y rizado en pequeños tirabuzones, su cara  bonita acompañada de unos ojos azules, los cuales eran serios, profundos e intensos, algo en su frente que parecía ser una gema de color rojo brillante y sus labios rosados. No había duda alguna, era ella.

Estaba en la entrada del club ayudando a la gente a salir de allí, en lugar de preocuparse por huir ella del club que estaba quedando en las ruinas y la estructura del edificio se empezaba a desmoronar.

Su mirada de repente se centró en la pista de baile y la barra, donde estaba sucediendo la lucha y Gar por un momento pensó que sus ojos se cruzarían y que su corazón volvería a dar aquellos saltos que ocurrían cada vez que se miraban cuando se encontraban en aquel banco de la plaza. No pudo evitar pensar como le gustaría volver a estar allí. No obstante, su mirada no se centró en él, si no que se centró en Rose quién se encontraba tirada en el suelo con la pierna completamente descolocada mientras aquella bruja de la mala suerte que se hacía llamar Jinx se disponía a acabar con ella. El miedo invadió a Gar y antes de que pudiera lanzarse a proteger a su amiga y compañera de equipo una materia de color negro pasó ante sus ojos y golpeó a la bruja tirándola al suelo a varios metros de distancia de Wilson. 

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