"Érase una vez,
Un ángel buscando el caos,
y un demonio buscando la paz.
En un mar de almas infinitas,
ambos se encontraron.
Fin."
***
P R E F A C I O
***
En tiempos oscuros, tiempos donde la guerra entre dos de los tres clanes pobladores luchaban entre ellos por la supremacía, nació, como si un brote de flor primaveral entre las nieves se tratara, una historia de amor entre la más ruda y temida de los demonios, Raven, la hija de Trigon, y la personificación de la bondad y la pureza, una de las deidades inferiores de la Orden de los Condenados, Garfield.
Su amor trajo consigo la mayor incógnita de todos los tiempos, la incógnita de cómo dos seres hechos para odiarse y destrozarse habían llegado a abandonar sus creencias por un sentimiento que parecía tan mundanal como el amor, a ojos de sus iguales. Era una paradoja.
Eran el odio y el amor, la luz y la oscuridad, el Sol y la Luna. Eran seres distintos, seres opuestos y se habían enamorado, desde el primer instante que las Parcas, habían entretejido sus destinos; cosa que parecía impensable, imposible.
Ella era el norte de la brújula del destino y él era el sur. Totalmente opuestos, como si de polos positivos y negativos se tratara. O eso parecía.
Un sabio, una vez dijo que solo hay tres cosas en este mundo que no pueden ser ocultas de ninguna de las maneras.
La primera, era el Sol, cálido y vivo, que ilumina la faz de la tierra y tras cada atardecer promete asomar en los cielos al amanecer. La segunda era la Luna, fría y distante, que adorna el cielo lúgubre cuando el Sol desaparece, cada noche. Y por último, la verdad absoluta.
Y no se trataba de la verdad de que ambos estaban locos el uno por el otro. Si no la verdad más absoluta en lo referente a su existencia: ambos encajaban.
Garfield y Raven, Gar y Rae, encajaban a la perfección como las piezas de un puzzle. He aquí el secreto de todo puzzle. Para encajar de manera perfecta se debe ser diferente, se debe ser opuesto; más sin embargo, al mismo tiempo debe haber un punto de unión, debe haber cierta similitud entre las piezas, porque si no fuese así las piezas de distintos puzzles podrían mezclarse, desordenar el puzzle original y no importaría ya que igualmente este se vería completo. Y por cada puzzle que existiese habría infinitas resoluciones, infinitos resultados. Y eso simplemente no es verdad. En el mundo hay infinitas piezas, y en este caos y desorden de piezas diferentes hay una que encaja contigo. Solo una. Justo como ellos solo encajaban entre ellos, cosa que confirmaba la verdad que yacía en lo más profundo de sus seres, en lo más profundo de sus instintos primarios: la deidad y el demonio no eran tan distintos como dejaban ver.
Ser miembro del clan celestial, traía una infinita serenidad al pecho de Gar. Él salvaba las almas condenadas y les proporcionaba luz a todas las criaturas que andaban sobre la faz de la tierra. Él era el símbolo de la esperanza de la guerra implicaba vivir con una sensación de calma recorrer su venas. Sin embargo, por mucho que se lo negara cada día al despertar para él eso no era suficiente.
En su interior había un fuego que luchaba por ser liberado, se trataba de un ardor que buscaba quemarlo por dentro y a veces parecía que por fuera. Luchaba por dominarlo, controlarlo e incluso exterminarlo de su sistema pero este estaba bajo su piel y se negaba a abandonarla ya que, era parte de lo que ella era. Era parte de su identidad, no hay luz sin oscuridad, ni siquiera en los seres más puros.

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moments;
Fanfiction➴Solo oneshots sin orden alguno sobre la pareja de Garfield Logan y Rachel Roth de la serie Titans. [Portada Pendiente]