01;

3.8K 109 9
                                    

"Y es que siento como si toda mi vida

Me hubiera estado conduciendo,

a este preciso momento

Y estoy constantemente

A punto de intentar besarte."

La bien querida - Dinamita

***

El puente era un caos, había llamas por todos lados, había gritos de ayuda y en el cielo había dos personas que brillaban como soles. Kory y su hermana, ambas enzarzadas en un combate del que solo saldría con vida una de ellas; y quien llevaba las de perder era Kory.

Blackfire era poderosa, despiadada y venía dispuesta a todo con tal de acabar con Kory, entre sus planes se encontraba el plan de destruir la Tierra, el planeta en el cual su hermana había encontrado una familia y un hogar.

Kory, en cambio, a pesar de ser poderosa buscaba defenderse y además tenía gente a la que proteger. Blackfire no dudó en usar eso a su favor.

Se encontraban en el puente de la bahía desalojándolo, había que evitar que los civiles salieran heridos; este no paraba de temblar y la gente gritaba y corría; y entre aquella mar de gritos, miedo y sangre Gar pudo ver a aquel niño pequeño al borde del puente. Miró a ambos lados, esperando ver a alguno de sus compañeros cerca pero no había nadie. Conner se encontraba volando y cargando a Dick hacía Kory para echarle una mano, Rose se encontraba a sus espaldas y de Hank y Dawn no había rastro así que sin pensarlo dos veces corrió hacía el niño.

Entonces de repente, una de las torres del puente empezó a caer. Iba a aplastarlo, a él, al niño y a saber a cuántos más. Cuando todo parecía perdido una nube negra y fría rodeó el punto, la niebla era tan densa que parecía opacar la luz de los poderes de las dos hermanas alienígenas y con facilidad paró la torre de la caída. Los temblores del puente cesaron también.

Gar no salía de su asombro, pero no necesitaba ver a la persona ya que solo había una persona en todo el mundo que pudiese hacer aquello.

Ante el pensamiento se le encogió el corazón en el pecho, no obstante, nunca le había latido tan rápido ni tan fuerte, lo único que podía escuchar era sus propios latidos resonando por dentro de sus oídos; notaba como su sangre viajaba por todo su cuerpo y le producía una sensación ardiente por todo su cuerpo, todo le quemaba. Estaba tan centrado en un punto perdido de la niebla que ya no escuchaba los gritos, no escuchaba la pelea entre Kory y su hermana ni tampoco notaba la mano de aquel niño pequeño aferrarse a su antebrazo.

Entre la nube de polvo y oscuridad salió ella, salió Rachel. Su pelo violeta enmarañado y rizado de manera perfecta, como siempre, sus ojos rojos volviéndose azules en el momento que se miraron y una sonrisa dibujada en sus labios rosados.

— ¿Contento de verme? —preguntó de manera irónica, aquella maldita sonrisa seguía adornando sus labios.

Gar solo podía mirarla, una sonrisa surcando sus labios por momentos. Tenía la sensación de que en cualquier momento desaparecería, que aquello tan solo era una proyección astral o una broma del universo, pero ella no desaparecía.

Entre la niebla podía ver como sus mejillas se teñían de rojo ante su mirada pero es que por mucho que lo intentara había algo en él que le impedía dejar de mirarla.

Cuánto más la miraba, su corazón iba más rápido y una parte de él sentía y gritaba que toda su vida le conducía siempre a aquel preciso momento, a sus ojos sobre los de Rachel. Y cuánto más la miraba más quería abrazarla o incluso besarla, cosa que nunca le confesaría a nadie mucho menos a Kory.

Así que simplemente se limitó a contestar su pregunta:

— Sí.

moments;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora