moments;

16;

"It's getting close

I lose control

It's taking over.

I'm slipping into the deep end

I'm in over my head

I can't catch my breath

I'm slipping into the deep end

Feel the current within

I can't help but give in"

Ruelle - Deep End

***

Hacía ya un par de días que la habían acogido en la Torre y su vuelta a casa, si es que a aquello se le podía llamar vuelta a casa, había sido de lo más incómoda y dolorosa, al menos para ella. Se sentía como una extraña en el único lugar que se había sentido cómoda desde el primer momento que había puesto los pies encima en aquel lugar. Se sentía como una extraña al comer con la gente que más quería en el mundo. Se sentía tan fuera de lugar en todo momento que lo único que quería hacer era llorar y huir de allí ¿de qué le servía volver si lo único que le aportaba era una sensación de dolor? 

Rachel había sabido desde el principio que volver a casa era mala idea, complicaría las cosas para ella y para el resto, pero aún y así, lo hizo y todo lo que hizo falta para que volviera fue mirar a Gar a los ojos y ya lo siguió sin pensar en las consecuencias, como serían aquel dolor y aquella nostalgia. Le frustraba su debilidad ante el chico de cabellos verdes y sonrisa cariñosa y amable.

Anteriormente, en la Torre, siempre se bromeaba sobre cómo Rachel tenía a Gar alrededor de su dedo pero poco se hablaba de como el chico también tenía a Rachel comiendo de la palma de su mano y aquello era la prueba. La razón que la había hecho volver, también era la razón por la cual se quedaba ya que sería muy fácil dejar el lugar en cualquier momento y nadie la pararía. Bueno, nadie salvo Gar, quién parecía ser el único que buscaba hacerla sentir cómoda, y Dick, quién tenía el conocido complejo  "Complejo Wayne" que implicaba que el hombre siempre parecía querer adoptar a todo adolescente con poderes o problemas que encontraba.

No era que la tratasen de manera que la hicieran sentir extraña, todos la trataban como a alguien que querían ayudar y añadir al equipo, pero era demasiado duro tener que mirar a la cara a Kory, Gar y Dick recordando cada momento que había vivido a su lado, cada risa, cada pelea y cada lágrima, sin que la mente de ellos la recordara. 

Claro, que Rose la tratara como si fuese un engendro del diablo, aunque de hecho era lo que ella era, no hacía las cosas fáciles. La chica de cabellos plateados casi ni le hablaba pero no paraba de mirarla fijamente, sus ojos color marrón oscuro teñidos de desconfianza, rabia y celos. No necesitaba sus poderes empáticos para sentir sus celos ya que habían sido evidentes desde el principio, todo el mundo los había notado y si alguien no lo había hecho, el mismo Jason se encargaba de dejarlo bien claro con sus comentarios bromistas. 

Aquella sensación de celos y rabia le daba ganas de vomitar, le hacía sentir como si su vuelta prácticamente fuese lo peor que le podía haber pasado a Rose y que ella la tratara como si así fuese lo hacía peor. Aunque sin lugar a dudas lo peor era sentir aquella sensación cada momento del día, ya fuese comiendo o antes de irse a dormir, o, como estaba pasando en aquel mismo momento mientras Jason y Gar se encontraban entrenando bajo la atenta mirada de las dos chicas y el líder de los Titans.