El Olvido

Libros viejos

Harry despertó con los gemelos gritándole al oído y por un momento creyó estar en Privet Drive.
Pero al despertar vio un dos pares de ojos azules que lo miraban divertidos.
–Hola dormilón, hay que despertarse y ganar los mejores lugares en la mesa–dijo Fred sonriendo.
–Pero...
–¡Oye Fred! ¿Sabes de que me acordé?
–¿De que George?
–Harry no hará limpieza de la casa y sospecho que tampoco mini-Dedee–responde George con una mueca.
–Que suerte.
–Beneficios de ser el ahijado del dueño de la casa.
Los gemelos se alejan de Harry y le lanzan al mismo tiempo sus almohadas a lo que luego Harry se pone a reír.
–Pensé que nos llevábamos muy bien.
–Varia mucho de un momento a otro Harry–ríe Fred.
Cuando Harry terminó de vestirse bajó corriendo junto a los gemelos y vio a la señora Weasley sorprendida.
–Oh vaya, que bueno que se hayan levantado–dice sonriente–. Pensé que serían los últimos.
–¡Buenos días señora Weasley!–saludó Blake al entrar.
–Hola querida.
–Hola Harry–saluda y se sienta a su lado.
–Hola.
–Hola mamá–saluda Ginny entrando con un aire extraño.
Harry no le prestó atención pues estaba ocupado viendo cómo Blake hacía un avión de papel y se lo daba a los gemelos.
Ginny pareció molestarse y soltó un gruñido.
–Oh vaya–exclamó Fred.
–Tengo una idea hermano–ríe George.
–¿Y cómo te fue ayer?–preguntó Harry en voz baja.
–Con Ginny creo que bien, pero Hermione me dijo que dejara de creerte, que solo quería esparcir el miedo y que te creyeran el héroe–dijo mientras doblaba otra hoja.
–¿Eso dijo?
–Y más.
–¿Que cosas?
–Créeme que no quiero repetirlas–dijo con la cabeza gacha y Harry no quizo volver a preguntar.
–Buenos días–saludó Sirius.
Molly soltó un gruñido mientras todos, menos Ginny le sonreían a Sirius.
–Hola Dedee–dijo contento.
Blake arrugó la nariz y Sirius soltó una carcajada.
–Cornamenta, que bueno que estes tan interesado en un papel doblado.
–Se llaman aviones de papel, Sirius–dijo Blake.
Le dió el último a George y este sonrió.
–Mmm ¿para que sirven?
–Aprendí a hacerlos en la clase del profesor Binns–ríe y Harry solo suelta una carcajada–. Vuelan Sirius.
–Ooooh, vaya.
–Inventos muggles que son ingeniosos–dice el señor Weasley con una sonrisa.
Harry vió que dobló una hoja rápidamente y se la entregó al señor Weasley. Este sonrió contento y se sentó examinando el avión.
–Uf, me cansé.
–Que rápido Dedee–se burló Fred.

Al terminar el desayuno, la señora Weasley levantó la mesa y luego dijo:
–A ordenar–todos soltaron quejas, especialmente Ron y luego con una mirada de enojo, la señora Weasley logro callarlos–. Harry tú creo que podrías ayudar con...
–No de ninguna manera–interrumpe Sirius.
–¿Qué?
–Esta es casa es mía y yo puede decidir, no tiene por qué limpiar.
–No seas malagradecido Sirius–dijo con enojo la señora Weasley–. Esta casa es un desastre. Tiene cosas de artes oscuras por todas partes.
–Lo sé, pero tengo una tarea muy diferente para Harry y Blake, me ayudarán con otras cosas–dijo Sirius–. Además yo iba a realizar todo eso. Pero tú te metiste en esos asuntos Molly.
–Quería ayudar.
–Ya sé y agradezco eso, pero no quiero que Harry limpie con ustedes. Puede que la casa se caiga si sucede algo–dijo Sirius.
Harry, Ron y Hermione se miraron al instante en el que dijo eso y los tres se pusieron molestos.
–Esta casa es peligrosa.
–Lo es y por eso, tengan cuidado, pero Harry limpiará por separado.
La señora Weasley lo miro fríamente y dijo:
–No. Harry nos ayudará.
–Debe hacerlo Sirius–dijo Hermione–. No debe esconderse ni buscar beneficios contigo.
Harry rodó los ojos.
–Si los tiene, además ustedes se están quedando en mi casa. No crean que me agrado mucho cuando me lo pidió Dumbledore así que al menos agradezcan.
–Eso no es injusto–dijo Ron.
–Harry limpiara otra cosa–dijo Sirius–. Vengan, les enseñare donde.
Sirius se levantó y Harry y Blake corrieron detrás de  él antes de que los detuvieran o la señora Weasley o algún otro.
Los gemelos no decían nada, solo miraban la escena divertidos; pero los rostros de Hermione y Ron estaban tan rojos como el cabello de Ginny.