La reina malvada

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Sentía los ojos pesados ya que se había pasado el día entero riendo con Sirius y Remus, pero luego, Remus se había ido ya que ayudaría a traer al señor Weasley de San Mungo y Sirius, como siempre, era un flojo que adoraba dormir.
Blake y Harry se habían quedado solos en la pequeña sala de Grimnauld Place y solo veían el fuego, mientras Blake se había puesto a ver una revista muggle.
–¿Crees que el señor Weasley estará bien?
–Lo creo–responde Harry jugueteando con su varita.
–¿Sabías que las chicas enfadosas en realidad están enamoradas del chico al que molestan?
–¿Y eso qué?
–Prueba mi teoría, aunque no te guste, que a Hermione le gustas.
–¿QUÉ? ¿Te has vuelto loca? Me odia más que a Umbridge.
–Eso es verdad–dice Blake cerrando la revista.
–Mejor no leas eso, te llena la cabeza de ideas.
–Hmm...

Ya en la tarde, por la chimenea entraron: Fred y George, Ginny, Ron, ma señora Weasley y el señor Weasley en una silla de ruedas.
Después llegó: Tonks, Moody y Remus.
Sirius bajo de inmediato y saludó a Arthur Weasley y todos se acercaron a verlo de cerca, no se le veía muy grave, Blake le dio un abrazo y el señor Weasley le sonrió a Harry bajo la atenta mirada de odio de Ron.
–Bueno, prepararé algo de comer–dijo la señora Weasley.
Fred y George comenzaron a jugar con la silla de su padre mientras él reía y Ginny los regañaba por hacer eso, entonces lo llevaron a la sala y se puso a platicar con Remus y Sirius, mientras Tonks ayudaba a Molly.
–¿Cómo esta?–preguntó Blake a Ginny.
–Pues lo que nos dijo mamá fue que esta bien y que fue un golpe de suerte, unos minutos tarde y ya no estaría aquí–responde–. Pero ¿que tal el banquete de navidad?
–A Harry le supo demasiado dulce–ríe Blake.
Harry se pone rojo y Ginny solo muestra una mueca.
–¡Como siempre estuvo delicioso Ginny!–exclama Blake ignorando a Harry que se había puesto rojo.
–Me alegro–dijo–. Ire a ver mis cosas del baúl, nos vemos luego.
Se fue y al momento, George y Fred se acercaron y se sentaron a ambos lados de Harry y Blake.
–¿Y? ¿Harry como esta Cho?
–No les diré nada–responde.
–Oh vamos–dijo Fred–. Apoco Harry Potter lucha con magos tenebrosos y ¿no puede con una chica? ¡Que decepción!
–No es para tanto, simplemente...¿que quieren que diga?
–Nada, mejor quédate calladito–dijo George.
Harry rodó los ojos y se recostó en la cama.
Los gemelos salieron del cuarto y Blake se puso a jugar con el resorte de su cabello.
–Espero que mi padre no se aparezca, de lo contrario le dirás que me quede en Hogwarts–dijo a Harry.
–¿Qué? ¿Por qué?
–Si mi madrastra recibe los dulces antes y por golosa se los traga, sabra que fui yo y no estaré segura ni en el lugar mas remoto y alejado del mundo–dice con una sonrisa–. ¿Puedo usar tu capa?
–¿Cómo sabes lo de la capa?
–Una vez vi pisadas muy extrañas en la nieve y los gemelos se llevaron arrastrando al culpable–responde Blake–. No le di importancia, pero ahora se que eras tú.
–Vaya, no sabía que me vigilaras.
–No lo hacia, ni lo hago–dice riendo–. Estaba caminando a Hogsmeade en tercero y lo vi.
–Aja.
–¡Te digo que es verdad!
–Sí si, te creo.
–Mmm...
–¡Bueno! Creo que deberías usar la capa si el problema es muy grave.
–Lo será, pero no me arrepiento de nada–dice riendo–. Es algo...satisfactorio. ¿Ahora tendrás clases con Snape, no? ¿Particulares?
–Yo también ocupare la capa entonces–dice Harry–. Pero por ahora no pensaré en el odioso de Snape.
–Pensándolo bien, Snape es más dulce que Umbridge.
–Ya enloqueciste de verdad–dice Harry.
Blake ríe.
–Lo sé.
Al bajar para comer algo, el señor Weasley detuvo a Harry y el se paro de inmediato, el señor Weasley se veía cansado y muy herido, pero aún así, le sonreía con esa amabilidad de siempre.
–Gracias Harry, gracias por ayudarme.
Harry no estaba seguro de que si fue el quien salvo o arruinó al señor Weasley, pero aún así sonrió.
Entraron a comer y la señora Weasley saltó de alegría al ver a su marido.
Ron seguía muy enojado, se le notaba, sus venas estaban muy a la vista y refunfuñaba de todo lo que se decía.
Tonks estaba platicando con el señor Weasley y preguntando de cosas muggles. Harry supo por Remus que el señor Weasley quería medicina muggle, pero su esposa se negó.
Harry no pudo evitar soltar una risita ante lo que dijo Remus.

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