Suma inquisidora de Hogwarts

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Harry caminaba por los pasillos de Hogwarts cuando siente que alguien esta detrás de él, se da la vuelta y encuentra a Blake caminando hacia él.
–¿Me estas siguiendo?
–Eso te gustaría ¿no?–ríe la chica.
Harry pone los ojos en blanco y sigue caminando.
Cho pasa a su lado y le sonríe.
–Uffff.....
–No digas nada–le advierte Harry.
–Bueno, nos vemos tengo que ir a seguir a más personas–dice burlona.
–No es verdad.
–Claro que no–dice ella.
–¿Entonces?
–Pues voy a ir a la sala común ¿vienes?
–Esta bien.
Harry camina con Blake y luego escuchan algo extraño, se dan la vuelta y ven que la vitrina de los trofeos de quidditch se cae por completo.
De la esquina, notan que sale una melena castaña y una pelirroja a toda velocidad corriendo en otra dirección, como si Harry no los hubiera visto.
Blake se pone roja y luego para su desgracia sale la profesora Umbridge y los ve cerca de los trofeos.
–¿Qué han hecho?
Ni siquiera los dejó contestar porque los llevó de inmediato con McGonagald que se sorprendió al verlos.
Umbridge no se fue y McGonagall parecía querer que se fuera, pero ella permanecía ahí parada.
–¿Por qué han hecho eso?
–Profesora–dijo Blake, ya que Harry no hablaría si Umbridge estaba ahí–, nosotros no fuimos, ibamos a la sala común cuando pasó.
–Señorita Williams, los prefectos de Gryffindor los han visto.
–Con todo respeto profesora, ellos lo hicieron, cuando vimos que la vitrina cayó ellos salieron corriendo de la esquina pensando que no los vimos–dijo Blake.
–Querida–dijo la profesora Umbridge dirigiéndose a Blake–, no creo conveniente que levantes falsos a dos prefectos de Gryffindor.
–Profesora, los vimos.
–El señor Potter tiene un sexto sentido para ver cosas que no están ahí–dice Umbridge.
Harry aprieta los puños.
–Pero los vimos–intervino Harry–. Solo íbamos a la sala común.
–Señor Potter yo salí y los he visto a ustedes dos.
–Profesora Umbridge no fuimos nosotros señora–dijo Blake tratando de ser amable aunque apretaba los dientes.
–Señorita Williams, me temo que no tengo pruebas para librarlos del castigo–dice McGonagall–, sin embargo, preguntaré, pero estarán castigados los dos.
–Pero...
–¡Señor Potter!–gruñó Umbridge–. No levante falsos a otros estudiantes.
La profesora le lanzó una mirada desafiante a McGonagald y luego solo se fue.
–Profesora usted sabe que no hemos hecho eso–dijo Harry.
–Lo sé Potter, pero las circunstancias no los ayudan–dijo McGonagall–, Umbridge los vió o dice que vio y eso es malo.
–No descansará hasta vernos castigados ¿verdad?
–En efecto señorita Williams. Ahora váyanse.

–No es justo Harry–se queja Blake–, Umbridge es una horrible gárgola panzona.
–¡Shhh!
–¿Y que quieres que diga?–exclamó Blake en medio del pasillo que llevaba al gran comedor.
–Te castigaran de por vida–dijo él.
Blake se quejo y luego bufó y entró al gran salón.
Harry la detuvo antes de que fuera y le jalara el cabello a Hermione que estaba de espaldas y se la llevo al otro extremo de la mesa de Gryffindor.
–Tranquilízate.
–No me tranquilizo porque no quiero–le replicó y cruzó los brazos.
Harry que moría de hambre si comió y Blake solo picaba la comida y la veía queriéndola matar.
–Si no comes nos ira peor–dijo Harry.
Blake solo bufó.
–Tal vez este envenenada–dijo.
Harry rodó los ojos y siguió comiendo.
Hermione pasaba en ese momento, tomó una manzana y se la ofreció a Blake.
–Están deliciosas–dijo con una sonrisa malvada.
Blake la miro queriéndola matar y Harry solo bajo la cabeza.
–Vete bruja–le dijo ella y se dió la vuelta.
Hermione le lanzó la manzana a Harry y salió hecha una furia.
Blake soltó una risita y Harry se sobo la cabeza en donde la manzana lo había golpeado.
–¡Por tu culpa me golpeo!
–Me quería envenenar Harry Potter–le dijo ella y se puso a reír y esta vez se comió un pedazo de tarta.
–No lo creo, quería golpearme–dijo Harry.
Neville llegó a su lado y antes de que dijera palabra, se escuchó un escándalo fuera del gran comedor.
–¿Qué pasa?–dijo Neville asustado.
–¡Miren lo que esa puso!–dijo George.
Harry, Blake y Neville salieron corriendo a ver y vieron a Filch colocar una escalera y llevaba consigo un martillo.
Harry alzó una ceja y observó que Umbridge veía la escena desde las escaleras, con su horrible saco rosa y una mueca de satisfacción.
Filch empezó a darle golpes a la pared y puso un clavo, luego sacó algo parecido a un cuadro y lo colocó.
Bajo de la escalera y tuvieron que agacharse para que no los golpeara con su escalera.
Todos se giraron y Harry leyó:

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