Al borde

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"Tenemos reportes de que diez peligrosos prisioneros, han escapado de la prisión de alta seguridad de Azkaban el día de ayer, bajo las condiciones de la terrible tormenta. Pero claro que el ministro muggle a sido advertido del peligro.–así nos dijo el ministro de magia Cornelius Fudge–. Es algo...que seguramente es obra del conocido asesino Sirius Black. Primo de la fugitiva Bellatrix Lestrange" también nos ha dicho que no hay nada de que preocuparnos. El ministerio de magia los encontrara y también al responsable, el cual nuevamente parece ser Sirius Black.

–¡No puedo creerlo!–exclamo Blake en voz baja cuando Neville dejo el periódico a un lado y ella se lo arrebato.
Luego se acercó a Harry y le susurro:– Siempre tiene que ser Sirius...
–Lo sé–dijo Harry–. Por eso te pregunto ¿segura de que no hay abogados mágicos?
–No creo que exista una cosa así. Peor si hubiera...supongo que lo devolverían a Azkaban por todas estás mentiras y también por escaparse.
–Es cierto–dijo Harry triste. Sirius no se merecía tal cosa.
–¿Y eso de que escaparan? !es una cosa horrible! Se esta volviendo más fuerte...Harry–dijo Blake–. Esto esta cada vez peor...¿ya invitaste a Cho?
–¿Es en serio? Estas hablando de otra cosa y...
–¡Bueno! En estos tiempos difíciles es mejor no dejar para mañana lo que puedes hacer hoy.
–¡Vaya! Hasta sacaste  ya un dicho muggle–se burló Harry.
–Es muy cierto, señor Potter, créalo o no.
Harry cerró los ojos y luego los abrió y solo negó varias veces.
–Bueno, creo que Dumbledore se lo advirtió–dijo Blake en voz alta antes de irse del comedor–. Se lo advirtió, pero lo juzgan de lunático.
–Oye Harry–dijo una voz que ya no siquiera le hablaba a Harry,
Todos en el gran comedor se quedaron en silencio.
Harry se dio la vuelta y vio a Seamus ahí parado con rostro pálido.
–Solo quería decirte que...te creemos–dijo–. Ya sabemos que el profeta dice puras mentiras.
–Pues me alegra que te hayas dado cuenta–dijo Harry.
Al ver que no había nada interesante, todos los curiosos volvieron a comer su desayuno y Harry le sonrió a Seamus y salió con Blake a preparar una reunión del ED.

–Al menos es un ignorante menos–dijo Blake y se puso pálida.
Umbridge estaba enfrente de ellos con una expresión divertida e infantil.
–Buenos días niños.
Harry se negó a saludarla y Blake iba a hacer lo mismo, pero sin embargo dijo:
–Buenos días profesora.
–¿A donde van?–preguntó con su vocecita interrogatoria.
–Vamos a...
–La sala común–añadió Harry con desprecio–. Se nos ha olvidado algo.
–¿De verás? ¡que memoria señor Potter! Ande vaya antes de que comiencen las clases–tosió levemente y camino a un lado de ellos.
Blake rodó los ojos.
–¿Y? ¿Ahora invitaras a Seamus?–preguntó Blake.
Harry asintió.
–Ajá.
–Deberías decírselo a Hermione, ya sabes como es–dijo Blake.
–Tu tienes la lista ¿no?
–¡Ja! Por supuesto–dijo ella dándose importancia–. Pero ella tiene las monedas.
–¡Rayos! No quería hablarle–ríe Harry.
–Bueno señor Harry debemos ir a clases o <<Nos ira muy mal>>–dijo imitando a Dolores Umbridge.
–¡Bah! Tienes razón.

–¿Seamus? Ay Harry tal vez es un mentiroso igual que tu.
–¡No soy un mentiroso!–le dijo Harry estando en la biblioteca.
Blake vigilaba que nadie escuchaba y aprovechaba para hacerle muecas a Ron cuando estaba de espaldas.
Los gemelos estaban en un lado y Luna en otro, así nadie podría escucharlos.
–No podemos decirle a todo Hogwarts Harry, se supone que es <<se-cre-to>>
–Hermione, es necesario–renegó Harry.
Hermione soltó un bufido.
–Entrégame una de esas monedas.
–¡No!–dijo irritada–. Yo le digo, no tu, es demasiado obvio–se quejo.
–Bien, pero hazlo–dijo Harry molesto.
Se levantó y detrás de el salieron Blake, los gemelos y Luna, que lo iban siguiendo como si fueran su escolta personal.
Hermione y Ron solo rodaron los ojos y se fueron por otro lado. Hermione tenía la tarea de decirle a Seamus sobre el ED.

Harry refunfuñó molesto luego de sacarse una calificación muy mala en la clase de Dolores Umbridge. Tal vez puso todo mal. Pero no, esta vez hizo todo bien y le puso que estaba mal. Las verdades eran mentiras y las mentiras eran las verdades.
–Trata de controlarte–dijo Blake mirando a Harry por encima de su libro de historietas muggle–. No esta bien tanto enojo con ese sapo barrigón.
Harry gruñó y se desordenó aún más el cabello carbon con las manos.
–No puedo. Simplemente todo esto esta muy mal–dijo Harry–. Tengo que ver que opina Dumbledore ¿donde demonios esta?
–¡Harry! Tranquilo, debes calmarte o...
–Te parecerás más a Quien-no-debe-ser-nombrado–gruñó Hermione entrando como si fuera una celebridad en el mundo mágico.
–¿Así? ¿Y tu quién serás? ¿Bellatrix?–Blake refunfuñó y Hermione le lanzo una mirada de odio tras lo que ella dijo.
–No–contestó segura–. Yo seré del bando bueno.
–¿Segura?–dijeron Harry y Blake a la vez con los ojos bien abiertos.
Hermione rodó los ojos y se sentó junto a Harry, cruzó los brazos y dijo:
–Seamus aceptó.
–¡Que bien!–Harry ni la miró.
–¿Cuál será la próxima clase?–preguntó Hermione con los ojos abiertos.
–No tengo idea–respondió Harry distraído en un pedazo de periódico.
–¡¿Cómo?! Harry nuestra supervivencia depende de tus estúpidas clases por que no has...
–¡Tomo esto en serio Hermione y baja la voz!
–Eres tu el que debe bajar la voz–gritó ella. Se levantó de un brinco y lo observó molesta.
–Entonces déjame en paz–gruñó Harry–. Es mejor que nadie más que yo sepa de las clases.
–¿QUÉ? Yo tengo derecho a saberlo–gruñó Hermione.
–No.
–¡Sí!
–Hermione ya te lo dije yo...
–¡No tomas esto en serio Harry Potter! ¡No te importa! Es más creo que solo lo haces por hacerlo. Quieres ser el único que derrote a Voldemort el único que pueda con todas las batallas ¡el único...!
–¡BASTA!–gritó Blake–. Si Harry quisiera ser el único ya lo hubiera sido, él no necesita adiestramiento él posee el don que tu nunca tendrás.
Hermione se puso totalmente roja, se puso las manos en las caderas y observó a Blake fijamente, ella se levantó de un brinco y la miro desafiante.
–¿Quien ganaría en un duelo?–le preguntó Hermione a Harry–. ¿Quién?
–Harry–respondió Blake.
Harry se levantó de un brinco y encaró a Hermione.
–¿COMO? Harry no ganaría en un duelo.
–Tal vez tu seas lista Hermione, pero Harry tiene más experiencia que tu–respondió Blake molesta.
Hermione lanzó una mirada furiosa al aire antes de devolverle la mirada.
Blake cruzó los brazos y le lanzó una mirada de desprecio a Hermione.
–Hermione ya basta–dijo Harry, estaba furioso–. Deja de andar diciendo todas esas cosas. Yo nunca te hice daño. ¿Por qué actúas así conmigo?
Hermione soltó un bufido y por un momento suavizo su mirada, luego la endureció aún más y junto ambas cejas.
–¡Porque eres un idiota! ¡Mataste a Cedric!
–Yo no lo mate–dijo Harry tranquilizando su tono de voz–. Ya te lo dije, a ti y a Ron les expliqué todo ¡A Cedric lo mato...!
–¿Tu imaginación? Harry Voldemort no existe. No es verdad que ha regresado ¿como no puedes darte cuenta?
–Si existe Hermione, él esta avanzando y si continuas con tus tontas menciones de que soy un mentiroso–a Harry le dolía decir lo que estaba a punto de decir, pero ya estaba harto de Hermione–....terminaras muerta en ignorancia.
Hermione se enfureció. Pataleó y apretó los puños.
Clavo la mirada en Blake y luego en Harry quién no demostró signos de disculpa por lo que acaba de decir. La chica molesta se puso más roja que el cabello de Ron.
–¡¿Cono puedes decir eso?! Estas loco ¡tu y tu pandilla de lunáticos idiotas!
–¡Cállate Hermione!–gruñó Harry–. Tu tienes toda la culpa de eso. Para ser muy inteligente eres demasiado tonta y ya estoy harto de tu comportamiento.
–¡Le voy a decir a Umbridge!–gritó–. ¡Me voy a entregar!
–¡Tú no puedes hacer eso!–gritó Blake–. Serías una traidora.
–¡Claro que puedo!–gritó molesta.
–¡Bien hazlo! De todas maneras traes el letrero de "traidora" en tu frente–le espetó Blake.
Hermione levantó la mano, pero Harry la detuvo antes de que esta impactara en la mejilla de Blake.
La chica abrió los ojos como platos y se zafó del fuerte agarre de Harry.
–No le tocas no un pelo–le dijo Harry.
Hermione se molestó, les dió la espalda y caminó a la puerta de la sala común.
Harry refunfuñó varias veces, luego se sentó frustrado y clavó la mirada en el fuego de la chimenea.
–Nos va a delatar–murmuró Harry–. ¡No debimos hacerla enojar!
–Ella se lo buscó Harry, fue la que empezó todo.
–Y tu le seguiste el juego ¿que tal si eso era lo que ella quería?
–Yo no tuve toda la culpa–gruñó Blake con la mirada clavada en Harry–. Tu también la hiciste enojar.
–Si pero tu ayudaste–desvió la mirada y se escondió entre sus manos con los codos recargados en las rodillas.
–¡Ah! Ahora yo tuve la culpa–dijo secamente Blake con los brazos extendidos y luego los dejo caer a los costados.
–Tal vez...
–No, yo no tuve la culpa. Ella fue la loca que comenzó a decir estupideces.
–Y tu fuiste la loca que le siguió la corriente–Harry clavó la mirada en sus brillantes zapatos negros de uniforme.
Blake lo miró entrecerrando los ojos.
–¡Pues sí! ¡Si estoy loca! Pero yo no fui la que estaba gritando que habías...bueno, lo que hizo que todo esto pasará–dijo molesta.
Harry gruñó entre dientes.
–¡Pues ya deja de meterte!
Blake abrió los ojos y se sentó, cruzó los brazos y se puso la revista de historietas en la cara.
–Ya, no me voy a meter ¿te parece? Solo luego no digas que porque me quede callada–Blake hizo un gesto de molestia y siguió viendo la revista.
Harry puso los ojos en blanco y se recargó en el respaldo del sillón.
–Nos va a delatar.
Blake no dijo nada.
–¡Es una cosa terrible! No puede hacer eso, estamos fritos ¡habla ya!
–Solo te voy a decir que no me interesa, ya no más porque soy una metiche.
–No, yo no dije eso.
–¡Claro que sí! Así que ya déjame leer en tranquilidad que con todos tus estúpido dramas no puedo–gruñó molesta.
–¡No son estúpidos!
–¡Claro que si!
Harry refunfuñó, lanzó una maldición entre dienes y cruzó los brazos con el ceño fruncido.
–Sí que estas loca.
Blake se levantó de un salto.
–¿Y a si agradeces a tus amigos? Vaya que Hermione tuvo razón. Estás demente.
–¡Ya deja de hablar y déjame pensar!
Blake caminó a la entrada de la sala común.
–Solo no olvides que tenemos clase contigo Potter–dijo con desprecio y salió de la sala común, dejando a Harry completamente solo.
Harry se sintió mal luego de unos momentos de soledad. Lanzó una mirada furiosa al techo de la sala común y observó el fuego de la chimenea.
¿Por qué Hermione querría delatarlos? Ella no ganaría nada.
Entonces Harry supo que no era verdad, si los delataba, seguramente le costaba su precioso lugar de prefecto y además como ella había dicho: "...o peor expulsados" aquella vez. Eso era lo peor que le podía pasar.
Harry se pasó las manos desordenando su cabello y luego observó de nuevo el fuego de la chimenea.
Casi era hora de ir a la sala de Menesteres. Tomo el mapa del merodeador de la mesita que estaba junto a él y salió por el retrato de la dama gorda.
Caminó por los pasillos de Hogwarts y llegó al piso de la sala de menesteres. Con el mapa comprobó que no había nadie y la puerta apareció frente a él.
Entró y vio solo a unos cuantos.
Blake en un lado con Seamus y Neville, Luna jugueteando con su cabello.
Detrás de él llegaron Ginny, Ernie y los gemelos, quienes se aseguraron de que Hermione mo estuviera cerca para ofrecer sus productos.
Harry vio de cerca que era lo que hacía Blake, le estaba haciendo firmar a Seamus el papel de pergamino con los nombres de ejercito del ED.
Harry vió que todos ya habían llegado y le preocupo no ver a Hermione ni a Ron por ahí cerca.
Hasta que llegaron momentos antes de empezar la clase.
–No los delatare–susurró Hermione–. Es por un bien mayor.
Se fue con Ron a un extremo de la sala de menesteres y sacó su varita.
Harry se aclaró la garganta y vio que todos tenían ya su atención puesta en él.
–Bien, hoy haremos un hechizo muy difícil–comenzó Harry–. Un patronus–hubo murmullos de alegría en toda la sala–. Tienen que pensar en un recuerdo, pero tienen que ser poderoso y muy muy alegre. Algo que los llene completamente...¡sigue así Seamus!
–¡Expecto Patronum!–dijo Neville, pero de su varita no salieron más que pequeñas chispas azules.
–Enséñanos en tuyo Harry–dijo Colin Creevey.
Harry vio que todos asentían al mismo tiempo.
–Vamos profesor un ejemplo–dijo Blake con los brazos cruzados.
Harry rodó los ojos y buscó el recuerdo en su mente...
–¡Expecto Patronum!–un ciervo de relucientes colores blancos y azules corrió por toda la sala.
–!Harry eso es magnífico!–alabó Neville.
Los gemelos rieron y se pusieron a practicar,
–Necesita concentración y ese recuerdo tan poderoso creara un potente escudo–explicó Harry–. Sigue así Neville.
–Lo estoy intentando–dijo con los hombros caídos.
–Tu puedes–lo alentó Harry.
–¡Expecto Patronum!
–¡Muy bien Ginny!–exclamó Harry al ver que el patronus de Ginny era un caballo.
–¡Expecto Patronum!–de la varita de Blake salió un reluciente fenix que volaba por todas partes.
–¡Excelente!–dijo Harry contento.
Blake solo sonrió pero no dijo nada más.
Hermione conjuró el patronus y el suyo era una nutria.
Ron hizo un gesto raro y de su varita salió un perro que hizo que Neville cayera de espalda.
–Tu puedes Luna–le dijo Harry a la chica que estaba muy concentrada–. Usa tu mejor recuerdo.
–¡Expecto Patronum!–Luna observó maravillada su hermoso patronus de liebre que corría de aquí para allá.

Comenzó a sentirse una leve sacudida, Harry se adelantó a una pared de espejos y vio como retumbaba.
Algo estaba pasando. Se acercó más e inspeccionó todos los vidrios del espejo.
Estaba retumbando, hasta que esa pared de espejo se derribo por completo.
Harry se acercó y por el hoyo de la pared de piedra la vio; le dio asco tan solo de ver su abrigo rosa.
–Voy a decir esto solo una vez. Bombarda Maxima.
Harry salió volando hasta golpearse con una columna. Empezó a ver borroso y luego Blake lo ayudó a levantarse.
–Harry...
Hermione estaba cerca de él y dijo:
–Yo no fui.
Harry dirigió su borrosa mirada hacia la pared destrozada y vio a Draco Malfoy y el resto de la brigada inquisitorial, a Filch, Umbridge y a...Marietta Edgecombe la amiga de Cho Chang.
–Atrápenlos.
Harry refunfuñó varias veces y luego fue llevado o arrastrado por Grabbe hasta el pasillo.
Los demás se habían quedado atrás esperando a ser atrapados.
Draco llevaba a Blake de la túnica y al igual que a Harry la llevaba a paso rápido por todos los pasillos.
Umbridge venía detrás con los tacones repiqueteando en las baldosas de las escaleras.
Hasta que llegaron a la entrada de la oficina de Dumbledore.

–Los vigilé por semanas–se quejó Dolores Umbridge cuando el ministro de Magia, Cornelius Fudge había llegado al fin.
Percy Weasley llevaba a Harry del cuello de la camisa bruscamente al igual que a Blake.
Ella había mordido a Percy para que no le quitara el pergamino, pero al final lo hizo.
Ahora todos los miembros del ED estaban en manos del ministerio.
–...Y mira, el ejercito de Dumbledore demuestra lo que te había dicho hace semanas–habló Umbridge–. Su campaña de mentiras sobre quien tu sabes. No nos engaño ni por un momento. Sus acciones son una cortina de humo para hacerse con un ejercito y tomar el control total del ministerio.
Harry rodó los ojos enfadado.
–Desde luego–dijo Dumbledore que estaba sentado en la silla se su escritorio con Fawkes detrás.
–¡No! Profesor, él no sabía nada yo fui el que...
–Es noble que trates de defenderme Harry, per como ya habíamos visto, el pergamino dice "Ejercito de Dumbledore" no de Potter–interrumpió el viejo profesor–. Le pedí a Harry que formara esta organización, yo y solo yo, soy responsable por las acciones de mis estudiantes.
–¡Envíen una lechuza al profeta tal vez pueda salir en la edición matutina!–exclamó Cornelius. Percy asintió–. ¡Doris, Shakelbot! Escolten a Dumbledore a Azkaban a que lo juzguen por conspiración y sedición.
Dolores Umbridge estaba que brincaba de la alegría. Dumbledore entrecerró los ojos y se levantó de su asiento.
–Supuse que tendríamos esta conversación–dijo y siguió observando a los individuos de su oficina–, como deben saber. No tengo intenciones de ir a Azkaban.
–¡Ya basta!–gritó Umbridge–. Deténganlo.
Dumbledore le guiñó un ojo a Harry, él se quedo confundido.
Fue hasta que Fawkes voló por encima de Dumbledore y el profesor se desvaneció en una nube de humo rojo. Umbridge salió volando al igual que todos en la oficina. Harry se golpeó la espalda nuevamente y Blake se quejó con una mano en la cabeza. Le lanzó una mirada de furia a Marietta y se negó a levantarse con ayuda de Percy.
–¡Wow! Uf, tal vez no le guste ministro–dijo Kingsley Shakelbot impresionado observando la oficina–. Pero no negará que Dumbledore tiene estilo.

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