¡Que terrible!

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Los días siguientes Blake se encargó de decirle a todo mundo en el numero 12 de Grimnauld Place que Harry Potter iría a Hogwarts.
Especialmente lo decía en voz alta y clara cuando estaban Ron o Hermione cerca y felicitaba a Harry otra vez.
Harry no se molestaba en decirle que no era para tanto; pues según lo que le había contado; Hermione y Ron ya estaban festejando que Hogwarts estaría libre de Harry Potter y obviamente sufrieron una grab decepción.
Harry les contó partes de la audiencia y solo a Blake le contó que había visto a Percy Weasley ya que con la señora Weasley no tenía ningún problema y no quería hacerla sentir mal.
El señor Weasley al salir victorioso le dió un enorme abrazo a Harry y le compró un helado muggle.

Sirius y Remus estaban muy contentos y solo felicitaban a su ahijado por haberse librado de Cornelius Fudge.
Harry solo asentía y estaba orgulloso de ir a Hogwarts.
–En una semana vamos a Hogwarts–dijo Blake emocionada a Harry y los gemelos–. ¿Quién será el nuevo profesor de defensa?
–La verdad espero que no sea un loco mortifago que quiere asesinar a todo el mundo–dijo Fred.
–O un loco que solo ve por el mismo y no sabe de magia–añadió George.
Fred soltó una carcajada y dijo:
–Y que no tenga un turbante que esconda al-que-no-debe-ser-nombrado–ríe.
–Que exigentes–dijo Harry burlón.
–Queremos que este año sea bueno Potter–dijo Fred con una mueca burlona.
–Espero que no haya problemas.
–Uf, si va Harry habrá muchos Blake–se burla George y Harry solo se hace el ofendido.
–¡Seguro serás prefecto!–exclama Fred con una enorme sonrisa–. Supongo que el preferido de Dumbledore eres tu y que te pondrá de prefecto por ley.
–No lo creo. Dumbledore no me digo nada después de la audiencia, solo se fue, tal vez ya se olvido de mi–explica Harry con algo de tristeza.
–No creo ¡eres su alumno estrella!–dijo Blake.
–¿Cuando llegan las malditas cartas de Hogwarts?–dijo George.
–Deberían llegar ya–dijo Fred–. Supongo que ha Dumbledore se le olvido por culpa de Harry.
–Eso si que es una acusación seria ya que no tengo la culpa de todo–se defendió Harry.
Blake sonríe burlona.
Fred y George solo se miran y sueltan carcajadas y Harry les hace caras.
–Espero que Hermione no sea prefecto ¿te imaginas? A Harry todos los días lo castiga y ¿que será de nosotros Fred?–dijo George seriamente mientras mira a su hermano que abre los ojos como platos.
–No había pensado en eso George–dijo con gesto pensativo.
Blake se fue ya que tenía algo que hacer "una misión secreta" que a Harry no le dijo nada. Los gemelos estaban perfeccionando las orejas que le habían quitado al gato de Hermione, Crookshanks y trabajaban en silencio.
Harry aprovechó para acostarse y tomar uno de los periódicos que se había traído de contrabando del ministerio; pequeños folletos que daban gratis.
Pero desafortunadamente no decía nada interesante
Sintió los ojos cada vez más pesados y al quitarse los lentes se quedó dormido.

Esos pasillos estaban ahí de nuevo.
Despertó algo agitado y sudando. Fred y George ya no estaban y Harry vio que eran las cinco de la tarde y que tal vez estaban comiendo.
Se levantó pero no quizo ir a comer solo. Blake seguramente no había regresado de la "misión secreta" y nos quería estar solo con los Weasley ya que Sirius se sentía mal y estaba en su habitación dormido.
¿A que se debían aquellos sueños tan extraños? ¿Que tenia que ver el ministerio de magia?
Harry se talló los ojos y escuchó unos leves toques en la puerta y luego alguien pelirrojo entró:
–Harry...¡Oh! Ya estas despierto–dijo Ginny–. Espero no haberte despertado.
Hizo una mueca apenada y Harry se levantó.
–No...Ginny...ya estaba despierto–dijo Harry y ella levantó la mirada.
–¿Te encuentras bien? Estas rojo–dijo ella observándolo.
–Bien, solo que tuve un mal sueño, es todo–responde Harry y Ginny parece convencida.
–Harry mamá dice que debes bajar a comer algo–dijo Ginny–, debes alimentarte y creo que estas más pálido de lo normal.
–Pues...¿Blake ha llegado ya?
–No sigue en su "misión especial"–ríe Ginny–, per tranquilo, Ron y Hermione están en el cuarto y han terminado de comer. Puedes comer conmigo, también me quedé dormida.
–Esta bien, yo también me muero de hambre–accedió Harry.
Ginny sonrió y salió de la habitación.
Harry se quedo tumbado en su cama por unos momentos y luego se levantó y caminó lentamente.
Cuando pasó por el cuarto de Ron, escuchó obviamente como hablaban de él y no precisamente cosas buenas.
–Harry es un idiota–decía Ron.
–No puedo creer que haya salido de aquel problema sin ningún castigo–decía Hermione molesta.
Harry se fue mejor ignorando esos comentarios.
A él no le gustaba que lo acusaran de mentiroso. Mucho menos que hablaran de él a sus espaldas y que siempre sea el centro de atención ¿que Hermione no tiene que preocuparse en los Timos? ¿Que Ron no esta preocupado por dormir o comer? ¿Por qué lo tiene que seguir perjudicando si ya no son amigos?
Bajo las escaleras y por fin le dio el olor de la comida recién hecha por la señora Weasley. No se acordaba de haber desayunado y para él era un alivio.
Se sentó y tal y como dijo Ginny, solo era ella y el señor Weasley en la mesa.
–Sirius debe bajar a comer algo–dijo la señora Weasley–. Se pondrá más mal.
–¿Que tendrá?–se preguntó el señor Weasley.
Harry se encogió de hombros cuando Ginny lo volteo a ver esperando que él supiera algo.
–Bueno, tal vez solo es un simple dolor de cabeza que él esta tomando muy dramáticamente–dijo la señora Weasley y le dió su plato a Harry y a Ginny.
Harry disfrutó su comida por primera vez sin estar sintiendo los ojos como rayos de Hermione o las miradas de odio de Ron.
Ellos dos parecían tener laceres en los ojos que te carbonizaban con una mirada, ambos estaban llenos de odio hacia él y Harry no sabía la razón o tal vez se negaba a creer que ellos habían cambiado mucho.
Cuando llego con el cuerpo inerte de Cedric, Ron y Hermione lloraron mucho y vieron a Harry con odio. En ese entonces pensó que les dolía ver a un compañero muerto y a pesar de sus esfuerzos pr explicarles que él no lo mató y que quería que volvieran a ser amigos, ellos lo habían rechazado y ahora lo odiaban. Eso para Harry no era posible, pues ellos ya no eran nada y no había por qué odiarlo ni tenían porque andar diciendo cosas de él si Harry no les causó daño.

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