El relato de Sirius

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Harry cada vez estaba más nervioso por su visita al ministerio de magia, la cual sería al otro día y sentía que su cabeza estaba por estallar.
¿Que se supone que iba a decir?
No solo se jugaba su varita, se jugaba su vida entera, aquella vida que era más que perfecta e imperfecta algunas veces. Extrañaría ir a Hogwarts, extrañaría ver los salones e incluso a los profesores y al odioso de Snape. También ir a Hogsmade y el extraño sentimiento de felicidad que lo invadía cada vez que iba a la plataforma 9 3/4 eso mo podía dejar que se fuera.
Tenía que luchar por ello.
Conforme avanzó la mañana, estaba muy cansado, se sentó en uno de los sillones de la sala y solo se quedó viendo fijamente a la nada.
–¿Qué pasara si te expulsan mañana, Harry?
–Supongo que te gustaría ¿verdad Hermione?
Ella suspiró y lo vió co algo de tristeza.
–No, no me gustaría.
Harry se sorprendió ante aquella respuesta.
–Hmm.
–Tal vez si aceptas que solo lo hiciste porque te creíste en peligro...te juzguen de...
–¿Loco? No Hermione, yo no estoy loco, sé lo que vi. Dos dementores nos atacaron a mi y a mi primo Dudley en medio de la noche en Privet Drive.
–Oh Harry ¿que tal si eso nunca pasó y te lo has imaginado?
–Ya te lo dije Hermione, no estoy loco.
–¡Parece que sí Harry! Has inventado cosas que no son verdad.
–¿La orden estaría reunida si no fuera verdad?
–No. Pero...
–Hermione deja de llevarme la contra–dijo Harry, interrumpiendo a Hermione que estaba a punto de replicar y dijo–: ya basta, ya se que no somos amigos por lo tanto deja de molestar.
–¿Quién dijo que no somos amigos?
–Tú–respondió Harry con rabia que no ocultó. Hermione se mostró sorprendida–. Lo has hecho el año pasado y cuando más te necesitaba a ti y a Ron no estuvieron. Una y otra vez me repitieron que los dejara en paz que ya no éramos amigos.
–Harry...
–Pues te lo dejo muy claro, no somos amigos Hermione, ya no más–dijo Harry com una rabia que Hermione se hizo para atrás en su asiento.
–No te alejamos, tu fuiste.
–Hermione no seas tonta–dijo Harry rodando los ojos–. Ron fue el primero y luego fuiste tu. ¡Deja de llamarme loco y solo déjame en paz!
–Intento ayudarte–dijo con firmeza.
–No me estas ayudando. Me estas perjudicando más.
–¡Harry él te esta controlando es lo que quiere!
–Ves, la que esta loca eres tú.
Harry salió de la sala hecho una furia y solo caminó al cuarto que compartía con los gemelos y se encerró ahí.
Se puso la almohada en la cara y luego se acostó viendo al techo fijamente.
Sacó su varita y la contempló por un largo rato para después solo quedarse sin saber que más hacer y reprimir las lagrimas que no quería dejar salir.
–¿Estas bien?–preguntó Blake al entrar y sentarse al borde de la cama de Harry.
Él todavía parecía estar en otro universo o al menos así le pareció a ella.
–Creo que quiero desaparecer.
–¿Por? Ay Harry, no tienes porque desaparecer ya verás que mañana todo saldrá bien.
–No estoy tan seguro.
–Solo estas nervioso–aseguró con una sonrisa.
–Mmm sí estoy seguro, soy un fracaso.
–Harry no es el momento de deprimirte. Debes estar pensando en que saldrás bien y que irás a Hogwarts otra vez–le dijo Blake con una sonrisa positiva.
Harry sonrió y se sentó junto a ella.
–Creo que tienes razón.
–Ya vez. Soy la voz de la Sabiduría.
Harry soltó una carcajada.
–¿Así?
–Sí.
–Si eres la voz de la sabiduría respóndeme algo–dijo Harry con un gesto burlón mientras Blake hacia gestos y se ponía ambas manos tapándose los oídos.
–¿Qué cosa? Dime Harry Potter–dijo con la voz parecida a la de la profesora Trelawney.
–¿Si salgo vivo mañana y no me expulsan de Hogwarts, crees que pase los Timos?
Blake hizo una mueca y luego fingió concentrarse y picó a Harry con un dedo en el hombro y dijo:
–Puede que pases todos apenas.
Harry se hizo el ofendido pero en parte era cierto, no se esforzaba mucho en esa clase de cosas.
–Vaya, si que eres la voz de la sabiduría.
Blake ríe y luego se levanta.
–También como la voz de la sabiduría creo que debemos hacer algo o fingirlo o la señora Weasley nos castigara–dijo.
Harry asintió.

Bajaron y todos estaban reunidos limpiando uno de los pequeños salones, Harry y Blake se escabulleron para que no los vieran y llegaron al estudio de Sirius.
–Oh hola–exclamó Sirius que estaba leyendo un libro.
–¿Hay algo que hacer?
–No mucho, déjales los duros trabajos a ellos–dijo molesto.
–¿Qué te hicieron esta vez?–preguntó Blake.
–Digamos que la señora Weasley solo dice que soy un malagradecido, eso y muchas otras cosas, pero no planeo que ustedes dos traba...
–¡Blake!–gritó detrás de la puerta la señora Weasley–. ¿Puedes venir?
Blake hizo una sonrisa tan fingida que Harry soltó una carcajada cuando ella abrió la puerta y salió.
Sirius solo soltó un bufido y dijo:
–Parece que no saben de quién es la casa.
–Antes que la limpian Sirius.
–Según la señora Weasley debe ser "habitable" pero a mi me parece que esta bien. Solo que Kreacher anda de aquí para allá robando cosas de mi madre.
–¿Kreacher? ¿Quién es Kreacher?–preguntó Harry curioso.
Sirius solo se sentó y le señalo la silla que estaba enfrente de él a Harry.
–El viejo Kreacher, es el elfo doméstico de los Black. Claro que a mi no me quiere, pero a mi hermano Regulus, lo idolatraba–responde Sirius con la cabeza gacha.
–Oh. Creo que jamás lo he visto.
–Yo creo que a ti él si te ha visto–ríe Sirius–. Es muy muy sigiloso.
–¿Y se roba las cosas?
–Así es–responde Sirius–. El retrato de mi madre...
–¡Sirius!
«¡Malditos muggles...escorias...traidores de la sangre entrando a mi casa...!» Harry escuchó que la voz de una mujer anciana gritaba desde las escaleras.
El chillido de la señora Weasley alertó a Sirius y este salió corriendo del estudio.
Harry se asomó por la ventana y la señora Weasley observaba un retrato viejo con una cara pálida.
Sirius le colocó una cortina y luego de giro a decirle algo a Molly.
Harry entró y vió em estudio de su padrino con mucha curiosidad. Seguramente le había quitado cosas, ya que se notaban las manchas de cosas que estaban antes. Las sombras de cuadros antiguos y muchas otras cosas más.
Se detuvo a observar una foto de Sirius y un muchacho como él pero más joven.
Había otra fotografía de sus padres y luego otra de los cuatro merodeadores de Hogwarts. Harry vió que faltaba la cara del cuarto; era muy obvio, Sirius odiaba a Colagusano.
Harry también, por su culpa los Potter estaban muertos.
Harry se fijó en otra foto: Sirius estaba con una chica y otro hombre; la chica era muy hermosa. No sabia ni el color de sus cabellos ni sus ojos, pero ambos se veían muy contentos junto a Sirius y parecían amigos.
La chica tenía un enorme parecido a alguien que él conocía desde hace poco;  el chico tenía una sonrisa amable y la chica la tenía encantadora, además ella arrugaba algo la nariz mientras sonreía en esa foto. Ambos tenían mucho parecido a Blake.
Harry pensó que tal vez podrían ser sus padres.
Dejo la foto y volteó a la puerta, Sirius estaba parado ahí mismo con la mirada perdida, volteó hacia Harry y solo cerró la puerta.
–Me acuerdo de esa foto, aunque no tenga muy buena memoria, lo hago–comenta mientras se acerca lentamente a la foto, la toma en sus manos y suelta un suspiro–. Fue cuando salimos de séptimo año en Hogwarts, ellos seguirían ahí y pues nos tomamos ma foto. Me hubiera gustado que tuviera algo de color, pero tengo muy presente como era en mi memoria.
–¿Quiénes son?
–Vaya que no reconoces a quién se parecen–ríe Sirius.
–¿Son...?
–Los padres de Blake–responde Sirius–. Claro en ese entonces no lo sabían.
–Oh.
–Sí–Sirius observó la foto con algo de tristeza y Harry vió sus ojos cristalizados. Algo escondía.
–La chica–dijo Harry–. ¿La recuerdas?
–Oh y claro que sí–dice Sirius–. Era alguien importante para mi.
–¿A sí?
–Mucho.
Harry vió en Sirius ojos soñadores parecidos a los de Dudley una vez que habló de la chica de la que estaba enamorado. Solo que Harry sabía que era puro cuento. Los ojos de Sirius mostraban tristeza y mucho dolor.
–¿Sirius?
–Me encantaba estar a su lado–dice mientras observa una foto que sacó del escritorio–. Era muy gracioso, amable e inteligente, pocas chicas que conocía eran así y más me sorprendía que fuera Slytherin.
–¿Slytherin?
–Sí–responde Sirius–,aún recuerdo su selección de casas. Ella estaba sentada y el sombrero tardo cinco minutos en ponerla en una casa, eso solo se hace en chicos especiales cuyas personalidades pertenecen a más de una casa.
»Con el tiempo aprendí que pensaba mucho en ella misma y no mucho en los demás, pero, después de que se mudó cerca de aquí, la conocí bien. Era amable y valiente, toda una Gryffindor.
»Así que bueno, tu madre fue muy amiga suya. Incluso Madeline fue una dama de honor en su boda. Pero te cuento la historia completa mejor.
–Creo que es mejor.
–Si es mejor–afirmó y luego Harry se sentó en la silla vacía y escuchó a Sirius–: cuando se mudó nos convertimos en amigos. Ella y su familia no eran tanto de sangre pura y todo eso, eran los Weasley, pero sufrió mucho ya que fue la primera Weasley en Slytherin.
»Tenía ambiciones grandes, quería ser independiente y tener una gran empresa. Eso me lo contó cuando yo tenía trece años, que fue cuando se mudo cerca de aquí. Entonces en Hogwarts nos volvimos a ver y comenzamos a ser amigos; Lily andaba con ella para todos lados a pesar de ser un año menor.
»Pero también su mejor amigo era Dario, el padre de Blake, ellos eran mejores amigos así como antes lo eran tu y Hermione. Grandes amigos, inseparables. Cuando ya estábamos más grandes nos juntábamos más seguido. Todos de Gryffindor menos ella. Pero aun así éramos grandes amigos.
»Con el tiempo me di cuenta de que era bellísima, su cabello era rojo intenso y sus ojos azules celeste, me gustaba la forma en la que sonreía y en como me apoyaba y a todos los demás.
»Cuando supe que estaba enamorado de ella, Dario y Madeline comenzaron a salir. James y Remus y ya sabes quién eran mis amigos y Lily ni siquiera nos hablaba y solo se enfocaba en sus estudios.
»Por un momento o por unos años creí perder esos sentimientos y jamás hable Harry, nadie sabe de esto, ni James ni Remus, nadie.
»Después tuve que fingir que estaba en Ucrania muy lejos para no ir a la boda de ellos dos. Se casaron poco después de tus padres. Me dolía. Pero era mi culpa, jamás dije nada.
»Luego perdí a tus padres, me culparon y llevaron a Azkaban. Unos años después, en una misión de aurores según lo que me dijo Dario hace poco cuando estabas en tercero que yo le pregunté; me dijo que en la misión de aurores contra los ataques de mortifagos que aun quedaban sueltos después de que Voldemort desapareciera, dos años después. La mataron, primero la torturaron y luego la mataron. Creo que Blake no sabe la verdad Harry. Su padre no le podia explicar que paso con su madre a una niña de dos años. Ella solo sabe que la mataron, no que la torturaron hasta que pidió morir.
»Yo supe que había muerto estando en Azkaban. Un mortifago se reía y como se había vuelto loco; hablaba de la mujer a la que había matado. A la cual amenazó con usar a su hija y después matarla. La torturo muchas veces, dijo que había utilizado el método que Bellatrix Lestrange utilizó en los Longbotoom. Pero él si la mato. Dijo su nombre.
»Me enoje tanto y sentí una ira terrible y esos sentimientos habían regresado. Supe que dejo a su hija de dos años sola, que había pedido que la mataran por el dolor...y el mortifago no duro mucho. Lo mató un dementor aunque me hubiera gustado hacerlo con mis propias manos. Cuando salí, Dario tuvo que ir a buscarme pero no dijo nada de que sabia donde estaba yo. Él sabia que ella era una gran amiga y me lo explicó todo en su casa, por eso estaba en Privet Drive aquella noche, Harry.
»Vi a un chivo igual a James y me acerqué en forma de perro y eras tú. Claro que me miraste como bicho asustado.
Sirius había terminado el relato.
Harry estaba sorprendido y a la vez sintió algunas lagrimas en los ojos. No sabia que pasó ese día. Blake no lo sabía tampoco y a ella les destrozaría saber la verdad.
Harry supo una cosa que ambos tenían en común. Sus madres murieron para protegerlos de aquellos que querían hacerles daño.
–Lo siento Sirius–dijo Harry con tristeza. Su padrino estaba muy mal.
–Tenías que saber esa historia Harry, pero te pido que no le cuentes a Blake. Ella no sabe que su madre murió para protegerla. Dario me dijo que solo sabe que en una misión una bomba estallo y murió ahí.
–No le diré nada.
–Tampoco que lo que sentí hacia su madre y todavía siento. Tal vez me mire de otra forma y es lo único que quedo de ella y quiero que me siga teniendo confianza–explicó Sirius.
–No dire nada, lo prometo.
–Muy bien–dijo aplaudiendo–. Blake es como mi hija y no me gustaría que se alejara. Es igual a su madre. La veo en ella todos los días, solo que sin el cabello pelirrojo.
Harry sonríe.
Entonces Sirius le muestra la foto que aún sostenía en las manos.
Era una chica pelirroja muy hermosa, de ojos azules y una mirada amable y sonriente.
–Así como veo a James y a Lily en ti Harry, tu también eres como mi hijo, el hijo que nunca tendré.
–Me alegra escuchar eso Sirius–dijo Harry sonriendo.
–Bueno alguien vendrá si no salimos, creo que la comida puede estar lista. Vamos Harry.
Ambos salieron y se dirigieron a la cocina.
La señora Weasley y Ron estaban poniendo los platos y luego Fred y George empujaban al gato de Hermione.
–Uff gracias por ayudarme con el escritorio Harry.
–Es que tu no quieres hacerlo Sirius–dijo Harry entendiendo que su padrino quería fingir que lo puso a trabajar.
Sirius sonrío.
–Que rico huele Molly–dijo Sirius contento.
La señora Weasley solo bufó y le señaló su asiento a Sirius y le sonrió amablemente a Harry.
El señor Weasley aún sostenía el avión de papel que Blake había hecho el día anterior.
Lo examinaba y murmuraba cosas como «Fascinante» o «que ingeniosos estos muggles»
Harry sonrió al verlo tan ocupado y luego entró Hermione con cara de pocos amigos, con el cabello revuelto y con algunas manchas en ma blusa amarilla que llevaba.

Ginny llego después dando saltos y con una mueca, pero se le quito y saludó a Harry.
Blake soltó un bufido y Harry se atraganto con el jugo al verla. Su cabello estaba hecho un desastre, su blusa color azul estaba llena de polvo y su rostro tenía una pecas que Harry jamás le había visto. Se mordió los labios cuando ella le lanzó una mirada de odio.
–¿Que demonios te pasó Dedee?–preguntó Sirius.
Nadie los escuchaba pues estaban en su propia platica. Entonces Blake volteo y solo murmuro:
–Nada.
–¿Te peleaste con las cortinas?
–Precisamente–responde y Harry suelta una carcajada al igual que Sirius y ella los mira seria–. Ninguna sabía que estaban embrujadas y no se te ocurrió decirlo.
–Se me ha de ver olvidado–dijo Sirius con una mirada pensativa que obvio era fingida.
–Que gracioso.
–Y que onda ¿por que llegaron las tres como si hubieran ido a un funeral?
–Por culpa de Harry–respondió.
Harry abrió los ojos como platos y Sirius hizo lo mismo.
–¿Qué?
–Bueno no fue por tu culpa, solo fue el tema por el que salí con Hermione muy mal.
–¿Por?–preguntó Harry.
Blake suspiró y bajó la voz.
–Ella dice que te expulsarán–respondió–. Le dijo a Ginny, pero yo estaba ahí. Luego dijo que por «amistades venenosas nuevas» Te ibas a meter en problemas y ¿de quién crees que hablaba?
»Luego de que la estabas tratando de remplazar. Que eras un idiota y Ginny solo le seguía el juego. No creo que piense igual. Entonces me giré y le dije que no era verdad, que no eras un idiota y que ella era la amistad venenosa. Entonces me dijo que tu eras un mentiroso y que Sirius estaba loco por creerte, que debería seguir lo que el profeta y Rita Skeeter dicen de ti. Que Dumbledore te metiera a un manicomio. Que te expulsaran y que te mandaran a Alaska. Eso fue todo y se tropezó y las cortinas comenzaron a pelear con ella. Eon huyó de la sala y nos dejo solas y no nos ayudo. Entonces me tomaron de los pies y me sacudieron y así quede.
–Esta loca, es lo que puede decir. Es ella la que necesita ir al manicomio–dijo Harry molesto.
–Pues si.
Harry solo ríe y Blake le da un golpe en el hombro con fuerza.
Harry solo sonríe y sigue comiendo el plato que le sirvió la señora Weasley.
Aunque siente la mirada de Hermione sobre él, no les da importancia y sigue comiendo.
–¿Y que hiciste con Sirius?–preguntó con una sonrisa.
Harry se quedo paralizado y contestó:
–Limpie algunas cosas del escritorio y acomodé unas fotografías.
–Que trabajo, era mejor que luchar con cortinas–dijo sin darle importancia a Harry que se había puerto nervioso sin saber que contestar.

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