Debemos estar listos para lo que se acerca

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Harry y Blake buscaban un lugar para sentarse en el expreso de Hogwarts, un lugar alejados de Hermione y Ron, que solo buscaban (como de costumbre) molestarlos.
Afortunadamente, encontraron un lugar y ahí se sentaron.
–¡Uff! No sabes las ganas que tengo de volver.
–¿Tanto extrañaste a Umbridge?
–¿No sabías Harry? Es mi profesora favorita–ríe Blake.
–Si claro.
–Hola chicos–saludó Luna.
–¡Luna! Que gusto verte, anda siéntate con nosotros–dijo Blake.
Luna sonrió y se sentó a su lado. Harry le sonrió.
–Oh Harry ten–dijo Luna sacando algo de su bolsillo, era un colar de corcho como el que ella traía–. Es de regalo de navidad.
Harry sonrió.
–Gracias Luna.
–¿Recibiste el mío?–preguntó Luna.
–Sí, aquí lo tengo–dijo sacando el collar de corcho.
Luna sonrió.
–¿Como estuvieron sus navidades?
–Bien–respondió Harry–, creo que fue una de las mejores que he tenido.
–Es verdad, nos divertimos bastante y ¿tu Luna?
–Pues fui a buscar animales fantásticos–dijo–. El snarkel.
–Oh.
Luna sonrió y sacó una revista del quisquilloso.
Neville llegó con una sonrisa.
–Hola Harry, Blake y Luna–sonrió.
–¡Que tal Neville!
Neville tomo su asiento junto a Harry y dijo:
–Me alegra verlos.
–A nosotros igual–dice Harry.
El camino a Hogwarts se hizo algo corto.
Llegaron muy rápido, Blake y Luna bajaron primero, ya vestidas con la ropa de Hogwarts.
Harry y Neville demoraron un poco y al final corrieron a alcanzarlas y subieron al carruaje que los llevaba a Hogwarts.
Sintió frío al ver aquel lugar, era algo diferente.
Se sentaron en la mesa de Gryffindor y después del discurso de Dumbledore se fueron a sus salas comunes.
Hermione sonreía alegre, mientras regañaba a los gemelos.
Adoraba regañarlos a ellos, Harry pensó viendo su cara de orgullo. Hermione había esperado mucho tiempo para poder regañarlos. Pero los gemelos parecían querer dormirse ante los sermones de Hermione los cuales eran muuy largos para su gusto.
Se fueron en cuanto ella se distrajo y corrieron a alcanzar a Harry.
–¡Vaya enfadosa y molesta que es!–exclama Fred.
–Vamos, antes de que nos encuentre–dijo George y salieron de nuevo corriendo.
Harry ríe y luego alguien le toca el hombro.
Al girarse, ve el rostro sonriente de Cho Chang, que lo mira con una enorme sonrisa.
Blake pasó a su lado y dijo algo parecido a:
–Que no se te caiga la baba–y se fue caminando con Neville.
Harry no le hizo caso y solo observó a Cho.
–¡Cho! ¿Cómo...como estuvo tu navidad?–preguntó.
Cho sonrió.
–Estuvieron...bien Harry–dijo–. ¿Y las tuyas?
–Excelentes.
–Que bueno Harry, eso es increíble–Cho le volvió a sonreír–. Luego nos vemos, solo quería saludarte.
–Claro, luego nos vemos–le dijo Harry sonriendo como bobo.
Cho se fue con sus amigas y Harry sintió la mirada pesada de alguien.
–Obstruyes el camino Harry–dijo Hermione.
–¿Y? Los pasillos son grandes–dijo y empezó a caminar.
Hermione lo siguió con expresión de furia en su rostro.
–¡Soy prefecta!
–¿Y? Eso ya lo se Hermione todos los días lo repites y repites ¿no te cansas?
Hermione lo observó queriéndolo matar. Harry solo soltó un suspiro y se hizo el sordo cuando Hermione le reclamo y recalco los objetivos de su importante tarea en Hogwarts.
Todo eso duro hasta que llegaron a la sala común y Harry corrió a su habitación. No soportaba a Hermione cuando empezaba con su monólogo.

Estaba cansado y detestaba con todas sus fuerzas la clase de DCLAO la materia de Umbirdge, ahora que lo pensaba todos los profesores de defensa habían sido un asco; excepto por Lupin quien en realidad si enseño algo de provecho en esa clase.
Dolores Umbridge se paseaba como pavo real, como si la escuela ya fuera de su agrado, sonreía y soltaba risitas tontas.
Harry no podía evitar verla como un sapo barrigón.
Blake por su parte de la pasaba dibujando en un pergamino; planetas y la cara de Harry aburrida, lo cuál le salía pésimo, pero aún así, todos los días dibujaba la cara de Harry. Un rostro de aburrimiento en clase de defensa y jamás la veía ni Umbridge ni Hermione. Harry se preguntó como haría eso.

Caminaba de regreso a la sala común después de un largo y solitario paseo, cuando Blake llega corriendo y lo empuja con fuerza.
–¿Qué te ocurre?
–¡Boo!
–No me asustaste.
–¡Bah! Harry ven.
–¿A donde?–preguntó temeroso.
–¿Cuando le pedirás a Cho una cita?
Harry se atragantó con su saliva, hizo una mueca y frunció el ceño.
–Mmm...nunca.
–¡Oh vamos! Invítala para San Valentín. A puesto a que le encantaría.
–¿Por qué insistes tanto?
–¡Porque eres un lento!
–¡Puaj! No invitare a nadie para San Valentín.
–¡Bueno! Pues ella jamás te volverá a dirigir palabra–cruzó los brazos y lo observó con gesto interrogante–. Y dime ¿corrías lejos de Hermione?
–Pasear solo se ha vuelto una...costumbre.
–¿Acaso no tienes amigos?–Blake frunció los labios y apretó los dientes.
Harry negó. Ella soltó un bufido y luego un grito.
–¡Tonto! Yo soy tu amiga.
–Es verdad.
Harry se puso a reír como loco y continúo caminando a la sala común con Blake pisándole los talones.

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