El Olvido

Muerdago

Aquellos que quieran inscribirse para la Brigada Inquisitorial por extra puntos vean a la Suma Inquisidora de Hogwarts para inscribirse.

–¿Qué rayos es eso?–preguntó Harry a Blake quién veía el mural de "decretos" con una enorme sonrisa.
–Seguramente algo malo–responde–. Sería genial para Hermione, adora la disciplina.
–Nos castiga a todos, eso es terrible–ríe Harry y entran al gran comedor.
–Seguramente Draco entrara y todos los de Slytherin, ya vez que Filch no dejaba de seguirnos–dijo Blake.
–Es cierto.
–Entonces Harry ¿cuando invitarás a Cho a salir?–preguntó Blake y Harry la vió sin creerlo–. ¿No le dirás ni feliz navidad?
–No...yo...no creo que...
–¡Ah vamos!
–Shhhh–exclamó Harry.
–Como quieras, de todas formas se olvidara de ti muuuy pronto mi querido Harry–ríe y entra corriendo al comedor antes de que Harry siquiera reacciones.

–El trabajo duro es algo muy importante, pero hay algo incluso más importante. La confianza en ustedes–dijo Harry al enseñarles habilmente como sostener ma varita en una clase.
Tocó la mano de Cho y sintió mariposas y por culpa de eso, Colin Creevey aterrizo no muy delicadamente .
–Piénsenlo de esta forma: todo gran mago comenzó un día sin ser más de lo que somos ahora, estudiantes, si ellos lo hicieron ¿por qué nosotros no?
Estaba orgulloso de todo el avance que tenían. Claro que cada vez eran más cuidadosos, Umbridge y su brigada Inquisitorial podrían atraparlos.
Harry y los demás estaban listos y cada vez aprendían más.

Por unos días Ron y Hermione dejaron de ir, pero luego se aparecieron y practicaron apartados.
Blake le lanzaba miradas de complice a Harry cada vez que él y Cho estaban cerca o estaban juntos y Harry le sonreí y ella hacía lo mismo.
Se reía y luego aplaudía y Harry la volteaba a ver y se ponía rojo.

Se acercaba la fecha de las vacaciones navideñas y ni quería esperar más para ver a Sirius. Claro que no quería ver a Ron, pero a los Weasley les debía y además lo trataban bien, excepto por el pelirrojo.
Estaba contento ya que Hermione estaría con sus padres y así tendría un problema menos que atender.
Blake iría también y eso lo animaba.
Al menos intentaba ser un poco menos irritante.
Filch parecía enamorado de Umbridge según los gemelos, que habían dejado una caja de chocolates de broma en la silla en la que vigilaba la pared de la sala de menesteres todos los días.
Habían llegado riendo y diciendo que estaba lleno de barros explosivos por toda la cara y que se veía asqueroso.
Harry por su parte en las clases de Umbridge trataba de ser más tolerante, para lo levantar sospechas de la profesora.
Con Snape seguía todo igual y lo que más le dolía era que Dumbledore lo ignoraba.

Todo el Ejercito de Dumbledore estaba siendo muy bien entrenado, Luna sabía mucho, Ginny era muy buena con los hechizos, Blake era casi igual a Harry. Hermione no lo hacía mal y tampoco los gemelos, incluso Neville se estaba convirtiendo en todo un sabio
Harry estaba orgulloso. Todos parecían estar aprendiendo de maravilla.
Le sorprendió que la pequeña de los Weasley lograra crear un Reducto muy potente y que hiciera cenizas el mono que algunas veces usaban.
–¡Descansen!–dijo Harry.
Todos se fueron a descansar y Harry suspiro contento.
–¡Ufff! Gran clase profesor ¿tendrá alumna favorita?
–¿A que quieres llegar con eso Blake?
–Nada más pregunto–responde ella riendo–. ¿Empieza con C?
–Calla y no, no empieza con C, empieza con B.
-Oh yo soy tu alumna favorita–ríe como si no le creyera.
–No eres tan mala.
–Pero claro que no lo soy tontito–regaña Blake–. Incluso puedo ser mejor que tu.
–Oh claro.
–¡Blake!–exclamaron los gemelos y se acercaron con una caja de WW.
–Hola ¿que pasa?
–Esta caja es gratis y solo la reina malvada puede probarla–dijo Fred.
–Gracias, per les había dicho que pagaría–dijo Blake–. Y se lo merecen.
–Esta bien–dijo George–. Entonces te daremos descuento en la tienda.
–¿Qué tienda?–preguntó Ginny–. ¿Venderán Pigmy puffs?
–Una que pondremos Ginn.
–¡Y tal vez tengamos!–añade George.
Ginny sonríe y se va con Luna y Neville y los gemelos le entregan una caja roja a Blake.
–¿Que hacen los dulces?–pregunta Harry.
–De todo un poco–dice Blake.
–¿Como se los darás?–preguntó Fred cruzando los brazos mientras Blake guardaba la caja en su mochila.
–La reina malvada–dijo–. Es clienta de la revista Vogue y algunas veces le mandan regalos y esta es una de esas veces–dijo ondeando una tarjeta de la revista Vogue–. Ya la tengo lista.
–¡Por las barbas de Merlín, Dedee si que sabes!
–Oh aprendi de los mejores–dice Blake y los gemelos ríen.
Fred sonríe y se pone algo rojo y George solo se ríe más.
–Que gusto–dice Fred sonriendo.
Harry le noto aquella sonrisa algo diferente, parecía nervioso.
Blake sonríe y solo avienta la mochila al otro lado de la sala de menesteres.
Neville se acerca a Harry y le pregunta:
–¿Seguimos profesor?
–Claro.

Después de terminar la clase salieron como siempre todos salían, de dos en dos con mucho cuidado.
Al llegar al gran comedor se cruzaron con Draco y sus compinches que iban a molestar a todos los que estaban llegando a cenar.
–¿Donde estabas Potter?
–¿Ahora me espías Malfoy?
–¿Yo? Por supuesto que no, pero como vez–dijo señalando su insignia de Umbridge–. Puedo, ya que tengo toda la autoridad.
–Dumbledore sigue siendo la autoridad y dudo que te haya dado permiso–dijo Blake con superioridad.
–Cuidado con tus palabras Blake, puedo meterte en problemas.
–Él único problema que tengo es que si no como, juró que matare a alguien–dijo y jaló a Harry a la mesa de Gryffindor en donde se sirvió todo lo que había justo en frente de ella.
–Alguien tiene hambre–dijeron los gemelos y Ginny soltó una risa.
–Sí es verdad, tanto trabajo me ha dejado hambrienta–respondió.
Harry suelta una carcajada y comienza a comer siguiendo los pasos de Blake.
–Comer es felicidad mis queridos amigos–ríe Blake.
Ginny suelta una carcajada que toda la mesa de Gryffindor escucha y Harry hace lo mismo, mientras ambos gemelos solo ríen y platican con Lee Jordan.

–¡Expelliarmus!
–¡Desmaio!
–¡Levicorpus!
–¡Ey Harry!–gritó Dean Thomas–. Profesor Potter ¿cuando nos enseñara el encantamiento patronus?
–Si Harry–dijo Luna.
–Después de las vacaciones–dijo Harry y todos sonrieron.
Siguieron los hechizos por todos lados hasta que era la hora de irse, ya que pronto irían a sus casas para las fiestas.
–Estoy muy orgulloso de todo el trabajo que han logrado, están avanzando mucho. ¡Feliz Navidad! Y nos veremos después de vacaciones–dijo Harry y todos sonrieron recogieron sus cosas.
–¡Feliz Navidad Harry!–exclamó Luna.
–Te veo en la sala común Harry–dijo Blake y se fue con Luna.
–Harry estábamos pensando en ponerle unas pastillas vomitivas a Umbridge...
–Genial chicos, los veré después ¿sí?–dijo al tratar de acercarse a Cho que veía en el espejo la foto de Cedric.
Los gemelos le guiñaron el ojo y salieron de la sala.
Solo quedaban ellos dos.
–¿Crees que él hubiera sabido?
–¿Cedric? Claro, él era muy bueno, solo que...Voldemort fue más rápido.
–Sí–dijo Cho con tristeza–. Eres un gran maestro Harry. He aprendido mucho. De verdad te lo agradezco.
Harry sintió sus mejillas arder.
–Gracias, eres muy buena alumna.
La chica sonríe.
–Muérdago–dice al ver que arriba de ellos hay una plantita de muérdago.
–Deben ser los narggles.
–¿Que son narggles?
–No tengo idea.
Se acercaron y se besaron.

–¡Vaya Harry que tarde llegas te estuve esperando ¿donde estuviste?!
–Suenas como su madre–ríen los gemelos y se alejan a otro lado de la sala.
Harry venía perdido en su mundo.
–¡Harry! ¡Harry! ¿potter? ¡Harry!
–¿Qué?–dijo sin prestar atención.
–¿Qué te pasa?
–Besé a Cho–dijo sin rodeos.
Blake se sorprendió. Se sentó en el sillón y Harry hizo lo mismo.
–¿Y? ¿Cómo fue?
–Húmedo–respondió y Blake alzo la ceja–. Ella estaba llorando.
–Puede que unos besos apasionados la cambien, creo que esta mal por lo de su madre y preocupada por los Timos. Confundida por ti y triste por Cedric. Trata de entenderla Harry.
–Si ya se pero...¿alguien no puede sentir eso o si?
–Ron tiene la sensibilidad de una cuchara de te, tu no seas igual Harry–le dice Blake.
Harry no entiende la referencia y se suelta a reír a carcajadas.
–¿Además que tiene que ver eso?–dijo Harry.
–Las chicas somos muuy sensibles Potter, más te vale que tengas al menos algo de sensibilidad–dijo sonriente.
–Ya quiero irme.
–¿Tan pronto?
–Quiero descansar e ir a Grimanauld Place con Sirius.
–Oh, es verdad.
–¿Ya enviaste el correo?
–Ya lo hice–respondió con una sonrisa malévola–. Seguro que a Canuto le encantara escuchar que besaste a Cho.
–No le diré nada.
–¿Qué?
–Bueno...no lo sé.
–Se lo tienes que decir–dice ella.
Harry ríe.
–Tal vez, pero ahora no me preocupare.
–¿Ya empacaste?
–No–dijo dando un salto.
Blake asintió y dijo calmada.
–Preocúpate.