Lo que tu no tienes

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Todo pasó muy rápido...
–¡NOOOOOOO!
–¡Protego!
Harry estaba por lanzarse en cuanto aquel hechizo salió de la varita de Belletrix, protegería a su padrino...pero...
Se dió la vuelta y vió a Blake con la varita en algo y una mirada de asombro ante de lo que había hecho, había desviado un hechizo de muerte en contra de Sirius.
Bellatrix abrió los ojos como platos y después de hecharle un vistazo rápido a su cuñado inconsciente se fue corriendo, pero antes tenía que hacer de las suyas:
–¡Cruccio!
Blake cayó al suelo con un grito de terror y la mujer de cabello oscuro se acercó a ella. Sirius furioso trato de hacer algo pero ya era tarde, ni Remus pudo detener a Harry, él había salido corriendo detrás de Bellatrix.

–A que no me atrapas–cantaba Bellatrix–. ¡Ven por mi pequeño Potter!
Harry estaba furioso, casi asesinó aquella bruja loca a su padrino y torturo a su mejor amiga y lastimo a sus amigos.
¿Qué se merecía? Morir.
Podía sentir el deseo inmenso de matar aquella bruja asquerosa.
–¡A que no me atrapas Potter!
–¡Cruccio!
Harry no supo en que momento habían llegado a la fuente que daba la bienvenida al ministerio. Bellatrix cayó de rodillas y rodó un poco en el suelo.
Hizo varios pucheros antes de mirar a Harry con una mirada de terror falso y luego con una sonrisa de satisfacción.
–¿Me vas a matar por casi matar a Sirius y a tu preciosa amiguita Potter? No eres capaz–dijo Bellatrix–. El hechizo debe sentirse para causar daño.
–Es cierto, Potter–habló Voldemort en su cabeza–. Debes sentirlo...debes querer hacer daño. Ella casi mata a tu padrino y le lanzó una tortura a la chica...Hazlo ¡hazlo Potter!
Harry se distrajo por un instante, comenzó a ver algo negro entrar al ministerio, sus ojos se nublaron y los vidrios de las ventanas comenzaron a temblar.
–Mi señor–exclamó Bellatrix con admiración.
Harry Potter entrecerró los ojos, pues ante él, se hallaba Lord Voldemort.
–No tuviste las agallas para matar a una simple rata–dijo Voldemort–. Pero yo–, se burló de Harry–. Claro que puedo. Te mataré, ahora.
Harry preparó su varita, Voldemort le apuntó. Sus ojos inyectados en sangre conectaron con los ojos de Harry.
El muchacho dió un paso atrás y tomó la varita con firmeza.
–¡Avada Kedravra!
–¡Expelliarmus!

Ambos hechizos chocaron creando un enorme rayo rojo y verde, Harry sentía que la varita se le resbalaba de las manos. Bellatrix se había ido por la chimenea y ahora Voldemort estaba luchando con él.
Cuando de pronto algo sucede y Harry sale volando. De la chimenea una figura nueva apareció.
Albus Dumbledore.

Incluso Voldemort se había quedado paralizado con la varita al aire.
Dumbledore salió de la chimenea y cruzo los brazos despreocupadamente. Harry sabía que el profesor no estaba sereno del todo, pues temía por sus estudiantes y por Harry.
Harry, que no había visto al querido profesor en un gran tiempo se llevo una grata sorpresa, pensó que jamás vería a Dumbledore de nuevo.
–Has venido en un terrible momento, Tom–dijo Dumbledore, como si estuviera hablando con un viejo amigo.
Voldemort bajó solo un poco la varita y se pasó la rasposa lengua por los dientes amarillentos, sonrió de manera macabra y dijo:
–Vaya, el anciano ha venido a salvar al pequeño Potter–hizo movimientos extraños de varita, bajo y subió las manos y luego hizo un circulo.
Dumbledore descruzó los brazos, Harry mantenía la varita lista; sus manos temblaban ligeramente y sus dientes se mantenían de manera apretada en su boca. Sus hombros se tensaron.
–Harry Potter es perfectamente capaz de salvarse a si mismo, Tom, creo que tu eras el que necesitaba salvamento.
Voldemort entrecerró los ojos, observó a Dumbledore con horror y luego agitó las manos al aire.
–El pequeño Potter, es un iluso–dijo Voldemort. Su sola voz le provocaba a Harry enormes escalofríos.
–Los aurores llegaran pronto Tom. Te sugiero que te vayas–dijo Dumbledore–, no creo que quieras que te vean y que digan que ni Harry ni yo habíamos estado locos. Tom, tu prefieres que todos nos den la espalda, ¿no es así?
Voldemort soltó una enorme carcajada, las ventanas comenzaron a temblar y Harry pensó que se romperían en cualquier instante en pedazos.
Mostró sus amarillentos dientes.
–No me conviene–continuó Voldemort–, que me crean el producto imaginario de un joven y un anciano lunáticos, así no puedo creas miedo, solo murmullos de locura.
Dumbledore hizo una mueca.
–Aunque, fue divertido saber que la pasaban mal–Voldemort pasó la lengua por su varita.
Dumbledore se puso rígido y solo hizo un gesto desesperado con las manos.
–¿Todo pasaba mal? No lo creo Tom, verás, me tome unas increíbles vacaciones–dijo Dumbledore dejando caer las manos a los costados–,gracias a tu ingenio.
–El anciano ha hablado–Voldemort cerró los ojos y Harry pensó o creyó ver que pasaba su varita por debajo de su nariz–. Pero apártate anciano, tengo asuntos que resolver con Potter...¡Avada Kedravra!
Harry salió disparado, deslizándose por el piso verdoso del ministerio hasta chocar con la pared y golpearse la cabeza y la espalda; Dumbledore había sacado ágilmente la varita y luchaba contra Voldemort.
Los rayos de ambas varitas se habían juntado, Dumbledore sostenía ágilmente la varita, mientras la movía en varias direcciones para crear explosiones.
Voldemort se enfurecía y lanzaba hechizos, hizo que las ventanas cayeran a pedazos y los suelos comenzaron a temblar.
Harry quizo levantarse y ayudar al viejo profesor, pero una estatua se interpuso en su camino y no pudo lograr levantarse.
Los bellos de la nuca se le erizaron y sintió e su escalofríos al ver pasar un poderoso y fuerte rato justo enfrente de él, que impacto en Voldemort, haciéndolo volar varios metros.
Dumbledore preparaba su segundo ataque cuando Voldemort suelta un grito y más vidrios rotos caen de las ventanas. Dumbledore se protegió con un hechizo y la estatua se interpuso entre Harry y los pedazos rotos.
Escuchó otro estallido y cómo los rayos se golpeaban entre sí de manera ruidosa, se notaba el enorme poder de ambos magos.
Pero como siempre le decían; "Al único que teme"
Aquél mago que era el único con el poder de hacer temer a Lord Voldemort, era Albus Dumbledore.
Harry vió por el hombro de la estatua toda el agua de la fuente que caía a chorros y se oía como olas al golpear el mal.
Voldemort also la varita de nuevo, pero Dumbledore logró evitar que lanzara más hechizos, Harry se apartó de la estatua y observó como Voldemort acababa siendo prisionera de una bola de agua, Dumbledore luchaba por controlarla.
Harry observó a sus amigos venir corriendo y quedarse sin aliento, pero cayó al suelo.
Hermione soltó un chillido y Blake ahogó un grito.
Dumbledore observó a Harry y detuvo su hechizo a Voldemort.
Harry estaba pálido, la sombra negra bajo sus ojos indicaba algo malévolo.
–Harry...muchacho–llamó Dumbledore.
–¡Anciano!–dijo la voz de Voldemort de la boca de Harry–. Ya verán todos como destruyo todo lo que aman y a todos a los que quieren.
Harry se retorció. La cicatriz le dolía tanto que sentía la lagrimas en sus ojos y un grito de dolor se le escapó de la garganta.
–Eso Harry Potter...–Blake estaba muerta, Sirius tras las rejas esperando su ejecución, Hermione y Ron sangrando y muertos en medio de Hogwarts en llamas. Hagrid siendo exiliado y perseguido–...es lo que les pasará a todos ellos...Matare de uno a uno...hasta que no quede nadie...–las imágenes se borraron, los ojos de Harry se pudieron totalmente blancos y Dumbledore observó con terror y furia mientras los aurores del ministerio llegaban.
Harry abrió los ojos, los ojos que volvían a ser verdes...pero a su lado estaba Voldemort. Él y Voldemort estaban rodeados por una barrera de cristales y Dumbledore miraba a todos lados arrodillado frente a Harry.
–Verás Potter, eres un tonto...
–No–dijo Harry–, el tonto eres tu.
Voldemort bajó su varita mirando a Harry de manera divertida.
El muchacho sangraba y sus ojos estaban inyectados en sangre.
–No conoces el amor–Ron y Hermione junto a él en sus aventuras, Blake y los gemelos Weasley dandole su apoyo junto con Neville y Luna–, ni la amistad–La señora Weasley dandole la bienvenida a su hogar con una sonrisa, Sirius, Remus y Dumbledore siempre apoyándolo–. Siento pena por ti–dijo Harry–. Lo que hace a un mago poderoso no es el miedo, sino el amor y la amistad.
Voldemort no pudo acercarse más a Harry, una punzada de ira recorrió sus venas y lanzó un grito que hizo que todos dieran un paso atrás. Los vidrios rotos caían por todas partes y todos se refugiaban en sus hechizos protectores.
Voldemort había desaparecido.
–Ha vuelto...–balbuceo Fudge–, Ha vuelto.
Dumbledore miró al ministro de magia como si no creyera lo que escuchaba y luego se acercó a Harry que estaba temblando.
–Harry...Harry...muchacho...
Harry no escuchaba del todo, su cabeza estaba a punto de explotar y sus ojos solo luchaban por mantenerse abiertos.
Vio la cara pálida y la sorpresa enorme del ministro de magia, la cara de los aurores al ver todo destrozado.
–¡Harry, Harry! ¡Oh vamos Potter no te duermas!–era Blake que lo tomaba de mas manos y lo examinaba con la mirada. Mantenía las lagrimas dentro de sus ojos y luchaba por no abrazar a Harry. El chico ni se movía, estaba pálido y muy frío.
Harry solo movió los ojos un poco, pero sintió que la oscuridad se lo llevaba.

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