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Me subí al Dodge de Billie y condujo hasta su casa.
Teníamos un pésimo plan, pero esperábamos que funcionara.
Aparcó en el garage y entramos a su casa.

Me quedé impresionada. Era gigante, el suelo era de un mármol blanco que podías verte reflejado en él, las paredes eran blancas y la decoración muy elegante.

-¿Papá? -gritó Billie entrando al salón.

-Estoy en el despacho. -gritó alguien a lo lejos.

-Espera aquí. -me dijo señalando los sofás de cuero blanco. -Hablaré con él primero.

Asentí y me senté en ese cómodo sofá, mis ojos observaban todo.

-¿Hola? -dijo una mujer apareciendo en el salón.

-Oh, hola. -contesté nerviosa. Se parecía a Billie.

-No te había visto nunca por aquí, ¿eres amiga de Billie? -preguntó delante de mi.

-Así es. -respondí. -Soy Judith.

-Un gusto, soy Maggie, la madre de Billie. -dijo con una sonrisa.

Ahora se de quién había heredado los ojos, Maggie tenía casi el mismo azul.

-Jud, acompáñame a... oh, hola mamá. -dijo Billie.

-Hola cariño, he conocido a tu amiga Judith. -le dijo.

-Mamá, tu también deberías venir. -dijo Billie. -Tenemos que hablar de algo importante.

Maggie se extrañó.

-Vamos entonces. -dijo saliendo del salón.

Me levanté del sofá y Billie se acercó a mi.

-Gracias por hacer esto Jud... -dijo mirándome con dulcura. Sonreí como una estúpida.

-Lo hago por ti, que conste. -contesté.

Entramos al despacho de Patrick, cuando me vió se volvió serio y nos señaló unos sofás idénticos a los del comedor para que los cuatro tomáramos asiento.

-Habla. -dijo firme.

-Verá... mi jefe está muy enfadado con usted. -expliqué. -Sabe que eres tú el que le está quitando a varios de sus hombres y sus negocios están cayendo en picado desde que usted... entró en este mundo.

-¿De qué está hablando Patrick? -preguntó Maggie. -Espera... ¿tú trabajas para el hombre que le vendía a mi marido? -dijo mirándome sorprendida.

Asentí.

-También fuí yo la que... bueno... me ordenó darle un susto a su marido y tuve que cumplir con mi trabajo. -agaché mi cabeza.

-¿Fuiste tú? -gritó Patrick levantándose del sofá. -Lárgate de aquí antes de que te pegue otro tiro. -dijo señalando la puerta.

-Papá, espera. -dijo Billie. -Ella está aquí porque no quiere que suframos ningún daño. ¿No te das cuenta de que se preocupa? ¡Ese tío la obliga a hacer cosas! ¡Y si no lo hace le hace esto! -señaló mi mejilla. -Entiéndela y escúchala.

Patrick me miró, se acomodó la corbata y volvió a sentarse en el sillón.

-Adelante. -dijo mirándome.

Miré a Billie, agradeciéndole con la mirada y miré al hombre.

-Osborn es mala persona, Patrick, y cuando alguien entra en su territorio y encima le roba a sus hombres... se trastorna. Le recomiendo que vaya a hablar con él y le proponga un alto al fuego con la condición de que no volverás a pisar su territorio.

Patrick comenzó a reir.

-¿Me estás diciendo que vaya con mi negocio a otra parte? -dijo irónico. Asentí. -Eso no va a poder ser, niña, porque aparte de ganar dinero con mi empresa, esto me está dando mucho dinero más y no quiero pararlo solo porque un loco me quiera hacer daño.

Suspiré y miré a Billie, me miraba con preocupación.

-Me preocupa su familia, Patrick. Él ataca a donde más le vaya a doler. -insistí. -Por favor, no quiero que Billie sufra las consecuencias de tu trabajo sucio.

Patrick se levantó del sofá, se dirigió a un escritorio y llenó de whisky un vaso. Se lo bebió de un trago y caminó por la habitación.

-Gracias por arriesgarte a venir aquí, Judith. Estoy segura de que eres una buena persona. -dijo Maggie a mi lado.

-No quiero volver a dañar a nadie... -agaché mi cabeza. -Y menos a vosotras.

-¿Te mandaría a ti a hacerlo? ¿Por qué? -preguntó.

-Porque soy una Parker, y mis padres se encargaban del trabajo sucio y dice que confia mucho en mi y cosas así... y si no lo hago... puede hasta matarme. -le dije. Sus ojos se entristecieron y noté la mano de Billie apoyarse en mi muslo.

-Cariño. -dijo Maggie mirando a Patrick, quien seguia dando vueltas por la habitación. -Piénsatelo, por favor. Nosotras no queremos tener nada que ver.

-Pero Maggie, ¿y mi negocio? ¡Tengo mi orgullo! -dijo nervioso.

-¿Y tu hija qué? ¿Prefieres tu orgullo a tu propia hija y mujer? -gritó Maggie. -Maldito fué el día que te dejé meterte en estas cosas... -pasó sus manos por su cara.

Patrick volvió a sentarse delante de nosotras.

-Teneis razón. Le propondré un trato. -dijo Patrick mirándome.

-Él no debe saber que he venido aquí, sinó habrá perdido la confianza en mi y me hará mucho daño. -dije con miedo. Billie apretó el agarre en mi pierna.

-¿Cómo lo hacemos entonces? -preguntó el hombre.

Pensé durante varios segundos.

-Le diré que nos hemos encontrado por la ciudad, que me he encarado contigo y te he amenazado de muerte o algo así y que te has asustado. Y que finalmente has aceptado mover tu negocio a otro lado. -miré al hombre, suspiró. -¿Le parece bien?

Asintió lentamente, y Billie soltó todo el aire en sus pulmones, aliviada.

-Gracias Judith, estamos en paz. -dijo tendiéndome la mano. La estreché y me sonrió. -Eres bienvenida aquí cuando quieras.

Le sonreí como agradecimiento y Billie y yo salimos de su despacho.
Me llevó hacia el Pueblucho y una vez estacionó, abrí la puerta.

-Debo ir a detenerlo. -le dije a Billie apunto de salir.

-Espera, Judith. -me dijo. Giré mi rostro y se lanzó a mis brazos.

Volvió a abrazarme, esta vez con más fuerza. Sonreí y abracé su cintura mientras ella escondía su cabeza en mi cuello. Sonreí en medio de ese abrazo, porque estar entre sus brazos me daba paz, mucha paz.
Respiré su aroma y se separó, mirándome fijamente a los ojos.

Se acercó lentamente a mi y mi corazón dió un vuelco cuando sus labios chocaron con mi mejilla.
Le sonreí como una idiota mientras me sonrojaba y salí del coche.

-Te llamo luego. -le dije despidiéndome con la mano.

Comencé a caminar en dirección a las caravanas y no escuché el ruido del coche. Me giré y seguía en el sitio mientras sus manos cogian el volante y sus ojos me miraban.
Sonreí, provocando que ella sonriera y arrancara el coche.

¿Qué cojones me estás haciendo Billie?

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora