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Me sentía mareada, me dolía la cabeza y todo mi cuerpo sudaba.
Abrí poco a poco mis ojos, acostumbrándome a la luz.
Quise moverme, y cuando noté estaba sentada en una silla y que mis tobillos y muñecas estaban atados a ella, abrí de golpe mis ojos.

Era la choza de Osborn, y recordé todo lo ocurrido anoche. Me había secuestrado.
Comencé a respirar irregularmente, presa del miedo.

-¡Maldito psicópata! -grité. -¡Suéltame!

Parecía no haber nadie.
Comencé a moverme, intentado escapar.

Billie...

Seguro que me habían estado buscando toda la noche.

-Por fin despiertas. -dijo una voz masculina.

Levanté la vista, era Osborn.
En cuanto lo vi, la rabia consumió y cuerpo y comencé a moverme en la silla, intentando con todas mis fuerzas desatarme y matar a Osborn con mis propias manos.

Comenzó a reir.

-Mis chicos te han atado bien, Parker, no podrás escapar. -dejó de reir y se acercó a mi rostro. -Dime, Judith, ¿extrañas a tu chica?

Lo miré fijamente a los ojos y le escupí en la cara.

-Vaya... menuda fiera. -dijo secándose la cara con la manga de su chaqueta.

-¿Qué quieres? ¿De qué te sirve esto? -pregunté.

Se arrodilló delante de mi.

-Parece que no me conozcas... -puso sus manos sobre mis rodillas. -Me encanta la venganza, adoro ver sufrir a los que me han traicionado y me encanta dar lecciones.

Tragué hondo.

-Por favor, no hagas esto. -supliqué. -Me enamoré, y debes entender eso. No te traicioné, simplemente evité una guerra.

-¡Cállate! -gritó poniéndose en pié. -¡Eran mis planes! ¡Y tú te los cargaste!

-¡Evité problemas! -grité.

-¡Me traicionaste igual que tus padres! -gritó furioso.

Me quedé sin respiración al instante, comencé a sudar aún más.
Le miré a los ojos, buscando en ellos una negación pero por el contrario, sonrió terroríficamente.

-A buenas horas te das cuenta niña... -volvió a arrodillarse frente a mi.

-Dime... dime que tu no... -mi voz se rompió y las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas.

-¿Enserio creías que murieron por no calcular bien su dosis, y dando la casualidad que al día siguiente murieran por lo mismo los de Diego? -acercó su mano a mi mejilla y la acarició.- A mi nadie me traiciona.

Grité, grité tan fuerte que sentí una fuerte pinchazón en mi garganta, pero continué gritando.

-¡No! -grité. Las lágrimas se hicieron presentes. -¡Te mataré! ¡Eres un asesino! ¡Te mataré!

Me movía sobre la silla, sin poder desatarme.
Sentía impotencia, rabia, miedo, tristeza.
Mi corazón acababa de partirse en mil pedazos.
Mis padres no murieron, fueron asesinados.

Miré a los ojos al asesino de mis padres durante años, teniéndolo frente a mis narices y sin darme cuenta.
Fuí estúpida.

La imagen de sus cuerpos sobre el sofá y la sensación terrorífica que sentí en mi cuerpo cuando los vi, volvieron a mi mente, provocando que un ataque de ansiedad se acercara.

Todo mi cuerpo temblaba y sudaba, mi pecho subía y bajaba con rapidez y no podía apartar mis ojos de los de Osborn, deseaba matarlo lentamente.

-No podrás matarme, estúpida. Porque yo te mataré a ti primero. -dijo dando un paso atrás.

Su puño se acercó a mi cara y me golpeó de tal manera que me noqueó y todo se volvió negro de nuevo.

***

Comencé a escuchar una voz a lo lejos.

-Judith... Judith despierta... No hay tiempo despierta por favor. -decía una voz femenina.

Noté golpes en mi mejilla, y cuando recuperé la conciencia abrí mis ojos de golpe.

-Tranquila, tranquila. -miré a los ojos a esa chica. -Soy yo.

-Sam... -susurré.

-Voy a ayudarte, pero Osborn cree que estoy con él. Si viene disimula, ¿de acuerdo? -dijo cogiendo mi barbilla e inspeccionando mi mejilla. -Menuda hostia te ha dado.

-Sam, suéltame. -le pedí. -Suéltame y déjame matar a ese asesino.

-Lo he escuchado todo desde fuera, no tenía ni idea. -dijo arrodillándose frente a mi. -Pero no te voy a soltar, podemos hacerlo mejor.

-¡No! -grité. -¡Lo voy a mat...

-No grites... -dijo tapando mi boca y mirando hacia atrás. -Judith escúchame, quiero que ese cabrón vaya a la cárcel. ¿Prefieres matarlo sin más o que sufra toda su vida dentro de un agujero?

Me quedé mirándola mientras pensaba y calmaba mi respiración.

-Quiero que sufra. -dije apretando mis dientes. -Quiero... quiero que sufra.

Comencé a llorar de nuevo, el dolor que sentía en mi interior me estaba matando.

Sam limpió mis lágrimas con sus pulgares y me obligó a mirarla a los ojos cogiendo mis mejillas.

-Vamos a acabar con él, Judith. ¿Vale? -asentí. - Mira.

De su bolsillo sacó un aparato pequeño. Parecía un mando de televisión pero mucho más pequeño.

-Es una grabadora, la dejaré por aquí. Si vuelve, hazle hablar, haz que diga todo lo que ha echo y tendremos las declaraciones necesarias para que lo metan en la cárcel. -dijo levantándose y escondiendo el aparato en una estantería. Volvió a arrodillarse frente a mi. -Aguanta, que no te mate. Hazle hablar.

-Sam, por favor, avísa a Diego. -supliqué. -Billie debe estar muy preocupada por mi, dile que me tienen secuestrada en en Pueblucho.

-Lo haré ahora mismo. -respondió.

Se levantó y comenzó a caminar hacia la salida.

-Sam. -la llamé. Ella se giró. -Diles que si no salgo viva de esta, que los amo. Que los amo a los dos.

La chica asintió, metiéndose la mano en el bolsillo y sacando su móvil. Salió de la choza.

Cerré los ojos y dejé caer mi cabeza hacia atrás, sintiendo un profundo dolor en mi pecho y reteniendo mis lágrimas.

Debía ser fuerte, por mis padres, por Diego, por Billie.

Le daría charla a Osborn antes de que me matase, para que todo quedara en la grabadora.
Si me mata al final... almenos habrá servido para que lo metan en la cárcel y pague por lo que hizo.

Cerré fuerte mis ojos y apreté mis puños, y a mi mente vino un recuerdo.

"Tengo diecinueve años, y muchas personas dirían que soy muy joven aún pero, tengo claro que no quiero separarme de ti nunca, Judith Parker. Estoy enamorada de ti, de tus ojos cafés, de las arruguitas que se forman en tus labios cuando sonries, de la manera que me haces sentir, de cómo me cuidas..."

"Te amo, Judith."

Volví a llorar en silencio, recordando cada momento junto a la mujer que robó mi corazón.

Lloré porque no sabía si volvería a verla sonreir, porque no sabía si volvería a ver sus ojos azules como el cielo, o si la volvería a besar, si volvería a tocar su piel...

-Te amo Billie. -susurré cerrando mis ojos. -Te amo...

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora