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Pasaron varios días desde nuestra llegada a la casa O'Connell. No podía estar más agradecida, ellos acogieron a dos extraños, nos daban de comer, un sitio donde dormir. Simplemente no podíamos estar más agradecidos.

Diego estrechó lazos con Patrick, y mientras los días pasaban, Patrick nos explicó un poco lo que haríamos en su empresa.
Tenía un edificio en San Francisco sólo para él, el Gensler.
Patrick era el dueño de Construcciones O'Connell, una empresa que fundó su padre y pasó a su cargo cuando él murió.
Funcionaba bien, siempre había trabajo por hacer y tenía a su cargo a más de 50 oficinistas y 70 obreros especializados.
Diego empezaría a trabajar como obrero en un nivel inferior, para aprender a manejar las máquinas, la organización de trabajo y todo lo demás.
Yo trabajaría con Maggie como comercial.

Tenían a varios empleados como comerciales pero Maggie era la de rango superior. Tenía un Audi negro, muy bonito, con el logo de la empresa y se encargaba de buscar clientes, contratar clientes, hablar sobre la empresa con ellos, tomar nota de lo que esos clientes querían, etc.
Comenzaría a especializarme siendo su compañera en ese coche, aprendiendo y tomando nota de todo.
Como si estuviera estudiando pero a la vez trabajando.
Y cuando lleve el tiempo suficiente y aprenda lo debido, me dejarían ir por mi cuenta.

Diego y yo le propusimos a Patrick trabajar gratis esos meses de aprendizaje, ya que vivíamos en su casa, y el hombre aceptó con la condición de que, pasados 6 meses comenzáramos a tener un sueldo.
Aceptamos el trato, pensando en que cuando comencemos a tener nuestro sueldo mensual podríamos rentar un apartamento en la ciudad por nuestra propia cuenta.

Vivir con Billie era genial, dormíamos juntas, desayunábamos juntas, comíamos juntas... Y poder verla a cualquier hora del día me hacía feliz.

Pero mi cuerpo tenía un problema, y era que con el paso de los días comenzaba a necesitar drogas.
Así es como actua el cuerpo de un drogadicto, y yo nunca había aceptado que lo era hasta que me di cuenta de que necesitaba urgentemente esas substáncias.

Billie asistió a la universidad esa mañana, estudiaba el primer año de carrera musical. Cuando volvió y comimos todos juntos, quise hablar con ella.

Subí las escaleras del salón y caminé por el pasillo en dirección a su habitación. Llamé antes de entrar.

-Pasa. -dijo desde dentro.

Entré y la vi sentada en su escritorio con un montón de folios esparcidos.

-Oh, ¿estabas estudiando? Perdón por interrumpir. -dije desde la puerta.

-Estaba repasando los apuntes de hoy, no te preocupes no son importantes. -dijo girando la silla de su escritorio y quedando de caras a mi.

Su pelo ya no era de ese color rubio dorado, lo tiñó de un gris plateado que la hacía ver aún más guapa y convinaba a la perfección con sus ojos azules. Gracias al color de su pelo, sus ojos se veían incluso más grisáceos de lo normal.

Podría pasarme horas mirándola.

-Tengo que... hablar contigo de una cosa. -dije entrando a la habitación mientras rascaba mi nuca.

Billie se levantó de la silla y se sentó al borde de la cama, palmeó a su lado y me senté junto a ella.

-¿Qué ocurre? -preguntó.

-Billie, sé que odias cuando... cuando esnifo cocaína pero, mi cuerpo empieza a necesitarla. -le solté. No supe como decirlo más suavemente.

Billie suspiró y miró al suelo.

-Te juro que no es que quiera hacerlo, pero ya comienzo a notar los sudores, los temblores y las ganas de hacerlo. Es muy raro, no se explicarme pero... lo necesito. -dije cogiendo una de sus manos.

Levantó su cabeza y me miró.

-Tienes la suficiente fuerza de voluntad como para dejarlo, Jud. -dijo acariciando mis nudillos con su pulgar. En sus ojos azules pude ver preocupación.

-No se si la tengo... -agaché mi cabeza. -Soy adicta, Billie. Y nunca lo había reconocido hasta ahora.

Billie hizo una mueca triste.

-Entiendo que tu pasado y tu estilo de vida de antes te haya obligado a hacer eso, pero ahora tu vida a cambiado Jud. Puedes dejarlo. -insistió.

Suspiré y solté su mano, pasé las manos por mi pelo y la miré.

-Es muy complicado, pero enserio que quiero hacerlo por... por ti. -le dije. Una sonrisa se formó en sus labios.

-Si cambiaras esa adicción por otra... ¿podrías dejarlo? -preguntó levantándose de la cama.

La miré extrañada.

-Eh... una adicción se puede superar enganchándote a otra cosa pero no se lo que quieres decir. -dije siguiéndola con la mirada.

Se acercó a la puerta, la cerró y puso el pestillo.

-Bueno... pues eso tiene solución. -dijo acercándose a mi.

No entendía lo que quería decir.

Hasta que caminó hacia mi, se sentó a horcajadas sobre mis piernas y bajo mi atenta mirada, se quitó la camiseta.

Juro por Dios que mi mandíbula cayó al suelo en ese momento, y que el aire en mis pulmones quedó ahí retenido como si me hubieran dado un puñetazo en el pecho.

Llevé mis manos a sus piernas y las subí lentamente hasta su cintura mientras ella enredaba sus manos en mi nuca.

-¿Estás... estás segura? -balbuceé. Mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho no me dejaba hablar bien.

No hizo falta que contestara, porque en sus labios se formó una sonrisa perversa y me besó.
Mientras me besaba y acariciaba su espalda, mi respiración comenzó a ser pesada.

Su lengua se enredó con la mía, su respiración chocaba con la mía y sus manos dejaron mi cuello.
Las dirigió hasta el borde de mi camiseta y la levantó mientras tocaba todo mi cuerpo con la llema de sus dedos.
Toda mi piel se herizó con ese contacto y perdí la cordura cuando tiró mi camiseta por algún lado de la habitación, empujó suavemente mis hombros y mi espalda cayó en la cama.

Escalé por las sábanas para quedar completamente estirada mientras con mis ojos veía a Billie gateando hacia mi. Su mirada estaba clavada en mis ojos, tragué hondo y mordió su labio inferior.

Joder, estropeé mi ropa interior, estoy segura.

Volvió a besarme, dejando caer todo su peso sobre mi.
Si pretendía que dejara de pensar en las drogas, lo estaba consiguiendo, porque ahora mismo sólo pensaba en que quería hacer mia a esa bella mujer.

———

Capítulo smut próximamente mis lectores jejeje😈

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora