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-¡Parker! -escuché detrás de mi mientras caminaba hacia mi casa.

Diego llegó a mi lado corriendo y calmó su respiración.

-¿Dónde coño te habías metido? No sabes el susto que me has dado. -me dijo.

-Mi herida se abrió en el bar y Billie me la cosió. -contesté. Su rostro se veía confundido. -Billie es la hija de Patrick.

-¿Y has ido a dormir a su casa? -quiso saber.

-No, tiene una cabaña por ahí. Me cosió la herida a dolor y caí rendida, eso es todo. -dije poniendo marcha hacia mi caravana.

-¿Eso es todo? ¿Y por qué te veo tan feliz? -dijo caminando a mi lado.

Rodé los ojos.

-Somos amigas Diego, me ayudó y se preocupó por mi. Estoy feliz por eso. -abrí la puerta y me senté en el sofá suspirando.

-Uhm... ya. -se acercó a la nevera, la abrió y volvió a cerrarla. -Voy a por unas cervezas.

Asentí mientras veía a Diego salir de la caravana.

***

Pasaron tres días, la herida en mi hombro se cerraba poco a poco y sabía que Osborn pronto me daría algún trabajo que hacer.
Me encontraba junto a Diego sentada en las escaleras de la entrada a mi caravana, bebiendo una cerveza.

-Hola chicos. -dijo Osborn acercándose.

-Hey. -dijo Diego.

-¿Cómo llevas el hombro? -me preguntó.

-Cada día duele menos pero aún corro el riesgo de que se vuelva a abrir. -contesté.

-¿Conducir si que puedes no? -dijo. Asentí. -Bien, porque necesito que hagas algunos repartos. Mis clientes ya necesitan mercancía.

-Claro, ¿cuando me necesitas? -pregunté.

-Esta noche, tienes que repartir en dos direcciones y recoger dinero en tres. Después me pasaré y te daré las direcciones. -dijo retirándose y caminando hacia su choza.

Vi a Sam a lo lejos, me saludó con la mano y le devolví el saludo.

-¿Por qué Sam y tu sois tan raras? -preguntó mi amigo a mi lado.

-¿Qué quieres decir?

-Pues que hay días que teneis sexo salvaje y otros os saludais de lejos, quién os entiende. -dijo.

Me encogí de hombros.

-Sam y yo somos amigas, pero de vez en cuando pues... eso. -respondí.

-Hablando de amigas. -dijo Diego. Lo miré extrañada y giré mi rostro en la dirección que estaba mirando.

Sin por qué alguno, mi corazón comenzó a latir rápido.

-Pero si te pones nerviosa y todo. -dijo chocando su hombro con el mio y riéndose.

-Cállate idiota. -dije con una sonrisa.

Miré a Billie a lo lejos, probablemente estaría buscando y pensando cuál seria mi caravana.
Llevaba una camiseta gris muy grande, unos pantalones cortos negros hasta las rodillas, calcetines negros altos y deportivas negras.
Su pelo estaba recogido en media cola.

Sus ojos me encontraron y sonrió, le devolví la sonrisa.

-Menos mal que te he encontrado, esto es un laberinto. -dijo cuando estuvo delante de mi.

-Todas las caravanas son iguales. -dije sonriendo. -¿Cómo tu por aquí?

-Quería saber como estabas. -me dijo. Sus ojos se fueron a Diego. -Soy Billie.

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora