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Decidí salir al balcón para admirar las vistas de San Francisco y fumarme un cigarro.
Estaba nerviosa, muy nerviosa, pero lo tenía todo más que claro y no dudaba de nada ni un segundo.

Me senté en una de las sillas que habían en el balcón y miré al interior del apartamento.

Sonreí con melancolía, fueron cuatro años muy bonitos en este apartamento.
Ahora tenía 24 años recién cumplidos, y Billie 23.

Billie se graduó en la universidad hace dos años, ahora trabajaba como productora musical y le iba demasiado bien. Hacía trabajos para artistas poco reconocidos pero de vez en cuando, ayudaba en algún trabajo para alguien famoso.
Le encantaba su trabajo, y cada día llegaba a casa con una sonrisa en su rostro.

Yo, por mi lado, seguía siendo comercial en la empresa O'Connell y estaban muy contentos conmigo.
Maggie se retiró, y yo ocupé su puesto porque dijo que yo fuí su mejor alumna. Ahora ganaba un buen sueldo al mes, y junto con el de Billie, vivíamos más que bien.

¿Que porqué estoy nerviosa?

Bueno, hace dos meses Billie me pidió matrimonio.

Por mi cumpleaños número 24, me regaló un paseo en helicóptero y cuando estábamos sobrevolando una zona llena de prados verdes, me dijo que mirara hacia abajo.

Había un campo verde, y habían zonas sin hierba taladas a la perfección para que desde arriba en el helicóptero se pudiera leer: "¿Quieres casarte conmigo?"

Fué el segundo mejor día de mi vida, porque el primero fué cuando la conocí.
Solo ella sabía acelerarme el corazón de esa manera, y aún después de cuatro años, sus ojos azules sabían como ponerme nerviosa.

Seguí fumándome el cigarro admirando las vistas de San Francisco y recordando estos últimos cuatro años, recordando cómo cambió mi vida desde que conocí a mi gran amor.

Nos casábamos mañana, y Halsey y Danielle se empeñaron en que estuviéramos dos días sin vernos antes de la boda. Y bien, ya había pasado uno y hoy era el último.

-¿Nerviosa hermanita? -dijo Diego de repente, saliendo al balcón.

Di un pequeño saltito, estaba tan metida en mis pensamientos que no me acordaba de que Diego se estaba quedando conmigo esos dos días.

-Lo estoy, muchisimo. -respondí apagando el cigarro en el cenicero.

Se sentó en la otra silla.

-Estoy tan feliz por vosotras... -dijo con una sonrisa.

Lo miré y sonreí.

-No sé cómo hacer pasa sacar todo lo que llevo dentro, Diego... Me siento impotente porque la amo tanto que no sé cómo demostrárselo. -dije volviendo la mirada a las luces de la ciudad.

-Se lo has demostrado cada día, desde el primero hasta ahora. Y no sólo con palabras, también con hechos. -cogió mi mano y lo miré. -Si quieres demostrarle mañana una vez más que la amas, y no sabes cómo hacerlo... ¿porqué no escribes una carta y la lees frente a todos?

Lo miré mientras pensaba.

-Escribir se te da bien. -dijo.

-Podría funcionar. -respondí. -Voy a llamarla, la extraño.

Me levanté de la silla y entré al salón.

-Gracias hermanito. -dije antes de salir. Diego sonrió.

Busqué mi teléfono y marqué a Billie, lo cogió al primer tono.

-¡Hola mi amor! -dijo tras la línea.

Inmediatamente una sonrisa se formó en mis labios al escuchar su hermosa voz.

-Hola amor, ¿cómo estás? Te echo de menos... -le dije.

-Yo también a ti, no sabes cuanto... ¡Y estoy bien! Halsey y Dani se están esforzando mucho para que no coja el móvil y te llame a cada minuto.

Reí, y pude escuchar a Halsey de fondo.

-Maldita sea Billie, ¡no aguantas!

Billie comenzó a reir, contagiándome la risa a mi.

-¡Solo unos minutos Halsey! Por favor. -suplicó Billie. -¿Estás bien tú?

-Estoy bien, aunque estoy nerviosa. -contesté. -Tengo tantas ganas de verte y de casarme contigo que casi muerdo mis uñas.

La escuché reir.

-¿Sabias que eres muy tierna? Tengo ganas de achucharte ahora mismo. -me dijo.

-Y yo tengo ganas de...

-¡Judith! -interrumpió mientras reía. -No lo digas, sabes que yo también y que cuando te vea te voy a arrancar lo que sea que lleves puesto.

Tragué hondo mientras notaba una dolorosa presión acomularse en mi bajo vientre.

-¡Billie! ¡Las llamadas sexuales estan prohibidas antes de la boda! -escuché gritar a Danielle tras la línea.

Comenzamos a reir de nuevo.

-Tengo que colgar, sinó estas dos van a matarme y no quiero morir antes de decir el sí quiero. -me dijo.

-Está bien, hasta mañana amor. Te amo muchisimo. -le dije.

-Yo también te amo, hasta mañana futura esposa.

Sonreí como una estúpida y colgó. Suspiré.
Le haría caso a Diego y escribiría esa carta.
Me acerqué al balcón donde Diego seguía allí y abrí el ventanal.

-Voy a escribir esa carta, si tienes hambre cena tu que yo cenaré luego. -le dije. Asintió con una sonrisa y me fuí a mi habitación.

Me senté en el escritorio y saqué un papel y un bolígrafo.

-Vamos a ver... ¿Cómo lo hago para escribir mis sentimientos? Maldita sea. -dije en voz alta.

Cerré mis ojos, imaginándome al instante los hermosos ojos de Billie. Imaginé su sonrisa, sus hoyuelos, el sonido de su risa, sus manos, su tacto, las cosquillas que me hace sentir con sólo una mirada.

Volví a abrirlos y comencé a escribir.
Abrí mi corazón en un papel, e intenté plasmar mis sentimientos hacia ella de la mejor manera posible para que le quedara claro a todo el mundo, y sobretodo a ella, que la palabra "te amo" se quedaba corta.

Una hora después tenía la carta terminada, cené junto con Diego porque al final me esperó para cenar e intentó calmar mis nervios con unas cervezas. Hablamos durante horas, recordando nuestra infancia, nuestros padres, nuestros años oscuros con Osborn, lo mal que lo pasaron todos cuando ese hombre me secuestró, cuando Billie y yo nos independizamos juntas, cuando nos prometimos...

Y así pasaron las horas hasta que el sueño nos ganó y nos quedamos dormidos en el sofá.

Llegó el dia.

El día en el que Billie sería mi mujer, y yo sería la suya.

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora