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Esa mañana desperté con el peso de algo sobre mi cintura.
Abrí mis ojos y recordé que había dormido junto a Billie después de hablar y hablar, hasta quedarnos dormidas.
Me explicó algunas agresiones que había sufrido de Jah, y juro por Dios que si veo a ese tío le daré una paliza.

Me explicó que no podía más, que él ya no era su felicidad.

Miré hacia mi cintura y vi el brazo de Billie abrazándome. Sonreí como una estúpida y con cuidado giré mi cuerpo.

La observé durante varios minutos. Sus ojos estaban cerrados, su pelo revuelto y sus labios entreabiertos.
Sus mejillas estaban sonrosadas, y puedo jurar que es la chica mas hermosa que jamás han visto mis ojos.
Tuve la necesidad de acariciarla, así que llevé mi mano a su cara, aparté un mechón de su pelo y con mi pulgar acaricié su mejilla.

Pude ver una pequeña sonrisa formándose en sus labios, probablemente soñaba con algo bonito.
Sin duda fué mi mejor despertar hasta la fecha.

Después de admirar su angelical rostro por un buen rato, me levanté e hice el desayuno.
Freí unos huevos, bacon, hice tostadas e hice café.
Lo puse todo en una bandeja y caminé con ella en mis manos hacia mi habitación.

La dejé en la mesilla de noche y me senté en la cama.

-Billie. -susurré moviendo su pierna. -Hey, Bil, despierta. -dije un poco más alto. -Ya es tarde.

Vi cómo se removió entre las sábanas, estiró sus brazos y bostezó. Sonreí como una tonta porque se vió adorable.

-Buenos días Jud... -dijo adormilada. -¿Has dormido bien?

-He dormido muy bien. -sonreí. -Te he hecho el desayuno. -dije señalando la bandeja.

Se sentó en la cama y miró hacia la mesilla.

-Eres un amor. -dijo sonriéndome, me sonrojé. -Gracias.

Desayunamos sentadas en la cama mientras reíamos por alguna tontería, Billie es una de las personas más divertidas que he conocido.

-Iré a la cabaña, a ver cómo están mis padres. -dijo cuando acabó de comer.

-Yo iré a ver a Osborn, a ver si me entero de algo nuevo. -contesté levantándome de la cama y cogiendo la bandeja.

Lavé los platos mientras Billie se vestía.

-¿Hablamos luego? -dijo dirigiéndose al sofá y cogiendo sus cosas.

-Claro. -contesté secando un vaso y sonriéndole.

-Genial, hasta luego. -se acercó a mi y besó mi mejilla.

Me quedé como una idiota, plantada en la cocina y con el vaso en la mano.

-Ais Billie... ¿qué estás haciendo conmigo? -dije en voz alta.

-Me he dejado las llaves. -me asusté cuando la vi entrar corriendo a la caravana y casi se me cae el vaso al suelo, tuve que hacer malavares. -¡Adiós!

-¡Adiós! -grité para que me escuchara.

Suspiré, seré idiota.

***

Al rato me acerqué a la choza de Osborn, no escuché a nadie así que entré.

-Buenos días. -me dijo.

-Hola, ¿alguna novedad? -pregunté.

-Ninguna, solo que ayer no había nadie en casa de Patrick. -dijo frustrado. -Es extraño.

-Alomejor ha sido casualidad. -le dije mientras encendía un cigarrillo.

-¿Tu no tendrás nada que ver, verdad? -dijo demasiado tranquilo y mirándome desde el sofá.

-No, pero alomejor cuando lo amenacé creyó que volveríamos y se ha ido. -dije con el tono más creible que pude.

-Tiene sentido. Hoy no tengo ningún trabajo para darte, pero toma, lo que me faltó por darte el otro día. -se levantó del sofá y abrió el cajón de la llave. Sacó unos billetes, los contó y se acercó para dármelos.

-Gracias. -los cogí y los metí en mi bolsillo.

-Tienes el día libre entonces, pero cuando sepa qué hacer con Patrick te llamaré. -me dijo sentándose en el sofá.

Salí de la choza y me fuí a ver a Diego.
Por el camino pensé lo extraño que estaba Osborn, nunca suele estar tan tranquilo.

-Por Dios, te voy a llevar de compras y vas a renovar tus calzoncillos. -dije mirándolo desde la puerta.

Estaba en calzoncillos cocinando algo mientras tenía un cigarro en su boca.

-¿Que pasa que me quitan el encanto? -dijo divertido.

-Te quitan la masculinidad, Dieguito. -dije sentándome en el sofá.

-¿Cómo te fué la noche con Billie? -preguntó moviendo sus cejas.

-Hablamos hasta quedarnos dormidas. -le dije acercándome a él. -Yo quiero probar esos macarrones.

-Quédate a comer. -me ofreció.

***

El día estaba demasiado tranquilo, y yo no podía dejar de pensar en la seguridad de Billie. ¿Osborn intentaría volver a atacar?
La llamé y me dijo que pasarían unos días es la cabaña por si acaso, y que mañana vendría a verme.
Estaba a salvo, por ahora.

Mi teléfono sonó, era Osborn. Contesté la llamada.

-Ven, tenemos un plan.

Y colgó.

Con el corazón en la gargante me dirigí hacia la choza, donde habían dos hombres más.

-Hemos encontrado su escondite. -me dijo Osborn frotándose las manos, mi corazón dió un vuelco. -Mis hombres han estado espiando la casa todo el día y alguien ha entrado y ha vuelto a salir. Los han seguido hasta una cabaña no muy lejos de aquí asi que Judith...

Tragué hondo.

-¿Si? -pregunté con miedo.

-Irás con Daniel a esa cabaña, eres de las mejores que tengo así que te daré el trabajo a ti. -me dijo sentándose en su sofá.

-¿Y qué quieres que hagamos? -pregunté cruzándome de brazos.

-Secuestrareis a su mujer o a su hija, así pagaran y me devolverá el dinero que me ha hecho perder. -dijo, sonriendo de una manera tan malvada que me congeló la sangre.

-Pero Os... ¿no te das cuenta de que si ese hombre abre la boca te pueden meter en la cárcel? -le dije, intentando convencerlo.

-¡No lo hará! El miedo no le dejará hacer eso, pequeña Judith. Aún te queda por aprender. -se levantó del sofá y se acercó a mi. -¿Estás conmigo?

Colocó su mano en mi hombro y me miró fijamente.

-¿Estás conmigo o no? -repitió apretando el agarre en mi hombro. Ahogué un grito de dolor, mi herida recién curada estaba sufriendo.

-Es-estoy contigo. -dije como pude.

Salí de la choza y comencé a correr hacia el bosque, tenía que avisar a Billie lo antes posible porque la noche estaba cayendo, y el plan alomejor se haría hoy.

Maldita sea, no le puede pasar nada malo, no a ella.

Mientras corría y mis piernas dolían, vino a mi mente la imagen de su sonrisa y sus ojos azules, sus hoyuelos, el sonido de su risa.

Mientras corría y mis piernas dolían, vino a mi mente la imagen de su sonrisa y sus ojos azules, sus hoyuelos, el sonido de su risa

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Debo salvarla.

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora